Valle del Cauca
Alias Robert, señalado capo de Buenaventura, fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad
El hombre estaba recluido en el penal de esa ciudad y, según las autoridades, seguía delinquiendo desde ese lugar.

La gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, anunció este lunes el traslado de alias Robert, señalado cabecilla de la estructura criminal Los Chiquillos, de la cárcel de Buenaventura a un penal de máxima seguridad en otra región del país. De acuerdo con la mandataria, este hombre seguiría delinquiendo desde prisión.
Esta banda criminal que ha entrado en el escenario de inseguridad que afecta a los bonaverenses también tiene los ojos de las autoridades encima. “El señor Robert fue trasladado el mismo día que hicimos el Consejo de Seguridad en Buenaventura el 2 de abril, fue trasladado a La Dorada, Caldas”, aseveró la mandataria al precisar que “hemos venido recibiendo información de inteligencia según la cual desde las cárceles se dirige la estrategia delincuencial para desestabilizar el territorio”.

En este sentido, la mandataria, a través de su cuenta en X, resaltó que “la institucionalidad no se puede dejar hacer la agenda desde las cárceles y por eso, conjuntamente con el Ministerio de Justicia, que es el responsable del manejo carcelario y con la fuerza pública, hemos tomado decisiones contundentes y se han empezado a hacer traslados estratégicos hacia cárceles de máxima seguridad de otras regiones del país”.
Toro además pidió a la comunidad a denunciar y brindar información que permita dar con los delincuentes y criminales que quieren robar la tranquilidad de los bonaverenses. “Se garantizará la seguridad de las personas, algo muy secreto porque necesitamos que la comunidad también se involucre en la recuperación de buenaventura. Tenemos una bolsa de recompensa de hasta $ 200 millones, concluyó.
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¿Qué está pasando en Buenaventura?
La nueva escalada violenta en Buenaventura, que ya deja 50 asesinatos este año, la mayoría de ellos jóvenes, no solo corresponde a una tregua fallida entre Shottas y Espartanos, las principales estructuras delictivas de esa ciudad, sino a una reorganización del crimen que involucra a otros grupos, como las disidencias de las Farc Jaime Martínez, el ELN y el Clan del Golfo. Ese coctel del mal tiene ahora confinados a más de 430.000 habitantes, comercio, universidad y colegios paralizados, y un desconsuelo generalizado en este municipio fantasma.

SEMANA recorrió las calles de Buenaventura y conoció al detalle lo que está pasando en sus barrios y comunas. Shottas y Espartanos ya no tienen el control criminal total. Ambos grupos salieron debilitados del experimento de la mesa sociojurídica con la que el gobierno de Gustavo Petro les dibujó la ilusión de una posible negociación que terminaría con el perdón completo de todos sus delitos.
Mientras Shottas y Espartanos estuvieron en negociaciones, los asesinatos en Buenaventura disminuyeron considerablemente, pero las extorsiones y el narcotráfico se mantuvieron sin tregua. En esa ciudad, hasta los vendedores ambulantes deben pagar el impuesto ilegal a estas estructuras. Sin embargo, en el corazón de las barriadas creció un nuevo grupo: los Chiquillos.
Alias Robert, antiguo lugarteniente de los Shottas, se separó de las negociaciones y fundó los Chiquillos. El número de integrantes creció rápidamente. “A los jóvenes en los barrios les pagan 500.000 pesos, les dan un arma y ya con eso ellos se sienten poderosos”, señaló un líder social de Buenaventura. Con la llegada de esta nueva estructura, el panorama criminal experimentó un revolcón: tanto Shottas como Espartanos quisieron demostrar que aún tienen el control con asesinatos, comunicados y tiroteos esporádicos.