Investigación
El cartel de la Armada: impactante expediente destapa red de narcotráfico en esa institución. Usaban hasta cantantes populares para lavar dinero
SEMANA destapa la historia de una organización criminal dedicadaal narcotráfico y liderada por un teniente de navío en la Armada. Fotos, audios, videos y declaraciones forman parte del explosivo expediente en contra de esta poderosa mafia.

La Armada Nacional hizo una incisión profunda en su cuerpo de oficiales de Marina para tratar de extirpar un cáncer. Allí descubrió a un grupo de uniformados que creó su propio cartel de drogas, forjó alianzas criminales con otras redes de narcotráfico, diseñó narcorrutas y vendió información reservada a otros traficantes. Un auténtico cartel.
Un informe de contrainteligencia de la Armada puso en evidencia una trama de espionaje, corrupción, música, traición y drogas. Tres oficiales, dos suboficiales, un exfuncionario, un grupo de civiles y hasta contratistas de la Armada se convirtieron en los protagonistas de una telaraña corrupta que tocó las fibras de la justicia de Estados Unidos.

El cartel de la Armada se fundó con la “convocatoria” que hizo un exfuncionario de la institución llamado Juan Manuel Pérez. Fue el encargado de acercarse al teniente de navío Julián David Mosquera para pintar un negocio que navegaría sin problemas, pues ellos eran los responsables de perseguir a los traficantes. La red incluyó hasta cantantes de música popular, supuestamente, para lavar las ganancias ilícitas.
Lo primero era ganarse la confianza de los narcotraficantes entregando información sometida a reserva, con la ubicación de los buques y puestos de control de la Armada. Esos reportes eran recompensados con 15 millones de pesos, pero lo más importante era que se establecía el contacto directo con los narcos como antesala para su propio emprendimiento criminal.
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El informe secreto
El teniente Julián David Mosquera, quien en el expediente aparece con el alias de Mosca, buscó socios para su nuevo cartel de drogas. Ahí es cuando surgen en la escena los tenientes de corbeta Andrés Marcelo Losada y Andrés Felipe Pulecio. Todos reseñados en el informe de contrainteligencia en poder de SEMANA.
“Estarían realizando actividades de abordaje a funcionarios activos que prestan servicio de guardia en el Centro de Operaciones del Caribe, unidad que consolida la información operacional de las unidades de la Armada, ubicadas en el Caribe colombiano”, señala el documento de la Armada con el rótulo de “secreto”.
El documento tiene fecha de agosto de 2023 y fue entregado a un fiscal de la seccional Santander. Desde ese momento se abrió una investigación con agentes encubiertos, interceptación de teléfonos, seguimientos y un centenar de declaraciones que, un año después, destapó una descarada pero exitosa red de tráfico de drogas.
El cartel de la Armada contó con información privilegiada, funcionarios corruptos y rutas para el zarpe de lanchas, semisumergibles y buques mercantes contaminados con cocaína en el Caribe y el Pacífico colombianos. Torcieron la moral de los funcionarios y querían más. Un nuevo escándalo similar al de Papá Pitufo, ahora en los ríos y mares custodiados por la Armada.

“Tendría acceso a reportes operacionales de unidades aéreas y navales de Colombia y Estados Unidos, dando a conocer sus capacidades y accesos que les brindaría a estructuras ilegales que delinquen en la costa Pacífico norestense, a cambio de beneficios económicos por su actividad”, señaló el informe que la Armada mantuvo bajo llave mientras avanzaba la investigación.
El documento de contrainteligencia de la Armada incluye hasta un organigrama con el mapa de Colombia y en el centro de la gráfica aparece un oficial activo como punto de encuentro de toda la red criminal y un lazo que se enreda en lanchas, fajos de billetes y narcos. El informe también incluyó las cartas de navegación que fueron filtradas a los narcotraficantes, el “Waze marítimo”, que usaron para moverse cargados con cocaína por aguas internacionales.

La investigación
El cartel de la Armada se desarticuló con la reciente captura, en febrero pasado, de 14 personas, entre oficiales activos, retirados y civiles. Siete tenían orden de extradición. El resto de funcionarios de la Armada fueron presentados ante jueces de control de garantías con un mar de pruebas y la radiografía completa de cómo utilizaron el uniforme para traficar.
La Fiscalía y la propia Armada recaudaron las evidencias, hicieron los seguimientos e infiltraron la red criminal. Las declaraciones en poder de los investigadores, y que conoció SEMANA, explican el alcance de este cartel de drogas, el poder que ostentaban y la forma en que corrompieron a una decena de funcionarios.
El centro de operaciones estaba en Bucaramanga. El cónclave narco era la convocatoria de los cabecillas del cartel y los nuevos integrantes, otros oficiales e infantes de Marina que se sumaron con la promesa de entregar información y facilitar el tráfico de drogas. Así fue como llegaron los agentes encubiertos de la Fiscalía.
“Me dijo que si conocía a alguien para sacar droga, eso sí, me lo dijo delante de todos y frenteado. Que teníamos que reunirnos en la ciudad de Bucaramanga con una persona que tenía plata para financiar eso y que lo había entrado al casino de la Escuela de Suboficiales de Barranquilla”, señala la declaración de un agente encubierto.

Los infiltrados se metieron hasta el fondo en el cartel de la Armada. Se ganaron la confianza de los oficiales, los incluyeron en los grupos de chat, asistieron a las reuniones, compartieron en fiestas y se disfrazaron de funcionarios corruptos. Los cabecillas del cartel cayeron redonditos.
En las conversaciones y bitácoras que dejaron los agentes infiltrados, quedaron consignados los seguimientos y el espionaje a la red criminal. Los chats, la ubicación, los videos y audios se convirtieron en las pruebas para llevar a la justicia a los funcionarios corruptos, los patrones de este cartel.
“Me explicó en forma general cómo era el negocio. Me dijo que por lancha rápida, quiere decir go fast o langosteros, pagaban 25 o 30 millones de pesos. Por una lancha lenta, que sería un semisumergible, pagarían entre 45 y 50 millones de pesos”, señala la declaración del agente encubierto.
El cartel de la Armada mantenía comunicación por Signal, una red social que, en teoría, no puede ser interceptada por las autoridades. Sin embargo, los espías estaban adentro. Los delincuentes creaban grupos de comunicación y los agentes infiltrados lograron tener acceso. Sin saberlo, los narcos oficiales estaban chuzados con delicadeza.

Agente Encubierto: Aló. Papi, qué... ¿todo bien?
Santiago Vásquez Calvache: Papi, bien; qué pena ahí que no te había marcado, que iba caminando
A.E.: Todo bien, todo bien, yo también estaba un poquito ocupado. ¿Qué hay por ahí que me dijiste que me tenías una buena?
S.V.: Ah, sí; bueno, me hablé con un man que no me acordaba en Bogotá, el man, el encargado, tiene las claves de los usuarios, ehh.
A.E.: Esa vaina es perfecta, marica, eso es lo que nosotros necesitamos.
S.V.: No, no, el man es seguro, no te preocupés; yo te lo digo porque el man es seguro, no ha dado boleta ni nada, pero el man es firme.
A.E.: Ya, ¿pero el man es civil o qué?
S.V.: No, no, el man es un oficial también.
A.E.: ¿Trabaja en Dimar o qué hps?
S.V.: Sí, sí, él es de Dimar, porque eso solo lo manejan ellos.

Un centenar de conversaciones están en los informes que redactaron los agentes infiltrados en más de 12 meses de seguimientos. Los espías también dejaron constancia de la entrega de dinero, de las reuniones secretas y los soportes de consignaciones a funcionarios, supuestamente corruptos, que trabajaban para el cartel de la Armada.
“Asimismo estos funcionarios manifestaron que pueden suministrar información que le permita al sujeto alias Julián García o Vicente evadir los controles militares y desarrollar la contaminación con alcaloides a embarcaciones tipo buque, los cuales arribarían al sector de Puerto Bolívar (La Guajira) el día 29 o 30 de noviembre de 2023”, señala la bitácora del agente encubierto.
Como ocurre con los narcos en tierra, el principal problema es saber dónde estará la Policía con los puestos de control. En el mar ocurre lo mismo, pero con los buques de la Armada. El cartel estaba dos pasos adelante de la autoridad, porque justamente la autoridad estaba en la red de traficantes. Así quedó demostrado en los chats donde se compartía la ubicación de los buques y operativos marítimos.

Fernando Torres: Él me dice que él levanta la info, que vale 5 pesos.
Agente Encubierto: ¿O levanta la información de Puerto Bolívar?
F.T.: Ajá.
A.E.: ¿Y vale 5 millones?
F.T.: Ajá.
A.E.: Bueno, voy a preguntarle porque estos manes, cuando yo me reuní con ellos, me dijeron que les cobraban dos por esa vaina, está hijueputa.
Las reuniones que se acordaban para entregar la información con las cartas de navegación y recibir el dinero quedaron en video. Los agentes infiltrados registraron los movimientos de los cabecillas, oficiales de la Armada, en encuentros criminales para sobornar y trazar las rutas del narcotráfico.
“El funcionario de la Armada Nacional mencionó al agente encubierto que consiguió unas cartas náuticas, las cuales presentará al sujeto identificado como alias Wilmer y otros integrantes de organizaciones delictivas, donde les referencia la ubicación de las unidades de la Armada Nacional en la ciudad de Cartagena (Bolívar) y Santa Marta (Magdalena)”, advierten las bitácoras de los espías.
La Armada explicó que los resultados de la investigación y la captura de los oficiales se logró gracias al trabajo de la contrainteligencia de la misma institución, como parte de la política de transparencia y cero tolerancia contra la corrupción. “Rechaza con firmeza cualquier acto individual que vaya en contravía de los principios y valores institucionales, y queda atenta a los requerimientos de las autoridades judiciales”.

El cantante
El expediente de la Fiscalía y las bitácoras del agente encubierto reseñan un capítulo particular sobre el lavado de dinero del cartel de la Armada y, según las conversaciones, de otros grupos narcotraficantes. Advierten los mismos funcionarios, ahora capturados, que utilizaban a cantantes de música popular para darles apariencia de legalidad a las millonarias rentas ilícitas que quedaban del tráfico de drogas.
En los chats que logró extraer el espía aparece reseñado un artista que identificaron como el Cantante. Al indagar, con el número celular que quedó en las conversaciones, la Fiscalía logró determinar que se trata de Anderson Grajales, efectivamente un cantante de música popular que fue mencionado por los oficiales de la Armada como la ruta para lavar el dinero del cartel.
“Asimismo el TN. Mosquera Julián, funcionario de la Armada Nacional mencionado, me manifestó a través de la aplicación WhatsApp que debería conseguir un socio para invertir en la presunta carrera musical del sujeto identificado como alias el Cantante o Anderson Grajales, con el fin de realizar lavado de dinero a organizaciones criminales”, señala la bitácora del espía.
Las conversaciones del oficial de la Armada y el agente encubierto revelan en detalle la manera en que, supuestamente, usan a los cantantes de música popular para lavar el dinero producto del tráfico de drogas. Los chats fueron presentados en audiencias de control de garantías.

Agente Encubierto: Sí, sí, señor, sí, así es. Así es.
Teniente Julián Mosquera: Entonces eso tienen que estar pendientes, y por ahí cada diez días le hacen la banda, ver cómo va la vaina ya… el man ahí puede tener su lavandería, su ropa queda limpia y todo.
A.E.: Exacto, y se puede matricular, y, si quiere, se busca otro después, y ya.
J.M.: Exactamente, entonces, porque es lo que hace el amigo mío, es el man, el man, la música es invaluable.
A.E.: Pero, entonces, es que hay cositas que a mí no me quedan claras. ¿Cómo es la vuelta?
J.M.: Papi, la vuelta es que el proyecto de un cantante de música popular, aquí en Colombia, necesitamos al menos unos 3.500 a 4.500 al día.
SEMANA se comunicó con Anderson Grajales, el cantante que aparece reseñado en los informes de los agentes encubiertos, y aseguró que no tenía conocimiento de la investigación, menos de que su nombre estaba en los informes. Advirtió que en su carrera musical conoce a muchas personas, que constantemente ofrece conciertos en bases de la fuerza pública y que revisará el caso con su equipo jurídico antes de pronunciarse.
Los funcionarios de la Armada que fueron judicializados están a la espera de que se defina su situación jurídica. Sin embargo, sus familiares se quejaron de la disposición del juez que en Cartagena extendió por más de un mes las audiencias, que, se supone, son preliminares y concentradas.