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Opinión

¿Chamberlain o Churchill?

Todo está en juego en el mundo, en general, y en la región, en particular. ¿Cómo va a terminar Trump luego de cuatro años?

Francisco Santos
15 de febrero de 2025

En la historia del mundo moderno, hay una coincidencia única de dos líderes de un mismo país y en un mismo tiempo que mostraron con claridad meridiana cómo las decisiones de uno en materia de política exterior tuvieron terribles consecuencias, mientras que las del otro salvaron a su país y al mundo del extremismo brutal de los nazis.

Los dos personajes son Neville Chamberlain, primer ministro de Inglaterra entre 1937 y 1940, y Winston Churchill, su sucesor y quien lideró el Gobierno durante la Segunda Guerra Mundial entre 1940 y 1945. ¿Por qué recordar a esos dos líderes y en qué son referentes hoy? La negociación de Donald Trump con Vladímir Putin sobre el futuro de Ucrania, y de Europa, y lo que vaya a hacer en Venezuela forman parte de una política exterior que puede tener grandes implicaciones en la defensa de la libertad y la democracia, o, al contrario, puede abrir el camino a un mundo muchísimo más inestable que desemboque, más temprano que tarde, en una guerra mundial.

¿Qué nos dice la historia? Adolf Hitler, con una política exterior muy agresiva, en 1938 amenazó con tomarse una parte de Checoslovaquia, el Sudete, que con población alemana formaba parte del lebensraum, la política nazi de ampliación de Alemania hacia el este, para “garantizar” los recursos y el territorio que fortalecieran la supervivencia y el crecimiento del pueblo alemán. ¿Les suena? Putin, con su toma de Georgia, de Crimea y su invasión a Ucrania, parece seguir los pasos del lebensraum de Hitler. Es más, la débil reacción norteamericana de los presidentes de entonces más la salida apresurada de Afganistán fueron los incentivos que Putin necesitó para llevar a cabo la invasión a Ucrania, pues antes se había salido con la suya.

¿Cómo fue la negociación de Chamberlain con Hitler? El 13 de septiembre de 1938, Chamberlain se reunió con Hitler en Alemania, quien le pidió anexar los Sudetes. El primer ministro inglés aceptó discutir el tema con Francia y Checoslovaquia. Una semana después, Chamberlain regresó a Alemania, pero Hitler había endurecido su posición, pues exigió la ocupación inmediata y la entrega del territorio. El 30 de septiembre en Múnich, Hitler, Chamberlain, el primer ministro francés, Édouard Daladier, y Benito Mussolini firmaron el acuerdo que le entregó ese territorio a Alemania sin resistencia. Al regresar a Inglaterra, Chamberlain dijo: “Mis buenos amigos, por segunda vez en nuestra historia, un primer ministro británico ha regresado de Alemania trayendo paz con honor. Creo que es la paz para nuestro tiempo”.

Qué equivocado estaba. Apenas cinco meses después, en marzo de 1939, Hitler invadió Checoslovaquia y así empezó la Segunda Guerra Mundial. Churchill, por su parte, al asumir el poder entendió su papel histórico: la defensa de Occidente, de las democracias y de la libertad. En medio de una guerra en la que Alemania sin duda era mucho más poderosa, en poco más de un año conquistó toda Europa con poca ayuda, pues Estados Unidos estaba en una onda política aislacionista; aguantó hasta que, con el ataque a Pearl Harbor por parte de los japoneses en diciembre de 1941, entró en la guerra.

Hoy Putin juega a lo mismo que Hitler en 1939, no les quepa la menor duda. Y en la negociación que lleva a cabo Trump sabremos si este proceso liquida las ambiciones territoriales de Rusia. Claro, hoy Estados Unidos es mucho más poderoso que Rusia, la Alemania de entonces, pero Europa sigue sin entender que la defensa de su territorio depende más que todo de ellos. La integridad europea está en juego y, desafortunadamente, no hay líderes que generen ese dinamismo europeísta que los haga entender que la supervivencia de sus países está en la balanza. Trump les ha hecho caer en la cuenta de que llevan 70 años sin jugar un papel real en la defensa de su territorio y que ha sido Estados Unidos quien ha asumido ese rol. Eso se acabó. En esta negociación y en el apoyo a Ucrania como país independiente, Europa se juega su futuro. El futuro de Lituania, Estonia y Letonia es muy precario si en esta negociación no le queda claro, y con todo el contrapeso, a Putin que hay un límite, que su actitud agresiva es inaceptable y que esta no va a volver a ser permitida. Esa posición debe ser irrenunciable para Europa, que, además, tiene que asumir muchísimos más costos en su defensa.

Trump tiene todos los ases en la mano. Esta negociación y sus resultados van a dejar un mundo más en paz que el que tenemos hoy o, por el contrario, una Europa en riesgo y, por ende, un mundo al borde del incendio que, así Estados Unidos crea que no le llega, como ya vimos en la Segunda Guerra Mundial, acaba quemando a todo el mundo. ¿Y Venezuela? El expresidente Joe Biden y su asesor para la región Juan González ya jugaron el papel de Chamberlain con Nicolás Maduro y su corte de mafiosos. Negociaron, entregaron y cedieron, pero solo lograron que las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela se consolidaran y, por ende, se convirtieran en la gran amenaza para la democracia y para los intereses norteamericanos en la región. ¿Trump? Toca esperar a ver para dónde va su política frente a estos Gobiernos criminales.

Todo está en juego en el mundo, en general, y en la región, en particular. ¿Cómo va a terminar Trump luego de cuatro años? Por el bien de todos, esperemos que como Churchill, pues tanto en Europa como en Estados Unidos llevamos décadas de Chamberlains que nos tienen como nos tienen. Esperemos a ver.

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