Violencia
¿Por qué están aumentando los asesinatos en Cali, Medellín y Barranquilla? Las hipótesis generan alarma
Cali, Medellín y Barranquilla tienen un repunte en sus cifras de asesinatos. Todo indica que en esas ciudades hay un fortalecimiento de bandas criminales, muchas de las cuales, están en negociaciones con el Gobierno Petro.

En las principales ciudades del país hay preocupación por el aumento de homicidios en comparación con el año anterior. Hay distintas hipótesis de lo que puede estar generando este repunte en las cifras de criminalidad, pero las más claras para explicar este fenómeno llegan al mismo punto: existe un fortalecimiento de bandas criminales y eso ha llevado a disputas internas que tienen como objetivo la reorganización del panorama ilícito.
En Cali, por ejemplo, la ciudad con mayor índice de homicidio del país, han ocurrido –desde el 1.° de enero al 10 de julio de 2025– 518 asesinatos. En ningún lugar del país mataron a tanta gente como en la capital del Valle. El año pasado, esa medición arrojó 451 casos, 67 menos. ¿Por qué el repunte de homicidios?
La explicación de especialistas contactados por SEMANA es que en la ciudad hay presencia de varias estructuras armadas que tienen su centro de operaciones en otro lugar. Uno de los casos más dicientes es la existencia del frente urbano Manuel Cepeda Vargas, de las disidencias de Iván Mordisco, que ya tiene asiento en las comunas 5, 21, 18 y 20.

Esto ha generado enfrentamientos con bandas delincuenciales locales, así como con reductos de Los Shottas, de Buenaventura, que también buscan abrirse camino en la capital del Valle. Todo este coctel criminal se traduce en asesinatos selectivos y, por ende, en un aumento de las cifras de criminalidad.
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En cuanto a Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, tiene números menos preocupantes que los de Cali, aunque no todo es positivo.
A esa caída en la cifra de personas asesinadas, que según el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia de Medellín (Sisc) viene desde 2018 (durante la primera Alcaldía de Federico Gutiérrez) con 26,16 homicidios por cada cien mil habitantes hasta ubicarse en 12,18 en 2024 y con una proyección de 12,6 este 2025, le aparece una preocupación.

La guerra de Douglas
Una vendetta, de la que el mismo alcalde Gutiérrez ha hablado, se da en la zona nororiental de la ciudad: una lucha intestina entre miembros de la Terraza, otrora brazo sicarial más fuerte de la Oficina, de los paramilitares. Tras el asesinato de Adiel Fabián Covaleda Guzmán el 19 de mayo, el mandatario medellinense dijo: “Era un histórico jefe y cabecilla de la estructura criminal GDO San Pablo, perteneciente a la Terraza. Fue un ajuste interno de cuentas, es lo que tiene inteligencia”.
Al crimen de Adiel se había sumado días antes el de otro de los pesados de la Terraza, alias Conspire. La pregunta que los paisas se hacen es: ¿qué está pasando en esa banda que tiene amplio poder en las comuna 3-Manrique, 1-Popular y 4-Aranjuez, donde la cifra de asesinatos aumentó?
“A Douglas se le está yendo de las manos el poder en la Terraza”, dijeron fuentes consultadas por SEMANA. Douglas, cuyo verdadero nombre es José Leonardo Muñoz Martínez, aparece en registros judiciales como el hombre más fuerte de la Terraza, tras la extradición del exjefe paramilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna, hoy preso en una cárcel de Estados Unidos.

El jefe delincuencial forma parte hoy de la Mesa de Paz Urbana, que trata de buscar beneficios como la libertad con el Gobierno de Gustavo Petro a cambio de cesar algunas actividades delincuenciales, como la extorsión.
Al conocer de varios beneficios a los que podría tener acceso por cuenta de esa participación, como los otorgados en el polémico artículo 19 de la Ley 2466 de 2025 (que surgió del proyecto de reforma laboral), que le permitiría redención de 20 días de prisión por 30 días de trabajo, aseguraron fuentes a SEMANA, Douglas comenzó a reclamar algunas propiedades a sus subalternos.
“Pero se le torcieron. Por eso mataron a Adiel, por eso mataron a Conspire, por eso subieron los homicidios en la nororiental. Es que ellos dicen que son los que están en la calle guerreando, algo les debe tocar”, le dijo una fuente a SEMANA.
En esas tres comunas es donde se centra el poder de la Terraza. Esas zonas cuentan con algo más de 400.000 habitantes. En lo que va de 2025 han sido asesinadas 42 personas, lo que las hace tres de las cuatro comunas con más homicidios en la ciudad. El temor de algunos expertos es que esa serie de crímenes se extiendan a otras zonas de Colombia, como el Eje Cafetero, Bogotá y la Costa Caribe, donde Douglas aún tiene poder.

De hecho, uno de los operativos más grandes en los años recientes contra este jefe delincuencial, hoy con una de las voces más fuertes en la Mesa de Paz Urbana, se dio en junio en Medellín y Armenia; una operación contra el lavado de activos en la banda La Terraza –a gente cercana Douglas– por un monto estimado de 1,4 millones de dólares.
¿Y en Barranquilla?
Los homicidios en Barranquilla en lo corrido de este año son 222, cinco casos más que en 2024. Expertos advierten que la violencia en esa ciudad y el Atlántico obedece a una guerra territorial entre bandas como Los Costeños, Los Pepes y el Clan del Golfo. “El fenómeno no es coyuntural. Es estructural y está relacionado con disputas territoriales entre bandas que operan con total impunidad en muchas zonas”, afirmó Alejandro Blanco, profesor universitario y especialista en conflictividad urbana.
La situación ha llevado a que, en algunos sectores, grupos ilegales impongan sus propias normas, ejerzan justicia por mano propia y establezcan toques de queda. Aunque la Policía ha hecho esfuerzos visibles –como inversiones por más de 23.000 millones de pesos en tecnología y operativos constantes–, la percepción de inseguridad ciudadana no ha disminuido.
“La acción institucional es insuficiente. La ciudadanía no ve resultados sostenibles, y preocupa que el Concejo de Barranquilla no esté ejerciendo un control político riguroso. Incluso la Secretaría de Seguridad, prometida en campaña, sigue sin materializarse”, agregó Blanco.
Luis Fernando Trejos, profesor e investigador de la Universidad del Norte, coincide en que el origen de la violencia está en la confrontación entre organizaciones criminales.

“Los Costeños y Los Pepes se disputan el territorio, con el Clan del Golfo actuando como un tercero que a veces se alía con uno u otro”, explicó. Según el académico, entre febrero y mayo de este año los homicidios disminuyeron en Barranquilla, pero aumentaron en municipios vecinos por el llamado “efecto globo”, donde la presión policial en un lugar traslada el crimen a zonas con menos capacidad institucional.
Sin embargo, en junio la violencia repuntó drásticamente en la ciudad, hecho que Trejos relaciona con el atentado contra Digno Palomino en la cárcel de La Dorada. “Esa agresión pudo haber desatado una cadena de retaliaciones, como la masacre de la familia de alias Otón en Soledad, presuntamente ordenada por Palomino”, indicó.
La reciente discusión pública sobre posibles procesos de diálogo con estos grupos, impulsada desde sectores del Gobierno nacional, ha añadido tensión al escenario. Según Trejos, organizaciones como Los Costeños buscan ahora una transformación de imagen, presentándose como actores sociales con fines políticos para abrir la puerta a eventuales mesas de diálogo.
“Lo que buscan es alejarse del estigma criminal y empezar a operar como estructuras sociojurídicas, algo que ya hemos visto en otros contextos del país”, señaló.

No obstante, el futuro inmediato dependerá de la postura del Gobierno frente a estas iniciativas de diálogo. En otros casos, la apertura de estas conversaciones ha estado acompañada de treguas que, eventualmente, logran contener temporalmente la violencia.
Mientras tanto, Barranquilla sigue enfrentando una realidad cruda: bandas armadas que no solo matan, sino que también ofrecen protección, financian fiestas y hasta intervienen en disputas familiares. Como concluye el profesor Blanco, “más policías no serán suficientes. Se necesita una política social robusta, presencia institucional real y una apuesta decidida por recomponer el tejido social”.