“Debería existir la pena de muerte”: habla por primera vez la madre de Michel Dayana, víctima de Harold Echeverry en Cali

El feminicidio de Michel Dayana González, de 15 años, ocurrió el pasado 7 de diciembre en el barrio San Judas de Cali, en plena celebración del Día de las Velitas. El responsable de este horrendo crimen fue identificado como Harold Andrés Echeverry, el vigilante del taller donde fue desmembrada.

Luego de ser reconocido por una mujer que avisó a las autoridades, la captura de Echeverry se efectuó el pasado 11 de diciembre en Villavicencio, ciudad hasta la que llegó para esconderse. El hecho que haya admitido su culpa por feminicidio agravado y hurto calificado llevó a que Paola Sierra, la madre de Michel Dayana, se dirigiera por primera vez a los medios de comunicación en una entrevista con Tu Barco.

En medio del dolor, la afligida madre hizo un llamado a Echeverry buscando respuestas sobre los detalles del fatídico hecho: “Quiero saber qué pasó de aquí para allá (dentro del taller), cómo él la pudo reducir, cómo comenzó todo, porque ella tuvo mucho sufrimiento. Quisiera tenerlo de frente y decirle eso. Quiero que me diga todo lo que pasó con mi hija, cómo pudiste ser capaz”.

Entre lágrimas, Paola Sierra dijo: “Dayana era una niña grande, maciza, luchó con él, porque él tiene un golpe en la cara, está todo arañado, a él no le fue fácil con ella. Quiero saber por qué la necesidad de violarla, matarla”.

En relación con la posibilidad de que la tragedia pudiera haberse evitado, Sierra reveló que, en medio del incidente, algunos vecinos aseguraron haber escuchado gritos y ruidos, y que una vecina instó a su esposo a llamar a las autoridades.

“Hay vecinos que escucharon, que los gritos, que se escucharon ruidos. Incluso, una vecina le dijo a su marido que llamara, no llamó. Si hubieran actuado a tiempo, esto no hubiera pasado”, contó la madre.

Sobre el acoso que sufrieron su hija y otras jóvenes del vecindario, Sierra mencionó que Harold Echeverry solía frecuentar la tienda local, ofreciendo golosinas y esperando a las niñas.

“Se sentaba, comenzaba a darles mecato, a darles dulces, ofrecerles cosas. Se ponía a esperar a las niñas, a mirarlas. Ese día, Dayana salió a comprar unos dulces, él esperó a que ella pasara y pasó lo que pasó”, agregó.

“Su intención era tirarla como un perro”

Para la madre, esto que sucedió “también es culpa del Estado”, pues el secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Jimmy Dranguet, reveló que, al parecer, Michel Dayana no habría sido la única víctima, dado que ante las autoridades competentes habría más denuncias instauradas contra Echeverry.

“Nuestro equipo y la Fiscalía están averiguando los detalles de este proceso, pero inicialmente es contra menores de edad y menores de 14 años. Según lo que hemos revisado en las bases de datos, él tuvo una condena por acceso carnaval abusivo y por eso cualquier persona que se sienta víctima de ese sujeto debe acercarse a la Fiscalía y denunciarlo”, informó el funcionario.

La madre afirmó que el feminicida tenía todo preparado: “Sabía qué iba a hacer”, ya que las cámaras de vigilancia fueron saboteadas: “Él sabía lo que iba a hacer. La intención era violarla, matarla y después tirarla como un perro a la calle, por eso todo lo quitó (las cámaras resultaron dañadas)”.

Al recordar la fatídica Noche de Velitas, Paola Sierra no pudo contener las lágrimas.

“No es fácil hablar sobre esto, decir todas las cosas tan atroces, es algo que me tortura cada día. Es algo que no me deja tranquila”, aseguró.

La mujer expresó que la captura de Harold Andrés Echeverry no aliviará el dolor, y que el vacío dejado por su hija persistirá independientemente del destino del agresor.

“Si le soy sincera, para mí, no es un consuelo que lo hayan cogido. Sí, se va a hacer justicia por ella, pero ese desgraciado ni siquiera que se muera nos va a quitar este dolor que tenemos. Me gustaría que le hicieran sentir todo lo que ella sintió, merece sufrir”, añadió.

Y agregó: “Debería existir la pena de muerte, hay casos en los que debería existir la pena de muerte, como estos. No se merece el aire que respira”.