
Opinión
Bendecidas y afortunadas
La buena suerte les sonrió a Juliana Andrea Guerrero y a su hermana después de trabajar en la campaña de Petro Presidente.
El nombre de Juliana Andrea Guerrero Jiménez pasó a ser de dominio público cuando la revista Cambio reveló que esta joven de tan solo 23 años movía los hilos del poder en el Ministerio del Interior. Días antes, el presidente Petro la había presentado en un consejo de ministros y se refirió a ella como una mujer “un poco joven y rebelde”. La vimos sonreír en televisión, sin que se supiera muy bien qué hacía sentada en el gabinete.
Esta joven originaria de Codazzi (Cesar) trabajó con ahínco en la campaña Petro Presidente en su región cuando era parte del programa Jóvenes en Acción. Vale recordar que para ser beneficiario de este programa se necesitaba ser bachiller, no tener título, estar registrado en el Sisbén y matriculado en el Sena. De hecho, Juliana cursó una tecnología en Contabilización de Operaciones Comerciales y Financieras en el Sena en 2018.
Juliana trabajaba en la campaña de la mano de René Hernández, exdecano de la Facultad de Ciencias Contables de la Universidad Popular del Cesar y gerente departamental de la campaña a Cámara y Senado del Pacto Histórico. Su hermana Verónica hacía lo mismo.
Pero esta joven humilde de hace un par de años ya no existe. La buena suerte les sonrió a Juliana y a su hermana después de trabajar en la campaña. La primera que aterrizó en el Gobierno fue Verónica, que sin título profesional fue nombrada en Colombia Compra Eficiente por Stalin Ballesteros. El mismo Ballesteros llevó la hoja de vida de Juliana a la Secretaría de Transparencia de la Presidencia, donde inició su maratónico ascenso.
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En Transparencia recuerdan a Juliana como una líder estudiantil, muy humilde, pero con muchas ganas de crecer. Reconocen que venía recomendada y que fue contratada sin experiencia. Allí estuvo desde el 10 de noviembre de 2022 hasta el primero de enero de 2023. Sus funciones: recibir documentos, atender el teléfono, responder los correos.
La recuerdan por su muy cercana amistad con el actual ministro de Educación, Daniel Rojas, y los llamados influencers del Gobierno, entre ellos Wally, que también empezaba a recibir contratos en gratitud por su trabajo en la campaña.
Desde ahí a Juliana los contratos le llegaron a manos llenas. Suscribió con el Ministerio del Interior el Contrato 991 de 2023 para ser “enlace territorial en las actividades relacionadas con espacios de sensibilización y articulación en escenarios de convivencia”, por lo que recibió 11.786.424 pesos. También obtuvo dos contratos para el mismo fin con la Universidad Industrial de Santander, uno en noviembre de 2023 y otro idéntico en enero de 2024, por 3 millones cada uno.
Pero el salto que dio Juliana fue digno de los Juegos Olímpicos: sin ser profesional, y con esta corta experiencia, Guerrero fue nombrada, el pasado 6 de marzo, jefe de gabinete, asesora del ministro del Interior y coordinadora del despacho presidencial. A pesar de tan altas responsabilidades, su cargo es el de secretaria ejecutiva de despacho del ministro grado 26. El salario para este tipo de cargo es de 4.141.829 pesos.
Le pedí a un experto en contratación pública que analizara el nombramiento de Juliana en el Mininterior y las irregularidades saltan a la vista. Todo el proceso de contratación se adelantó el 6 de marzo. En un solo día verificaron requisitos, la nombraron, aceptó el nombramiento, le hicieron el examen de ingreso y se posesionó. Solo validaron cinco años de experiencia, en la Asociación para la Gestión de Asuntos de las Comunidades Negras Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras, pues la experiencia en la Presidencia de la República, en la UIS y en el Consejo Comunitario de Condoto no se pudo tener en cuenta, ya que no coinciden o se traslapan las fechas.
El mismo día del nombramiento le asignaron funciones de coordinadora del gabinete del Ministerio del Interior. Y lo mejor: le dan un reconocimiento del 20 por ciento de la asignación mensual por esta labor. En los papeles para este nombramiento, Juliana reporta que sus ingresos son de 5 millones, y su saldo en cuenta, cero pesos. A pesar de sus cortos ingresos, Juliana maneja un Mini Cooper, se viste de diseñador y lleva una vida de envidia. Su papá posee una propiedad en el sector de Las Margaritas, uno de los conjuntos más exclusivos de Valledupar, donde habitan reconocidos cantantes vallenatos, congresistas y hasta condenados exgobernadores.
Dos meses después de haber sido nombrada, Juliana fue grata y logró que Armando Benedetti nombrara director de Consulta Previa de esa cartera a René Hernández. Hernández es hoy docente de la Universidad Popular del Cesar, donde Juliana es la delegada del presidente ante el Consejo Superior.
Tan alto ha llegado el poder de esta joven que usó un avión de la Policía para volar entre Bogotá y Valledupar el pasado 19 de junio y regresar el día siguiente, lo que despertó la indignación nacional. Pero el presidente la defendió: “Critican a una niña porque el ministro del Interior la mandó a hacer un mandado que no era para él, sino para Colombia, porque va en un avión”, dijo Petro, mientras Benedetti afirmó que Juliana adelantó una misión “de seguridad nacional”, cuyos detalles permanecen bajo reserva.
“Ese viaje en avión a Valledupar no fue ninguna misión especial. Fue un viaje de Juliana a su casa. Ahí también iban René Hernández y su hermana Verónica”, dice un alto funcionario del Gobierno.
¿Cómo se explica este vertiginoso ascenso y tanto poder de alguien tan joven y sin experiencia?
“Hay una amistad muy cercana, muy íntima con el presidente de la república… Muchas risas, mucha cercanía”, me dice mi fuente.
–¿Es la novia del presidente? –le pregunto.–
“… Esto no te lo puedo afirmar, pero todo el mundo sabe esa respuesta”.