Catatumbo

Asesinaron a Pedro Nel Angarita, el octavo firmante de paz muerto en medio de la guerra en el Catatumbo

Los hechos se registraron cuando recogía basura en el barrio San Antonio, de Teorama.

22 de enero de 2025, 12:14 a. m.
Angarita Ascanio, quien también se desempeñaba como vicepresidente de la Cooperativa Multiactiva de Reincorporación y Paz (REINCORPAZ)
Angarita Ascanio, quien también se desempeñaba como vicepresidente de la Cooperativa Multiactiva de Reincorporación y Paz (REINCORPAZ). | Foto: Tomada de redes sociales - Montaje SEMANA

Pedro Nel Angarita Ascanio, firmante de los Acuerdos de Paz de 2016, fue asesinado este 21 de enero en el municipio de Teorama, Norte de Santander, en medio del conflicto armado que se ha desatado entre en el ELN y las disidencias de las Farc en la subregión del Catatumbo.

Angarita formó parte del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) El Negro Eliécer Gaitán, en Caño Indio, Tibú, y llevaba a cabo su proceso de reincorporación en Teorama. Fue atacado por hombres armados mientras realizaba labores de recolección de basura en el barrio San Antonio.

Angarita Ascanio, quien también se desempeñaba como vicepresidente de la Cooperativa Multiactiva de Reincorporación y Paz (Reincorpaz), es el octavo firmante de paz asesinado en la región del Catatumbo, una zona azotada por el conflicto armado y la violencia entre grupos ilegales.

Su asesinato pone de manifiesto la creciente violencia que enfrentan los excombatientes de los Acuerdos de Paz, especialmente en regiones como el Catatumbo, donde la presencia de grupos armados y el narcotráfico sigue siendo una amenaza constante para quienes decidieron abandonar las armas y contribuir a la construcción de la paz en Colombia.

La noticia del asesinato de Angarita ha generado consternación entre las organizaciones que apoyan el proceso de reincorporación, así como en las comunidades que luchan por la paz en la región.

Por su parte, las autoridades locales y nacionales han expresado su compromiso de investigar el crimen y garantizar la seguridad de los excombatientes que aún se encuentran en la zona del Catatumbo.

Sin embargo, el asesinato de Angarita resalta las dificultades que aún enfrentan los firmantes de los Acuerdos de Paz para completar su proceso de reincorporación en un contexto de violencia persistente.

Personas desplazadas por recientes enfrentamientos entre grupos armados abordan canoas para cruzar el río Tarra, que divide a Colombia y Venezuela, en Tibú, departamento de Norte de Santander, Colombia, el 19 de enero de 2025. Un nuevo brote de violencia guerrillera en medio de un proceso de paz tambaleante en Colombia, plagada de conflictos, ha dejado más de 80 personas muertas en poco más de tres días, informaron funcionarios el domingo. El grupo armado Ejército de Liberación Nacional (ELN) lanzó el jueves pasado un asalto en la nororiental región del Catatumbo contra una formación rival compuesta por exmiembros de la extinta guerrilla de las FARC que siguió luchando luego de que ésta se desarmó en 2017. (Foto de Schneyder Mendoza /AFP)
Personas desplazadas por recientes enfrentamientos entre grupos armados abordan canoas para cruzar el río Tarra, que divide a Colombia y Venezuela, en Tibú, departamento de Norte de Santander. | Foto: AFP

Por otro lado, el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) emitió una alerta sobre la grave situación que se está viviendo en la región del Catatumbo, la cual ha desencadenado una crisis humanitaria de gran magnitud.

Así mismo, la Defensoría del Pueblo expresó su preocupación por el posible incremento del desplazamiento masivo en la zona, que ya afecta a más de 20.000 personas hasta el momento.