De izquierda a derecha, soldados (r) colombianos asesinados en Ucrania: Diego Ulucue, Jairo Bahamón, Jhonatan Chimbaco y Joan Cerón.
De izquierda a derecha, soldados (r) colombianos asesinados en Ucrania: Diego Ulucue, Jairo Bahamón, Jhonatan Chimbaco y Joan Cerón. | Foto: suministradas a semana api

Ucrania

Aterrador: estas son las historias de varios campesinos colombianos que emigraron como soldados a Ucrania; muchos ya murieron en la guerra

SEMANA revela detalles inéditos del reclutamiento de soldados y campesinos colombianos para la guerra en Ucrania. Los uniformados denuncian traición, y las familias, falsas promesas.

Redacción Semana
10 de febrero de 2024

Colombia está exportando a cientos de veteranos del Ejército a la guerra que se libra en Ucrania con el fin de que le apliquen a Rusia la misma fórmula que debilitó a las Farc y al narcotráfico. Detrás de la vinculación voluntaria hay un doloroso viacrucis, falsas ilusiones y engaños que lloran en varios rincones del país.

Los habitantes de la vereda Santa Mónica del municipio de San Agustín, Huila, escucharon hablar por primera vez de la sangrienta violencia europea cuando se enteraron de que seis vecinos se habían enfilado en las fuerzas militares que combaten los planes del presidente Vladímir Putin a 10.000 kilómetros de Colombia.

Todos prestaron servicio militar y vieron la cara más horrorosa del conflicto: asesinatos, explosiones y secuestros. El certificado de esa experiencia fue el documento que les permitió cruzar el mundo para enfrentarse a un enemigo dotado de la tecnología más avanzada: las bombas ahora llegan por aire, tierra y mar.

Los humildes campesinos fueron contactados por medio de las redes sociales y cautivados por el voz a voz que circula en las filas de la fuerza pública. En un mes se podían ganar hasta 17 millones de pesos y las familias tendrían un comodín millonario en dado caso de que murieran portando el uniforme.

 Cientos de compatriotas se han unido a la guerra para defender a Ucrania de Rusia. Algunos de ellos no poseían el entrenamiento militar adecuado para enfrentarse a este reto.
Cientos de compatriotas se han unido a la guerra para defender a Ucrania de Rusia. Algunos de ellos no poseían el entrenamiento militar adecuado para enfrentarse a este reto. | Foto: afp

Hugo Fernando Cabezas, pariente de los soldados, reveló que todas las promesas se esfumaron desde el primer día: “Eso no es como les dicen al principio. Allá los tiran a pelear y abandonan al que se defiende”. Dos de sus allegados murieron, otros dos abandonaron la lucha y los restantes siguen en el campo europeo.

La contratación

SEMANA recorrió el mismo camino de los protagonistas de esta historia para conocer el paso a paso de la contratación. Un periodista se presentó como un soldado pensionado ante el ciudadano ucraniano que se ha encargado de reclutar a varios colombianos y trasladarlos hasta batallones al otro lado del planeta.

Él dio dos indicaciones por medio de WhatsApp: “Ven a la ciudad de Ternopil y llámame, hago el paquete completo de documentos”. Al ser cuestionado por los requisitos que se debían cumplir, el sujeto resumió que solo se requiere el pasaporte, estar legalmente en el territorio y tener dinero para sostenerse dos semanas. El extranjero también comentó: “Yo hago todo lo demás, tengo múltiples opciones para tu servicio”.

La ciudad fue invadida por los rusos en mayo.
Militares ucranianos. (Foto de Anatolii Stepanov / AFP) | Foto: AFP

Se refiere a las tres alternativas que tienen las personas que se suman a la guerra: primera línea (cuando se pelea en una misión), segunda línea (cuando vive cerca a la unidad de batalla) y tercera línea (trámites internos).

Esta última es exclusiva para ucranianos, mientras que las demás se reparten entre los nacionales que se atreven a atacar a los rusos y los visitantes, en su mayoría provenientes de países con bajos recursos. Los colombianos se ubican en las dos primeras unidades, las más peligrosas y perseguidas con insistencia por enemigos.

La mejor remunerada es la primera línea, cerca de 12 millones de pesos al mes. Sin embargo, lo que no contó el personaje es que muchos militares tienen que superar dos meses de intensas y peligrosas pruebas en las que les distribuyen 3 millones de pesos. En un golpe de suerte y milagro, podrían manipular la promesa.

“Una película”

Luis Alberto Cerón fue uno de los soldados que viajó desde Colombia a Ucrania y se enfiló en la primera línea con el propósito de recoger altas sumas de dinero y retornar sano y salvo al país. En diálogo con SEMANA, entregó impactantes detalles de la guerra que vivió en carne propia en el territorio europeo. Él portó el uniforme por un mes y medio: “Es como estar en una película. Usted va, entra a su trinchera y a toda hora está escuchando granadas y balas. Sí, es como estar en una película, pero la está viviendo usted”.

Ante el miedo de morir y la presión de sus familiares, tomó la decisión de dar un paso al costado, aunque fue un episodio en particular lo que lo impulsó a salir del país y buscar refugio en Polonia. El militar denunció que el Ejército ucraniano dejó sola a la unidad integrada por colombianos, quienes trataron de hacerles contrapeso a los hombres que mandaron los rusos para asesinarlos a cualquier precio.

A Cerón no le tembló la mano para dejar la arriesgada lucha armada: “Renunciamos todos a la base porque hubo un abandono hacia nosotros, nos dejaron metidos en el combate. Los mismos ucranianos, a algunos compañeros, les alcanzaron a disparar”.

Un soldado ucraniano recorre una trinchera recientemente recuperada con cuerpos de soldados rusos, cerca de Bájmut, Ucrania
Soldados colombianos se han ido a batallar en un guerra ajena y allí han perdido la vida. | Foto: AP

El Gobierno aceptó sin reproche su dimisión.Frente a sus ojos falleció un primo y un amigo latino. Los explosivos lanzados por medio de drones son los más mortales. Él cargaba con la tumba al hombro cada segundo. En medio de la angustia, quiso privilegiar su vida y dar tranquilidad a su familia: “Usted se arriesga mucho a que lo maten, es muy difícil”.

Entre la lista de víctimas están Jairo Bahamón y Jhonatan Chimbaco, dos soldados colombianos en retiro que se fugaron a Ucrania sin el consentimiento de sus familias. Ambos afirmaron que trabajarían en unos cultivos en Polonia y les anticiparon a sus seres queridos que ganarían 4 millones de pesos al mes. El plan era diferente. Mayerly Bahamón, hermana del primero y esposa del segundo, reconoció que las críticas condiciones económicas los llevaron al conflicto. Jairo fue impactado con un explosivo el pasado 30 de enero y el padre de sus dos hijos recibió una bala en un pulmón; aunque le brindaron los primeros auxilios, falleció por la gravedad.

El sueño era construir un negocio en Neiva, pero un conflicto ajeno y decantado se los llevó. “Esa guerra ya está perdida, esa guerra ya es de los rusos, allá no hay nada bueno”, afirmó la mujer, que está luchando contra viento y marea para recuperar el cadáver de su esposo, pues el de su hermano estaría en manos ajenas.

Así lo probó en diferentes comunicaciones con los compañeros de lucha de los militares: “Yo sí me levanté lo que estaba pasando con mi hermano. Lamentablemente, yo sé que lo tienen los rusos. Ellos me mandaron a decir que ellos tienen el placer de entregar el cuerpo, pero no les ven voluntad a los ucranianos”.

Mayerly denunció que las autoridades colombianas no se han esforzado para atender su emergencia y teme por el futuro de su familia, integrada por un niño de 12 años y un bebé de 9 meses. Lo mismo ocurre con al menos ocho hogares que, en un impulso por conseguir más dinero, perdieron lo más valioso que tenían en sus casas.