Catolicismo

No hay cura para tanta iglesia: esta es la preocupante radiografía que devela el déficit de sacerdotes en Colombia

La cifra de sacerdotes en el país ha sufrido una caída abismal en los últimos 30 años. En lugares apartados no hay cómo suplir las bajas de los religiosos que salen a retiro o mueren. ¿Por qué se llegó a esto?

14 de junio de 2025, 6:12 a. m.
“Ahora el mundo es más erotizado y la Iglesia no ha sabido responder a eso, con unos valores que no corresponden a la educación emocional que se vive hoy", dijo Alberto Linero. | Foto: getty images

La muerte de cuatro religiosos en el Hogar Sacerdotal Pedro Pablo Isaza, del sector de El Poblado en Medellín, en lo que va de 2025 prendió las alarmas entre algunos feligreses. “Nos estamos quedando sin curas”, dijo con tono de preocupación una de ellas a SEMANA luego de recordar la partida de los padres Erasmo Uribe, Javier Acevedo, Saúl Londoño y Gilberto Gómez entre el 6 de febrero y el 17 de mayo.

Su preocupación es compartida por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), pues han tenido que ver cómo a las muertes de los cuatro religiosos mayores de 75 años se suman, año tras año, el abandono de la vida sacerdotal y la reducida cantidad de seminaristas que quieren seguir el ejemplo de Jesucristo.

Es cierto, nos estamos quedando sin curas”, admitió en diálogo con SEMANA el padre Juan Manuel Beltrán Urrea, director del Departamento de Ministerios Ordenados y Vida de la CEC. De hecho, según contó el religioso nacido en Cundinamarca, todos los días a las cinco de la mañana, mientras ora en su habitación de la Casa San Damián, en la carrera Octava con calle 98 del norte de Bogotá, une a sus plegarias el propósito de que se incremente la vocación cristiana.

“La sociedad está caracterizada por el afán. No hay tiempo ni para la mesa ni para la misa, ni para sentarse juntos a dialogar como familia, para cultivar valores humanos en torno a la comida, ni para ir a la misa porque hay que trabajar domingos, festivos. Además, se fue perdiendo ese valor”.

 El 11 de mayo, para conmemorar el día del Buen Pastor, se reunieron en Bogotá 95 animadores, religiosos que buscan jóvenes para promover las vocaciones.
El 11 de mayo, para conmemorar el día del Buen Pastor, se reunieron en Bogotá 95 animadores, religiosos que buscan jóvenes para promover las vocaciones. | Foto: getty images

Su argumento forma parte de los que encontró en un estudio reciente de la misma Iglesia, que trata de explicar la estruendosa reducción de las cifras de líderes religiosos en el país. Estos son la falta de formación en valores, la caída demográfica, que afecta a las familias; también, la educación laica, la migración del campo a la ciudad y los escándalos sexuales, que tanto atormentan a la Iglesia.

“Eso último, sin duda alguna, nos hizo muchísimo daño y va en detrimento de muchas vocaciones”, explicó el sacerdote Manuel Vega, vicario general de la Diócesis de Facatativá, que integra 49 parroquias de ese municipio, de Villeta, Tenjo, Tabio, Albán, Bojacá, El Rosal, Funza, Guayabal de Síquima, La Vega, Madrid y Mosquera, más otras localidades al occidente de la capital colombiana.

Como ejemplo, esboza el matoneo que sufren los jóvenes que desean enlistarse en las filas del catolicismo cuando manifiestan públicamente su deseo de pertenecer a la Iglesia. “Desafortunadamente, nadie levanta la mano para decir que quiere ser sacerdote porque sabe que va a ser motivo de burlas y comentarios desafortunados por estas situaciones”, agregó. El padre Manuel, además, recita de memoria un dato con el que tuvo que lidiar durante los más de diez años que estuvo al frente del Departamento de Ministerios Ordenados. En 1990 había en Colombia unos 6.000 seminaristas y en 2024 el número era escandalosamente menor: apenas 1.940. Sin embargo, ese no es el único dato que preocupa a los religiosos.

Las cifras más recientes de la CEC reflejan lo que pasaba al finalizar 2024: en el país, que estuvo consagrado al Sagrado Corazón de Jesús por la Constitución de 1896, apenas había 9.394 sacerdotes, 7.252 de ellos diocesanos y 2.142 religiosos. ¿Cuál es la diferencia? Los primeros fueron ordenados bajo la orientación de todas las vocaciones católicas, mientras que los religiosos tienen, cada uno, una vocación especial: dominicos, franciscanos y jesuitas, de la misma línea que el papa Francisco, entre otros.

Ante la situación, la Iglesia no se ha quedado con los brazos cruzados. El 11 de mayo, para conmemorar el día del Buen Pastor, se reunieron en Bogotá 95 animadores, religiosos que de parroquia en parroquia buscan jóvenes para promover las vocaciones y que estos puedan formarse como sacerdotes.

Los ingresos de un sacerdote pueden variar por muchos factores.
Iglesia católica busca jóvenes para fomentar la vocación. | Foto: Getty Images

Diseñaron ediciones impresas y digitales para compartir en sus parroquias y tratar de contagiar a quienes desean ingresar a la vida sacerdotal. Para motivar a los demás, según el padre Juan Manuel, rememoró el momento en el que él sintió el llamado para ser sacerdote: “Fue cuando estaba en el vientre de mi madre. Lo hizo mi abuelo Lorenzo, un humilde campesino de esos que aran la tierra, quien oró para que cuatro generaciones tuviéramos esa vocación cristiana”.

Pero hay quienes creen que ese no es el único camino. SEMANA habló con Alberto Linero, quien fuera presbítero en ejercicio y decidió dejar la sotana en 2018 después de 25 años de servicio. Contrario a lo que la gente ha llegado a decir, aseguró Linero, la razón por la que dejó de lado la vida sacerdotal fue un “desenamoramiento”.

“Ahora el mundo es más erotizado y la Iglesia no ha sabido responder a eso, con unos valores que no corresponden a la educación emocional que se vive hoy. El tema celibatario es muy poco atractivo, como pudo ser años atrás”, dijo. Además, aseguró que “la Iglesia ha perdido su liderazgo en la sociedad al no tener tan marcada su influencia”.

También recordó los penosos escándalos que han envuelto a la Iglesia en Colombia, donde la Corte Constitucional le acaba de ordenar que revele los nombres de los sacerdotes denunciados por casos de abuso. Según publicó el periodista Juan Pablo Barrientos en el medio Casa Macondo, quien durante años ha liderado una batalla para subir ese telón, hay más de 600 párrocos denunciados, pero espera que se conozcan unos 480 más.

“No me salí del ejercicio ministerial por problemas celibatarios. Realmente, no encontré alguna coincidencia entre los valores que hoy me caracterizan y los valores de la Iglesia. Eso me llevó con firmeza a tomar distancia y decir: no quiero ejercer más”, indicó Linero.

“En términos poéticos, cuando me preguntaron si estaba enamorado, dije: es peor, estoy desenamorado. Creo que seguimos distantes de la gente. Necesitamos más apertura, más compasión para atender al mundo”. En ese camino andan los animadores que se reunieron en Bogotá en mayo, quienes tienen la difícil tarea de moverse entre las 4.214 parroquias que hay en Colombia para mantener viva la chispa.

Los representantes de la Iglesia pueden ganar más o menos dependiente del cargo que tienen.
Hay preocupación por la falta de curas en Colombia. | Foto: Getty Images

Así lo recordó el mismo Linero: “Cuando ingresé al seminario en 1986, al seminario Juan XXIII, éramos 160 seminaristas de las ocho diócesis de la costa atlántica. Después fue tan buena la cosecha que cada diócesis abrió su seminario. Hoy son muy pocas las que tienen, son cinco o seis”. El vicario de la Diócesis de Facatativá, que también sufre una crisis vocacional, lo reconoció. “Sé que hay comunidades religiosas que se han tenido que unir para atender obras sociales en dos provincias. Se está haciendo difícil el tema. Ciertamente, estamos disminuyendo, pero hay una cosa particular: si usted ve un templo, sabe que el domingo se celebra la eucaristía y que va mucha gente. Hasta el momento, la Iglesia sigue sosteniendo esa realidad”.

Y admitió: “Si las cosas siguen como van, las grandes ciudades se siguen desarrollando como se está haciendo, vamos a entrar en una temática muy distinta en la que el sacerdote solo podrá ir cada 15 o cada 20 días a celebrar la eucaristía, y el laico, aunque no nos hemos preparado, tendrá que hacer otro tipo de acciones y dejarle al sacerdote solamente la celebración de la eucaristía y la confesión”.

No obstante, se muestra esperanzado. “Estamos en un momento muy estrecho en la vida de la Iglesia, pero la historia nos ha contado que, en los momentos más difíciles, la Iglesia se abre con el testimonio de hombres y mujeres santos que llaman a otros a renacer, a una nueva primavera vocacional”.