Medellín
Condena ejemplar: jóvenes que torturaban a masajistas y damas de compañía fueron sentenciados a más de 50 años de prisión
Los implicados aceptaron cargos por más de ocho casos. El más grave provocó daños irreparables en el rostro de una de sus víctimas.

Fue tan impecable la investigación de la Fiscalía que los detenidos no tuvieron otro camino que aceptar su culpa mediante la figura del allanamiento, y así lograr una pequeña rebaja en la condena.
La investigación, —se lee en la sentencia de 156 páginas a la que SEMANA tuvo acceso— comenzó con una denuncia instaurada el 12 de enero de 2024 por una mujer que fue citada para prestar un servicio de escort en un apartamento de la comuna 14, El Poblado, en Medellín.
Según lo denunciado por la víctima, eran las 12:43 de la madrugada cuando llegó al inmueble y tres personas, dos hombres y una mujer, la retuvieron durante al menos dos horas.
La ataron de manos y pies con las tiras que extrajeron de las sábanas y las toallas del apartamento, le robaron su iPhone 14 Pro Max color morado, y la amenazaron para que entregara las claves de sus cuentas bancarias.
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Le extrajeron 935.000 pesos y después los tres delincuentes la dejaron encerrada, aún atada de pies y manos y se marcharon.
Pero el caso más grave fue el de una mujer a la que identificaron como Karen. SEMANA reveló en un informe anterior que a sus 25 años ya ha tenido que ser sometida a cinco intervenciones quirúrgicas para tratar de aliviar el daño que la banda de ladrones le causó al destrozarle el rostro y parte de su vida.
Su caso se presentó 80 días después.

El lunes 1 de abril de 2024, Karen asistió a las 4:06 p. m. a una cita en un edificio de la calle 6 n.° 43E-40, también en una exclusiva zona del barrio El Poblado, en Medellín.
En el inmueble, la esperaba un hombre que la había citado a través de una aplicación de una empresa de masajes para la que Karen trabajaba. Lo que ocurrió en ese lugar, para ella, sigue siendo aterrador.
Un hombre le abrió la puerta, la saludó con cordialidad y, una vez en la habitación del apartamento, cuando Karen dio la espalda, la tomó con fuerza y le tapó la boca para, posteriormente, con ayuda de una mujer que salió de un closet, le ató las manos con unas esposas, la obligaron a desnudarse, le amarraron los pies con una sábana y la amordazaron.
Ese era solo el inicio de la tortura a la que iba a ser sometida Karen por la banda. Luego, comenzaron a golpearle la cara e intentaron asfixiarla bajo una amenaza para que entregara la clave de su iPhone.
Aterrorizada, Karen cedió, pero el número que había indicado no desbloqueaba el teléfono, por lo que los delincuentes le golpearon las costillas y la cara hasta que, quien parecía el jefe de la banda, dio una orden a la mujer que lo acompañaba, lo que era una sentencia: “¡Pásame la plancha!”.
Con el objeto hirviendo, atacó a Karen en repetidas ocasiones: primero la quemó en la mano derecha, luego en el ojo derecho, siguió con el izquierdo y terminó hiriéndole con el artefacto eléctrico las partes íntimas.
Como si fuera poco, el delincuente buscó un tarro de alcohol, se lo vació en el cuerpo y amenazó con prenderle fuego. Las torturas físicas cesaron porque los dos ladrones lograron ingresar al teléfono de Karen.
Desde el 1 de abril, durante más de un año, ella fue sometida a cinco intervenciones quirúrgicas de colgajo local de piel y resección de cicatriz queloide para tratar de aliviar el daño irreparable que los delincuentes provocaron en su rostro.
A la vez, un destacado equipo de investigadores e investigadoras, liderados por la fiscal segunda especializada de Medellín, indagaba sobre esos dos hechos y otros seis que habían sufrido masajistas y damas de compañía bajo la misma modalidad.
El 9 de agosto de 2024, las indagaciones dieron su primer gran resultado: los dos líderes de la banda fueron detenidos y, con ellos tras las rejas, llegó algo de tranquilidad a sus víctimas.
Fueron identificados como Miguel Ángel Botero Mosquera, de 24 años, y María Paula Sierra Alba, de 21, quienes después de haber negado por algún tiempo los hechos, reclinaron la cabeza, admitieron su culpa y pidieron perdón.
Este martes, la jueza primera penal del circuito especializado de Medellín avaló el allanamiento a cargos de los dos jóvenes y los sentenció con una ejemplar condena.
A Miguel Ángel le impuso una sentencia de 53 años y a María Paula 51,25 años de cárcel, ambos por los delitos de concierto para delinquir agravado, secuestro extorsivo agravado, tortura y hurto agravado y calificado.
Además, tendrán que pagar una multa de 41.091 salarios mínimos legales vigentes, es decir, unos 58 mil millones de pesos.
Así como Miguel Ángel y María Paula, también fueron detenidos William Samuel Suárez Rubiano, de 22 años; David Alonso García Restrepo, de 31; y Santiago Úsuga Montoya, de la misma edad.
David Alonso terminó aceptando cargos y acabó siendo condenado a 31 años y 10 meses de prisión. William Samuel también aceptó cargos y está en espera de una condena.
Sin embargo, las autoridades tienen certeza de que aún faltan por caer más integrantes de la banda.