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Barbie Vanessa: las excéntricas publicaciones de la mamá de Lyan con lujoso carro rosado y viajes por el mundo
Angie Bonilla publicaba en Instagram los lujos de su vida diaria. Luego de que SEMANA reveló la trama de dinero y mafia detrás de su familia, la mujer borró todo.

El clamor de la mamá de Lyan Hortúa conmovió al país. Colombia, azotada por el drama del secuestro durante décadas, volvió a vivir ese drama y a sentirlo como propio, tras el plagio del pequeño de 11 años. Angie Bonilla fue la cara más visible de esa tragedia, por la que no debería pasar nadie.
La mujer apareció varias veces ante los medios pidiendo por la libertad de su hijo. En una oportunidad, se quebró en llanto.
“Ha sido muy grande este dolor tan inmenso que no sé descifrar con palabras, esto es la muerte en vida porque es una pérdida de un hijo que no sé en qué condiciones está. Son 16 noches donde las horas se hacen eternas, donde las noches son vastas, donde los días son oscuros; esto es una pesadilla”, dijo entonces.

Luego, el país entero se sumó a su felicidad de tenerlo de vuelta. Este miércoles 21 de mayo, tras esos 19 días de infierno, la familia de Lyan volvió a tenerlo en sus brazos. Bonilla les agradeció a todos los que se sumaron a la causa de la libertad del niño y contó detalles de lo que vivió en cautiverio.
“Tiene sus uñitas muy comiditas, muy nervioso, muy ansioso, está muy asustado, es normal. Es tiempo de abrazar, con amor”, dijo.
Hasta ese momento, la familia había salido, tras la liberación, a asegurar que se habían visto en la obligación de pagar un rescate millonario por el menor que los había dejado endeudados.
Pero no todo era verdad. SEMANA reveló el entramado que existió detrás del plagio del menor, que tenía que ver con un ajuste de cuentas y el pago de una deuda que la familia tendría con los miembros del clan de Diego Rastrojo y que de ningún modo justificó el secuestro del niño.
SEMANA reveló la historia detrás del secuestro de Lyan Hortúa, que dio un giro impresionante. Se trata de una deuda entre narcotraficantes. Los detalles en este video. https://t.co/if1kX8q65f pic.twitter.com/qeBtDprpAP
— Revista Semana (@RevistaSemana) May 22, 2025
La información de las autoridades, sin embargo, dejó ver que el papel de Angie Bonilla era mucho más complejo de lo que el país conocía.
Según le contaron fuentes de la Policía a SEMANA, la mujer habría sido testaferro del capo y este creía que le debía una plata. La suma de la que se habla en la investigación es de 37.000 millones de pesos.
El papá biológico de Lyan, José Leonardo Hortúa, había sido miembro del clan de Rastrojo y muchos lo consideraban uno de sus herederos. Lo conocían como alias Mascota o incluso con un apodo mucho más terrorífico, el Mochacabezas.
Los medios de la época narran cómo, para conservar su poder, desencadenó “toda una ola de violencia en la región, en donde las víctimas eran decapitadas y desmembradas por la guerra entre los mismos Rastrojos”.
Hortúa fue capturado en 2010 y dejado en libertad en 2012. Pero un año más tarde fue asesinado a tiros cuando estaba en una clínica odontológica. Con la muerte de su pareja y la extradición de Diego Rastrojo, Angie habría quedado con esos bienes que había guardado a su nombre. Y el capo buscaba recuperarlos.
Según le dijeron las autoridades a SEMANA, los narcos les pidieron a las disidencias realizar el secuestro que, en un principio, pretendía tomar cautiva a la mamá de Lyan o a su padrastro, un hombre que maneja un negocio de joyas. Pero como no los encontraron en casa, se llevaron al niño.
SEMANA, que tenía esta información desde antes de la liberación del menor y que se abstuvo de publicarla mientras la vida del niño estuviera en riesgo, había revisado la cuenta de Instagram de Angie Bonilla.

La mujer es una influencer con más de 132 mil seguidores en Instagram. En esa red social, ella se hace llamar Barbie Vanessa. “Me llaman Barbie Vanessa, pero no porque me crea muñeca”, decía.
Allí, la mujer publicaba constantemente sus lujos. Uno de los más llamativos es un convertible rosado, el mismo color que usa la icónica muñeca de Mattel. En varias fotos aparece con una sudadera rosada que deja ver su esbelto cuerpo.

En otra publicación de la cuenta del cuñado de Bonilla, este aparece haciéndole una broma. El hombre sale pintándole de rosado una camioneta y pegándole stickers de la Barbie. “Me dañaron el carro. Ay, marica, piquiña”, se queja ella cuando ve el carro, pero se deja grabar sin reparos.

La mujer también publicaba detalles de todos sus viajes por el mundo y exhibía lujosas joyas en cada una de las fotos. Aparece en las playas de Aruba en bikini al lado de flamingos y en diferentes viajes por Europa.
Uno de ellos fue a la Costa Azul francesa, en donde viajó con su familia desde Niza hasta Mónaco. En su viaje a París exhibe un enorme anillo de diamantes, mientras hace un crucero por el Sena. También tiene retratos de momentos felices en Italia, en Venecia y en Roma. Apenas SEMANA publicó la historia detrás del plagio, Bonilla borró todas sus publicaciones.
Nada en la vida de Angie Bonilla ni de su familia puede justificar un crimen tan macabro como el secuestro de un niño, pero cada vez queda más claro que al relato de la familia le faltaba un capítulo enorme.