Violencia
Las otras grandes fosas comunes en Colombia de las que nadie habla: hay miles de desaparecidos víctimas de todos los actores armados
Mientras el debate y los focos se concentran en La Escombrera, en el país hay más de 10.000 sitios donde buscan restos de desaparecidos.
Las huellas del conflicto armado en Colombia, que involucra a actores como las Farc, el ELN, el M-19, el EPL, las AUC, agentes del Estado y muchos otros, están en todas partes: cementerios, aljibes, basureros, cascadas de caída libre, terrenos llanos e incluso manglares, donde la Unidad de Búsqueda de Personas dadas como Desaparecidas (UBPD) adelanta exploraciones para desenterrar cuerpos de colombianos víctimas de uno de los periodos más oscuros y violentos del país.
Mientras los ojos –y el debate público– están puestos en La Escombrera, Comuna 13 de Medellín, donde hay denuncias de aproximadamente 500 desaparecidos, a lo largo y ancho del país hay otros lugares con cargas de búsqueda iguales o superiores a este icónico sector.
Por ejemplo, solo en el cementerio de Cúcuta se han realizado 14 fases de intervención que han permitido la recuperación de restos óseos de 300 personas desaparecidas entre 1970 y 2016. Otro de los puntos de mayor interés –y complejidad– está en el sector El Estero, San Antonio, Pacífico colombiano, donde se realiza una búsqueda subacuática, algo inédito.
“Allí buscamos a unas 300 personas, enfrentando desafíos como mareas y condiciones marítimas. También hemos trabajado en hornos crematorios en la frontera con Venezuela y en escenarios complejos como aljibes, ríos y lagos. En el Cauca, nuestras búsquedas incluyen un importante componente étnico-territorial, especialmente en colaboración con comunidades indígenas en territorios sagrados. A pesar del conflicto en la región, hemos recuperado cuerpos en lugares como Argelia y otros territorios”, especifica la directora de la UBPD, Luz Janeth Forero Martínez.
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Algunos de estos restos ya fueron entregados a sus familias, mientras otros están en proceso de identificación. Forero Martínez reconoce que es imposible saber cuál es la fosa común más grande de Colombia. “Me molesta, tengo que confesarlo, cuando hablan de La Escombrera como la fosa común más grande de Colombia, porque eso es muy difícil de decir o afirmar con semejante precisión”.
Lo que sí se puede decir con claridad es que, de acuerdo con el Registro Nacional de Fosas, hay más de 10.000 sitios de interés forense en el país. Dichos lugares pueden ser una mina, un pozo, un aljibe o un cementerio, entre muchos otros.
“De esos más de 10.000 sitios, ya hemos intervenido 1.000, y en 600 de ellos hemos confirmado que efectivamente son sitios de interés forense con cuerpos. Sin embargo, en otros sitios, a pesar de la información y triangulación de fuentes, no encontramos nada. Esto puede deberse a que el sitio ha cambiado, ha sido intervenido previamente o afectado por desastres naturales o actividades económicas extractivas que alteran el territorio”, cuenta la alta funcionaria.
Frente a las posibles fosas urbanas, en el registro hay 61 sitios de interés, distribuidos principalmente en departamentos como Cesar (14), Caquetá (7), Antioquia (5) y Cundinamarca (6). Mientras que en áreas rurales, al 31 de diciembre de 2024, se han confirmado 147 sitios de disposición de cuerpos que califican como fosas. “Todo lo que intervenimos está relacionado con el conflicto armado, es decir, hechos ocurridos antes del 1 de diciembre de 2016. La temporalidad es variable, con desapariciones desde los años sesenta, setenta y, sobre todo, las grandes concentraciones de los ochenta, noventa y principios de este siglo”, recalca la directora.
La Unidad de Búsqueda ha recuperado más de 2.000 cuerpos y entregado dignamente 418, con corte al 31 de diciembre del año pasado. Es importante señalar que la identificación no siempre depende de la genética; hay características particulares, como prótesis o intervenciones médicas, que permiten identificar a las personas sin necesidad de pruebas de ADN.
“También es relevante la participación de las familias en el proceso. Muchas veces, las víctimas reconocen a sus seres queridos, incluso en condiciones muy difíciles. Este proceso no solo es técnico-científico, sino también humanitario, ya que integra múltiples evidencias y el aporte de las familias en cada etapa de la búsqueda”, precisa Forero Martínez.
Las otras fosas
Los principales focos de investigación de personas desaparecidas son los cementerios. Actualmente, se han intervenido 80 de estos lugares en todo el país.
“En este país hay cementerios legales e ilegales. Existen cementerios administrativos, públicos, privados, de las curias y de las iglesias, pero también otros que no están formalmente registrados. Hemos intervenido 84 cementerios. Algunas intervenciones son extremadamente complejas. Por ejemplo, el cementerio de Rionegro, que reflejó la violencia del oriente antioqueño. En la primera fase recuperamos más de 140 cuerpos, muchos de ellos identificados y entregados a sus familias. Usamos metodologías innovadoras, como la verificación de información in situ, lo que nos permite cotejar hallazgos con datos previos y tener alta probabilidad de identificación”, explica la directora de la Unidad de Búsqueda.
Otro de los hallazgos significativos está en los cementerios San Bonifacio, de Neiva; Manga, en Cartagena; El Copey, que fue objeto de una medida cautelar, y San Juan del Cesar. También están intervenidos los camposantos en Tumaco, Buenaventura y Palmira. “En cada intervención hay distintas escalas. En algunos casos buscamos en bóvedas comunes o fosas específicas, recuperando cuerpos para su identificación”.
¿Por qué es importante La Escombrera?
Forero Martínez dice, sin titubeos, que la búsqueda en La Escombrera es una de las más complejas jamás realizadas en Colombia por la cantidad de tierra para remover, así como por su extensión.
“Ese lugar es de una altísima complejidad. Allí buscamos a más de 500 personas, parte del universo de búsqueda en el Plan Regional de Medellín, que abarca a unas 6.000 personas desaparecidas. La Escombrera demuestra que, a pesar de las dificultades, cumplimos nuestro mandato humanitario. Hemos usado tecnología avanzada, como análisis geotécnicos y estratigráficos, para explorar 6.000 metros cuadrados de terreno”, agrega.
Para muchos, La Escombrera pasó de ser un hito en la búsqueda y recuperación de restos de personas desaparecidas en Colombia a un escenario de uso político con miras a las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales. El presidente Gustavo Petro, hábilmente, ha tratado de sacar réditos con ataques al exmandatario Álvaro Uribe, a quien acusa indirectamente de la desaparición de cientos de personas durante la operación Orión, hecho que aún no está demostrado.
“Aquí estamos hablando de una disposición de cuerpos que ocurrió hace más de 20 años, alrededor de 2002 o 2004, con eventos relacionados con la operación Orión.
Sin embargo, hay restos que pueden remontarse a los años ochenta o noventa. Determinar la antigüedad de los cuerpos es difícil y depende del análisis forense, incluyendo elementos como tratamientos dentales antiguos o incluso basura encontrada en los sitios, que puede ofrecer pistas sobre la temporalidad”, precisa la experta Forero Martínez.
De igual manera, señala: “Por ejemplo, tenemos un registro de una persona desaparecida en 1975. Pero eso no significa que esa persona esté allí; podría estar en cualquier otro lugar. Muchos desaparecidos de la Comuna 13 no están en La Escombrera, ya que era una zona de tránsito”.
Mientras el rifirrafe se centra en este lugar, las huellas del conflicto que involucra a todos los actores armados esperan tener el mismo cubrimiento mediático y reproche social que el de La Escombrera.