Valle del Cauca
Cali responde a la violencia con árboles: concejal entregará 1.000 guayacanes como símbolo de paz
“Aquí no se protesta, aquí se siembra vida”, dice el concejal Flower Rojas, quien lideró una jornada simbólica este miércoles en la Plazoleta Jairo Varela.

En medio de un clima de creciente tensión nacional, Cali alzó la voz desde la esperanza. Este miércoles, 18 de junio, desde las 7:00 a. m., la Plazoleta Jairo Varela fue escenario de una movilización ciudadana sin pancartas ni arengas: una siembra masiva de árboles como acto simbólico de paz.
El concejal Flower Rojas, promotor de la iniciativa, entregó gratuitamente mil árboles de guayacán a decenas de ciudadanos que acudieron al llamado para plantarlos en sus hogares, barrios o instituciones.
“Este no fue un acto de protesta. Fue un acto de esperanza. Porque mientras otros siembran miedo, nosotros sembramos vida”, manifestó durante la actividad.
La jornada, que llevó por lema “En Cali no se protesta: se siembra la vida”, propuso una forma distinta de responder a la crisis nacional, apelando a la conciencia ambiental y al poder transformador de los gestos ciudadanos.
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La iniciativa no solo tuvo un sentido simbólico. Cali enfrenta una grave crisis ambiental por la escasa cobertura arbórea. Según cifras del Dagma, la ciudad cuenta con apenas 382 655 árboles urbanos, muy por debajo del mínimo ideal de 800 000.
Eso se traduce en un promedio de un árbol por cada seis habitantes, cuando la meta recomendada es uno por cada tres. Zonas como la Comuna 13 presentan índices aún más críticos: apenas 0,07 árboles por persona.
“El deterioro verde de Cali es alarmante. Sembrar un árbol hoy no es un acto ornamental, es un acto urgente. Es también exigir justicia ambiental”, advirtió Rojas, quien insistió en que este tipo de acciones deben replicarse en toda la ciudad.
Cali floreció
Los asistentes a la jornada registraron sus siembras como parte de una red ciudadana por la vida. La actividad fue abierta y contó con la participación de estudiantes, organizaciones barriales y colectivos ambientales.
Más allá de lo ambiental, la entrega de los guayacanes se convirtió en una declaración simbólica de resistencia y futuro en una ciudad marcada por ciclos de violencia y exclusión.
“Que Cali florezca fue nuestra forma de decir: no nos rendimos. Esta ciudad no se deja quebrar por la violencia, ni por la indiferencia. Aquí sembramos futuro”, concluyó Flower Rojas.