Cauca

Al estilo de cárteles mexicanos, en vías del Cauca aparecen cadáveres con escalofriantes letreros: “Lo matamos por sapo”

Los cadáveres con mensajes intimidantes han comenzado a aparecer con mayor frecuencia en el Cauca, una práctica atribuida a disidencias de las Farc.

22 de julio de 2025, 10:43 p. m.
Violencia en el Cauca | Foto: juan carlos sierra-semana

Una práctica tan violenta como aterradora se está normalizando en las carreteras del departamento del Cauca: cadáveres abandonados con letreros que anuncian su ejecución como advertencia.

“Lo matamos por sapo”, dice el mensaje que acompañaba el cuerpo sin vida de Ilder Hernán Tejada Velasco, hallado este fin de semana en la vía que conecta El Estrecho con el casco urbano de Balboa. Un mensaje directo, brutal y propio del lenguaje de terror utilizado por los cárteles mexicanos.

No es un hecho aislado. En los últimos meses, varios cuerpos han aparecido en diferentes regiones del Cauca con carteles similares, encendiendo las alarmas sobre una nueva forma de violencia e intimidación sistemática. Este patrón coincide con el actuar de las disidencias de las Farc que delinquen en esta región, en particular los frentes Carlos Patiño, en el sur, y Dagoberto Ramos y Jaime Martínez, en el norte. Todos bajo la estructura criminal liderada por alias Iván Mordisco.

La víctima más reciente, Ilder Hernán Tejada Velasco, llevaba más de una semana desaparecido. Según su familia, salió en motocicleta desde Mojarras con destino al corregimiento de El Pilón, donde residía. Días después, su motocicleta fue encontrada abandonada a un costado de la vía Panamericana, en jurisdicción de Mercaderes. Esa pista avivó la preocupación de sus allegados, quienes emprendieron una búsqueda por su cuenta ante el miedo y la lentitud institucional.

Finalmente, su cuerpo fue localizado en una zona conocida como La Nariz del Diablo, sobre la vía terciaria hacia Balboa. A su lado, el letrero escrito a mano confirmaba la ejecución extrajudicial: “Lo matamos por sapo”. Fue su propia familia quien lo recuperó y lo trasladó al casco urbano, donde ahora se realizan las diligencias forenses y judiciales.

El uso de este tipo de mensajes no solo busca intimidar a posibles testigos o informantes, sino también sembrar miedo colectivo en las comunidades rurales que, durante años, han sido atrapadas entre el silencio forzado y la amenaza armada. El estilo —dejar cuerpos con mensajes explícitos— remite a métodos empleados en México por organizaciones como el Cártel de Sinaloa o los Zetas, donde los cadáveres se convierten en “avisos” públicos de control territorial.

En el Cauca, estas ejecuciones suman otra capa de horror a una crisis humanitaria que no da tregua. La presencia de grupos armados ilegales, enfrentamientos constantes, asesinatos selectivos y desplazamientos forzados han hecho del departamento uno de los epicentros de la violencia en Colombia. A esto se suma la creciente ausencia del Estado en varias zonas, lo que permite que estos grupos actúen con total impunidad.

Hasta el momento, las autoridades no han atribuido oficialmente este crimen a un grupo en particular. Sin embargo, en las zonas donde aparecieron cuerpos con letreros similares hay fuerte influencia de las estructuras disidentes que operan bajo el mando de alias Mordisco. Las comunidades, mientras tanto, siguen esperando respuestas, protección y una presencia estatal que vaya más allá de los operativos esporádicos.

Mientras los carteles amenazantes siguen apareciendo junto a cadáveres en las carreteras del Cauca, crece la sensación de que los grupos armados han adoptado prácticas de terror simbólico propias del crimen organizado transnacional, sin que haya una estrategia clara de contención por parte del Estado colombiano.