Arqueología
La historia de la gran necrópolis indígena encontrada en Bogotá que será Parque arqueológico
El cementerio indígena de Usme ha estado a punto de desaparecer en varias ocasiones por cuenta de proyectos de expansión urbana, pero esta Alcaldía inicia la construcción de un parque arqueológico para resguardar y enaltecer ese patrimonio cultural.
Desde tiempos inmemoriales los vecinos de Usme hablaban de apariciones de luces y espantos en la antigua Hacienda el Carmen, extraños acontecimientos que, según ellos, probaban la existencia de un cementerio indígena. Pocos se atrevían a internarse de noche por los senderos de la finca y otros, más osados, excavaban ilegalmente con la esperanza de encontrar una guaca que los volviera ricos.
Los rumores, parte de la tradición cultural de los habitantes de Usme, se terminaron confirmando en el cambio del milenio cuando Metrovivienda inició la adecuación del terreno de la hacienda para construir 3.000 viviendas. La noticia devino en un enfrentamiento entre las comunidades sociales campesinas de la región con algunas administraciones de Bogotá que les dieron prioridad a los planes de expansión urbana al sur de la capital, así eso significara dejar un lado la preservación del sitio arqueológico.
Jaime Beltrán, miembro fundador de la Mesa por la Defensa del Patrimonio Ancestral y Cultural de Usmeka (quien desafortunadamente murió en abril de este año), difundió la noticia de la existencia del cementerio y denunció el presunto encubrimiento de la administración distrital de ese momento. “Desde que comenzaron los trabajos del terreno, hacia 2005, Metrovivienda encontró restos humanos y utensilios que ocultó para seguir con el proyecto de construcción de viviendas de interés social”, comentó a SEMANA en una entrevista de 2014.
Con el fin de preservar la zona arqueológica, los habitantes de la localidad crearon en 2007 la Mesa de Patrimonio. Y ese mismo año el Instituto Colombiano de Antropología e Historia ordenó suspender las obras tras confirmar que las 30 hectáreas de la Hacienda El Carmen albergaban un antiguo cementerio indígena. Así comenzó un largo proceso para declarar a la hacienda área de protección arqueológica.
Metrovivienda contrató en diciembre de 2007 a la Facultad de Antropología de la Universidad Nacional para hacer un estudio de arqueología de rescate. El trabajo dirigido por los arqueólogos Virgilio Becerra y Ana María Groot, arrojó que el lugar era un importante centro ritual que abarcaba el Horizonte Herrera (siglo IX de nuestra era) , el periodo muisca y los primeros años de la conquista. “Allí se han descubierto 800 años de enterramientos continuos, un hecho poco común en la arqueología de América. Y también se han encontrado registros de un amplio intercambio comercial y cultural. Hay artefactos de la Amazonía, la Orinoquía de la Sierra Nevada” explicó Ernesto Montenegro, Coordinador del proyecto Usme - Sumapaz del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC).
Sin embargo, la espectacularidad del hallazgo poco cautivó al distrito de ese momento. Si bien el Plan de Manejo Arqueológico de las 30 hectáreas de la Hacienda El Carmen, elaborado en 2008 y que contaba con el visto bueno del Icanh, fue aprobado dos años después, al poco tiempo quedó en el olvido oficial. Esto mientras los movimientos sociales de Usme e investigadores trataban por todos los medios de que se declarara bien de interés cultural de importancia arqueológica. La idea poco gustaba a los políticos y funcionarios del distrito, más preocupados por cumplir las metas de vivienda que por proteger ese patrimonio.
En 2014, la nación declaró área arqueológica protegida a 8 hectáreas de la hacienda y, a las 22 hectáreas restantes, área de influencia. A la administración de Enrique Peñalosa poco le importó ese hecho y reactivó los planes de expansión urbana en el sur de la ciudad y volvió a dejar al hallazgo en el olvido. Con la llegada de Claudia López a la alcaldía, la necrópolis tomó un nuevo aire. López incluyó a la Hacienda en el Plan de Desarrollo y además se comprometió a excluir del área de expansión urbana esos predios. La alcaldesa también dejó a alguien a cargo, al delegar a Patrick Morales Thomas, director del IDPC la reactivación del Plan de Manejo Arqueológico.
De acuerdo con Montenegro, durante este año, el IDPC retomó los escenarios de concertación con las autoridades étnicas, campesinas y sociales para que participen en la estructuración del parque arqueológico que contará con una zona de rehabilitación ambiental con senderos, museos y laboratorios.: “Queremos que este parque sea la expresión de los intereses de la comunidad, de sus intentos por preservar su ancestralidad y el medioambiente, y para hacerlos realidad ya hemos abierto la licitación para el diseño paisajístico y estamos contratando el prediseño de construcciones que allí habrá”, añadió.
¿Por qué la academia y los campesinos de Usme han defendido con tanto empeño el cementerio de la Hacienda el Carmen? El equipo de la Universidad Nacional, que tan solo excavó 400 metros (el 0,5 por ciento de las 8 hectáreas) protegidas) encontró 135 restos humanos sepultados, más de 300.000 fragmentos de cerámica, objetos provenientes de la selva amazónica y evidencias de plantas de vivienda y de terrenos dedicados a la agricultura que cubren un periodo de 800 años. Este abarca desde la cultura Herrera hasta los primeros años de la conquista, incluida la época muisca.
Las investigaciones arrojan que en las 8 hectáreas protegidas podría haber entre 2.000 y 3.000 tumbas. En los 400 metros cuadrados excavados se han descrito seis tipos de bóvedas funerarias en las que se encuentran niños, sacerdotes, ancianas, mujeres y hombres jóvenes. Dos sobresalen por sus particularidades. En una, que data del siglo XVI, se hallaban los restos de un hombre de unos 45 a 55 años, con traumatismos ante mortem en cráneo y una herida en el fémur derecho causada por un arma de fuego. Este descubrimiento, prueba que lo que sería la hacienda El Carmen siguió siendo usada por los muiscas durante la conquista española y es una las pocas evidencias arqueológicas del enfrentamiento bélico entre muiscas y españoles.
Otro entierro que ha llamado la atención es el de una joven de entre 14 y 16 años. La coyuntura de los huesos de sus dedos –falange, falangina y falangeta-, entre sí, formaban un ángulo recto, posición característica de una actitud agónica tal vez generada por la asfixia a causa de ser enterrada viva. Además de esta joven mujer se han descubierto otras inhumaciones que evidencian sacrificios humanos y entierros de personas vivas. Para los investigadores estos hallazgos son de vital importancia y prueban la existencia de estas prácticas rituales entre los muiscas de las cuales solo se tenían conocimiento por medio de los cronistas españoles.
Estos hallazgos son fundamentales para entender la cultura muisca y la transición que hubo durante la conquista española, así como los contactos que tuvieron los habitantes de la sabana de Bogotá con sitios tan alejados como la Amazonía y la Costa Atlántica. Por su parte, las comunidades campesinas y étnicas ven en el predio de El Carmen una excelente oportunidad para recuperar el patrimonio ambiental de la cuenca del Río Sumapaz y reconstruir su memoria histórica. Solo queda por esperar que este impulso dado por la Alcaldía de Claudia López sea el definitivo y no termine engavetado otra vez.