Valle del Cauca

Fiscalía reconstruye el rostro de una mujer asesinada por los paramilitares: hallaron sus restos 23 años después en Palmira

De estar viva, la mujer tendría entre 45 y 50 años de edad.

27 de junio de 2025, 5:17 p. m.
FISCALÍA RECONSTRUYE MORFOLÓGICAMENTE EL ROSTRO DE UNA
VÍCTIMA DE LAS AUC
La Fiscalía reconstruye morfológicamente el rostro de una víctima de las AUC. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA / SEMANA

La Fiscalía General de la Nación presentó una reconstrucción morfológica tridimensional del rostro de una mujer víctima de desaparición forzada atribuida al Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), con el objetivo de facilitar su identificación plena por parte de familiares o personas cercanas.

Según informó el ente investigador, la víctima fue vista con vida por última vez en el año 2002, cuando se encontraba en una finca de la vereda El Arenillo, corregimiento La Buitrera, en el municipio de Palmira (Valle del Cauca). En ese sitio, investigadores del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) exhumaron restos óseos que podrían corresponder a la mujer desaparecida.

De acuerdo con el análisis forense, se trataría de una persona mestiza con rasgos mongoloides, de entre 25 y 30 años de edad al momento de su muerte, que medía aproximadamente 1,53 metros de estatura. Como rasgo particular, presentaba tratamiento de ortodoncia con brackets en el maxilar superior. De estar viva hoy, tendría entre 45 y 50 años.

Junto a los restos, las autoridades hallaron un inhalador azul y un par de medias de hilo con rayas claras y oscuras, elementos que podrían ayudar en la identificación.

La Fiscalía hizo un llamado a quienes crean reconocerla a acudir a las instalaciones de Justicia Transicional, ubicadas en el edificio Conquistadores de Cali, avenida Roosevelt 38-32, piso 1, oficina Grube, para aportar información que permita esclarecer su identidad.

La búsqueda de la verdad en Palmira

El aire de las diez de la mañana en el cementerio central de Palmira todavía huele a jazmín. Pero a 30 metros, en el pabellón de los olvidados, el aire cambia; se vuelve pesado, agrio. En ese espacio de apenas 160 metros cuadrados —y otros 60 aledaños— han aparecido 62 esqueletos desde septiembre pasado. Son los primeros hallados entre los 676 que, según la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), podrían yacer anónimos en este camposanto municipal.

El antropólogo Daniel Felipe Guerra Bigoya se arrodilla junto a la zanja recién abierta y hace la señal con los dedos para detener la excavación: “Aquí todo es muy frágil —explica—. El subregistro de información y el exceso de uso del suelo fueron las dos primeras lápidas que recibieron a estas víctimas”. Entre 1990 y 2010, asegura, “el patio se convirtió en el depósito de los que no tenían nombre ni doliente”.

Esos restos sin dolientes son también una pregunta que atormenta a Colombia desde hace décadas: ¿dónde están los desaparecidos? La respuesta crece en número cada año. La actualización más reciente de la UBPD eleva a 126.895 las personas reportadas como desaparecidas en el contexto del conflicto armado colombiano, un universo que no cabe en ninguna fosa ni en ningún duelo familiar.