Nación
Guerra en el Catatumbo desplaza a 32.000 personas: impactantes testimonios de familias que esquivaron la muerte
El ELN y las disidencias de las Farc causan grave emergencia humanitaria en el Catatumbo. Cientos de personas están llegando a las zonas urbanas.
Los combates que sostienen las disidencias de las Farc con la guerrilla del ELN en el Catatumbo, Norte de Santander, obligó a 32.000 personas a abandonar sus casas. Entre las víctimas hay menores de edad, mujeres embarazadas y adultos mayores que buscan un refugio en los municipios de Ocaña, Tibú y Cúcuta. Detrás del desplazamiento masivo más grande de la década hay estremecedoras historias. SEMANA llegó a la región.
Después de estar encerrados un día bajo la sombra de las balas, Jorge Adrián Rolón dejó su finca junto a sus parientes para estar a salvo de las intimidaciones de los grupos armados y el poco dinero que cargaban en los bolsillos lo gastaron en el escape a bordo de motocicletas, donde un cupo cuesta entre 60.000 y 80.000 pesos desde el Catatumbo hasta la capital del departamento.
“Es tremendo salir así, de un momento a otro, y dejar todo en la casa botado, los animales, las cosas de uno, salir sin ropa y salir con lo que uno puede echar en el bolso. La orden es no moverse y estar encerrado. Uno, por el miedo, le toca a uno, obligado, huir del peligro. (Los vecinos quedaron) esperando un aviso para salir, gente que los pueda sacar”, agregó el habitante del municipio de Tibú.
Esa angustia fue confirmada por Delia Sandoval, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Puerto Las Palmas, quien reconoció que 200 personas de su vereda tuvieron que empacar las pertenencias en una mochila y correr por el temor de caer en la confrontación armada. Durante varias horas escucharon disparos y la zozobra los empujó a las calles, donde claman por comida y un sitio para descansar.
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“La situación que estamos viviendo es muy compleja. Nos sentimos con mucho miedo. El miedo de nosotros es que el uno nos dice una cosa, el otro nos dice otra cosa. En sí, no sabemos ni qué es lo que está pasando en nuestro Catatumbo. Hoy en nuestra vereda se vive en una soledad total. Hubo niños que les tocó salir solos. Nosotros estamos perdiendo todo en el momento, animales, todo”, dijo la líder.
El eco de las balas también llegó a la finca de Víctor Manuel Contreras, quien soportó el estruendo de los disparos durante 72 horas y decidió abandonar su tierra como última opción. Él solo pudo respirar tranquilo cuando se aproximó a Cúcuta, donde han arribado más de 15.000 ciudadanos en los últimos cuatro días, según el reporte suministrado este martes por la defensora del Pueblo, Iris Marín.
Informe sobre situación del Catatumbo.
— Defensoría del Pueblo (@DefensoriaCol) January 22, 2025
- A la fecha se reportan al menos 32.000 personas desplazadas, que en su mayoría ha llegado a Cúcuta (15.086), Ocaña (11.503) y Tibú (5.300).
- Hoy la Defensoría del Pueblo adelantó 3 misiones humanitarias, junto con la Iglesia Católica,… pic.twitter.com/7dBAxl9mgv
“Ya tenía tres días encerrado en la casa y me vine para Cúcuta, no puede uno salir. El miedo lo acosa a uno. Yo me voy para Cúcuta, yo no aguanto más. ¿Qué espera uno allá? No puede salir uno a trabajar. En la noche usted lo que escucha es plomo. Supuestamente que hay Ejército, usted no consigue ni un soldado por el camino”, agregó el hombre cuando abandonaba el municipio de Tibú.
Ellos monitorean la crisis de su región a través de redes sociales. En sus galerías de fotos hay estremecedoras escenas: cadáveres de conocidos regados en las carreteras, cuerpos consumidos por animales y restos calcinados por el sol; el punto en común de los fallecidos, además de su aparente temprana edad, son los uniformes del frente 33 de las disidencias de las Farc.
Ahora bien, la versión que toma fuerza entre los campesinos es que todo estalló por problemas económicos entre los cabecillas primarios de ambas estructuras delincuenciales, quienes se sostienen con el tráfico de cocaína a gran escala. Mientras que la fuerza pública, además de las diferencias por dinero, suma la posibilidad de un incumplimiento de acuerdos.