Nación
Horror en el Catatumbo: confirman 86 asesinatos, 57.000 desplazados y 19.000 confinados
Se cumplen dos meses de las confrontaciones de los grupos armados en la región del Catatumbo. Los muertos se siguen contando y persisten los confinamientos.

Se cumplen dos meses de las confrontaciones entre la guerrilla del ELN y el frente 33 de las disidencias de las Farc en el Catatumbo. Pese a la presencia de las Fuerzas Militares, las confrontaciones no han parado y la población civil está en medio de las balas.
En el informe más reciente de la Gobernación de Norte de Santander se confirmó el homicidio de 86 personas en el marco de la guerra por el control territorial y el narcotráfico. Entre las víctimas hay siete firmantes de paz, tres líderes sociales, cuatro menores de edad y 72 particulares.
El drama que viven los campesinos también se traduce en desplazamientos y confinamientos. De acuerdo con las autoridades, 57.318 ciudadanos tuvieron que abandonar sus predios y 19.488 siguen encerrados en sus residencias por el temor de caer en el conflicto.
Dieciocho sujetos han resultado heridos y hay seis excombatientes desaparecidos. En cuanto a las entregas voluntarias de combatientes, se tiene información del sometimiento de 127 integrantes del frente 33, tres desmovilizados del ELN y 27 menores de edad recuperados.
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¿Qué pasa en el Catatumbo?
Las confrontaciones en el Catatumbo iniciaron el 16 de enero, luego de la masacre de una familia a manos de las disidencias de las Farc que, presuntamente, tenía cierta cercanía con el ELN. Ese episodio detonó la guerra que ya ajusta dos meses y un número indeterminado de muertos.
El ataque armado no fue fortuito. Las investigaciones de las Fuerzas Militares ponen en evidencia que los elenos se estuvieron preparando durante varias semanas para atacar al frente 33, con quien tenía un acuerdo de no agresión y ciertos límites para la producción de coca.
Al parecer, ciertas decisiones y comportamientos al interior de las disidencias empujaron al ELN a la violencia. De manera simultánea, los delincuentes infiltraron las comisiones de la otra guerrilla y los atacaron con todo su arsenal: explosivos y armas de largo alcance.
Aunque las autoridades han hallado 86 cadáveres en la región, se sospecha que hay más cuerpos en las montañas del Catatumbo y en fosas comunes que, al parecer, fueron cavadas por los miembros de las organizaciones ilegales o los familiares de las víctimas.

La misión que tienen los policías y militares es recuperar el territorio. Esto ha generado más confrontaciones y una nueva acción criminal: la instalación masiva de artefactos explosivos en parcelas y en corredores clave de la región para afectar a la fuerza pública, según denunciaron las instituciones.