Justicia
La historia oculta de un dominicano, promotor del vallenato, que en realidad era un narco invisible en el Catatumbo y terminó extraditado a EE. UU.
SEMANA revela el expediente de dos presuntos socios de las disidencias de las Farc y el ELN en el Catatumbo, donde hay una guerra por narcotráfico. Uno de ellos era un promotor vallenato.
El 23 de enero de 2023, un reconocido grupo de la nueva ola del vallenato en Valledupar publicó en sus redes sociales el videoclip de una canción muy pegajosa que se convirtió en un éxito en las emisoras de radio especializadas en este género musical en la capital del Cesar.
En el video, uno de los protagonistas era un hombre de barba abundante y bien definida, que portaba cadenas de oro gruesas, gafas de diseñador y ropa de marca. Acompañado de bellas mujeres, lanzaba fajos de billetes al aire mientras era aplaudido por los asistentes a la fiesta en la mansión donde se desarrollaba el videoclip.
A ritmo del acordeón, el hombre abrazaba al cantante de la agrupación, que le dedicaba un efusivo saludo. “¡Oye, dominiiiiiiiiiiii! Mi compadre”. El receptor de este saludo era Luis Mariano Rojas Santana, un hombre procedente de República Dominicana que desde hace varios meses controlaba una gran parte de establecimientos nocturnos en Valledupar, desde los más exclusivos hasta los más populares, así como licoreras y casinos.
Pocos días después de la grabación de este video, el 22 de mayo, mientras se encontraba en el McDonald’s de la capital del Cesar, un sicario le disparó en dos oportunidades, dejándolo gravemente herido. El dominicano fue trasladado a urgencias por sus escoltas para que le salvaran la vida.
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Los médicos pudieron extraer la bala y estabilizar sus signos vitales. Sin embargo, ordenaron que estuviera bajo observación médica. Aprovechando un cambio de guardia, y al parecer un descuido de los vigilantes, los escoltas del dominicano lo sacaron de la clínica y nunca más se volvió a saber nada de él.
Fuentes cercanas a SEMANA revelaron que el hombre, que temía por un nuevo atentado contra él, optó por una vida más reservada. Manejaba sus negocios desde sus casas y se movía en un pequeño sector para no llamar la atención. Igualmente, les bajó a las fiestas que realizaba en sus mansiones y a donde iban artistas vallenatos, empresarios del mundo del espectáculo, dirigentes políticos y modelos.
El dominicano sabía que su nombre ya aparecía en una investigación de la Fiscalía que lo vinculaba con narcotráfico y lavado de activos. Igualmente, existía una petición de extradición de su país de origen para que respondiera por una veintena de delitos.
No fue hasta la noche del pasado 19 de enero que se volvió a saber del mencionado empresario. Ese día, se movilizaba en una camioneta blanca con vidrios polarizados, en una de las calles principales de Valledupar, y no atendió la señal de pare de uno de los policías de tránsito, ubicado en un retén. La presión de los agentes llevó a que la camioneta se detuviera cuadras más adelante. Tras hacer una inspección, se encontró que el hombre y su acompañante portaban armas de fuego sin salvoconducto.
Cuando se ingresó su nombre en el sistema, las alarmas saltaron y aparecieron una a una las anotaciones judiciales que existían en contra de Luis Mariano Rojas Santana. Inmediatamente, fue trasladado a una estación de policía, a la que pocos minutos más tarde llegaron varios de sus amigos y empleados, que exigían su liberación.
En un trámite exprés, pocas veces visto, el hombre fue reseñado, trasladado hasta un lugar con más vigilancia y 12 horas después ya estaba rumbo al pabellón de extraditables de la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, en Boyacá. Tras realizarse todo el procedimiento, fue enviado a Estados Unidos, donde es requerido por cargos relacionados con el tráfico de más de cinco kilos de cocaína y lavado de activos.
Las autoridades lo señalaban de tener vínculos con las organizaciones de narcotráfico que delinquen en el Catatumbo, en Norte de Santander. La fachada de sus negocios era utilizada para el almacenamiento de cocaína, que era traficada por La Guajira y el Magdalena Medio.
SEMANA tuvo acceso completo al expediente del dominicano y allí las autoridades colombianas y estadounidenses lo relacionan con presuntos vínculos con negocios ilícitos y dejan ver que su fachada era la de un exitoso empresario. Dentro del dosier del protagonista de videos musicales se lee que era, según la Policía, “el encargado de alianzas criminales con los grupos armados que tienen influencia en Santander como el ELN”.
El documento sobre el dominicano, en poder de SEMANA, señala que este sujeto era actor, pero actor criminal con capacidades financieras, comprometido con la adquisición de drogas ilícitas en el Catatumbo.
Sobre su zona de negocios, la Policía indica que el dominicano tenía sus oficinas en Valledupar, desde donde daba las órdenes sobre cómo era el envío de sus cargamentos al exterior. Asimismo, la Policía señala que el dominicano era promotor musical, artístico y cultural, actividades que usaba para el blanqueo del dinero que obtenía mediante los negocios de narcotráfico.
En las labores de investigación, los agentes de la Unidad de Antinarcóticos de la Policía constataron –según los documentos judiciales– que el dominicano contaba con un aparato logístico que le permitía enviar cerca de dos toneladas de cocaína al exterior.
Entre sus antecedentes penales se encontró que fue investigado por el distrito de Puerto Rico de Estados Unidos, donde cumplió condena por delitos relacionados con narcotráfico, “dando continuidad a su vida criminal en Colombia”. El dominicano se movía en vehículos de alta gama en el país y con escoltas para reaccionar ante cualquier novedad que pusiera en riesgo su integridad física.
En medio de la redada que vienen haciendo las autoridades en Norte de Santander, donde hay una guerra a muerte entre el ELN y las disidencias de las Farc, que ha dejado más de 50 muertos y 40.000 desplazados por disputas de negocios de narcotráfico, se dio la captura de otro involucrado en el negocio de las drogas ilícitas.
Se detuvo a John Jairo Pacheco Páez, quien sería el cabecilla de una organización criminal conocida como la Supremacía. Su expediente, en poder de SEMANA, indica que Estados Unidos requiere a Pacheco Páez en calidad de extraditado.
A diferencia del dominicano, sería socio de las disidencias de las Farc en el Catatumbo. Su expediente indica que sería encargado de la cadena de adquisición y tráfico de estupefacientes en la zona, en asocio con el frente 33 de las disidencias de las Farc, que está en guerra con el ELN.
Para movilizar el alcaloide desde Colombia al extranjero, aseguró la Policía, Pacheco Páez usaba lanchas rápidas. Las autoridades estadounidenses, especialmente la Corte para el Distrito de Puerto Rico, lo requieren por los delitos de concierto para delinquir y tráfico de drogas ilícitas.
Fuentes de la Policía indicaron que ambos forman parte de esa cadena criminal del Catatumbo, que sirve de combustible para la guerra que se está viviendo en la región por cuenta de la disputa entre las disidencias de las Farc y el ELN.