
Opinión
China lo logró
Nadie puede adueñarse de la energía solar, nadie puede empezar una guerra por el sol.
China conquistó el sol. La República Popular China actualmente instala más de la mitad de la energía renovable dentro de sus fronteras y exporta la mayoría de paneles solares y baterías que se utilizan en el resto del mundo. La energía solar y la del viento han superado el carbón en ese país. Las emisiones contaminantes derivadas de generar energía con combustibles fósiles bajaron un 6 por ciento a comienzos del año. China –el principal mercado de automóviles del mundo– registró el año pasado una proeza: la mitad de los carros vendidos fueron eléctricos o híbridos. Hablo de una proeza porque hace cinco años, en 2020, solo el 6 por ciento de los vehículos vendidos en China eran eléctricos o mixtos.
En los últimos 15 años, según The Wall Street Journal, la industria china se especializó en baterías para celulares, para carros y para sistemas eléctricos. Hoy, el costo de almacenar energía en baterías se redujo en un 95 por ciento. China sigue produciendo petróleo e importando petróleo, pero se estima que el pico se alcanzará en dos años. Ya se llegó al pico en cuanto a demanda de gasolina y diésel, pero China sigue utilizando el petróleo en la producción de productos petroquímicos.
Muchos de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos registran pérdidas y el Gobierno los ha beneficiado con subsidios que sumaron 231.000 millones de dólares entre 2009 y 2023. El objetivo era producir carros que no necesitan petróleo, la mayoría del cual se importa. Ya hay 14 millones de estaciones de recarga para los vehículos eléctricos, nueve veces la cifra de 2020. China sustituyó los buses diésel con buses eléctricos, que ya son el 80 por ciento de los buses urbanos.
Esta revolución china es prácticamente desconocida. En 2024, siete compañías chinas que producen energía renovable produjeron más energía que las siete compañías petroleras más conocidas del mundo. La razón es muy sencilla. Se trata de compañías nuevas, comparadas con Exxon y Shell, y se trata de compañías chinas: Tongwei, GCL Technology Holdings, Xinte Energy, Longi, Trina Solar, JA Solar Technology y JinkoSolar.
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Avances solares y eólicos se han registrado en India, Pakistán, Dinamarca y en otros países. En California, la energía solar ha logrado reducir el consumo de gas natural en un 40 por ciento en los últimos dos años. California es la cuarta economía del mundo, por encima del Japón. Pero estas noticias optimistas se deben al abaratamiento de los paneles solares, que el mundo tiene que agradecer a China. Sin el liderazgo chino no estaríamos donde estamos.
La dependencia del sol va a cambiar la historia. Ya la energía no vendrá de depósitos de gas y petróleo, cuyo control implica un poder sobre otros países. Vendrá de una fuente que no tiene dueño. Nadie puede adueñarse de la energía solar, nadie puede empezar una guerra por el sol. A diferencia de los yacimientos petroleros que se agotan con el tiempo, la energía del sol es prácticamente inagotable.
La energía que emite el sol equivale a decenas de miles de veces la energía que necesita todo el planeta. Los rayos solares traen cada día más energía que toda la energía que contienen todos los depósitos de carbón, petróleo, gas y uranio de la corteza terrestre.
También es cierto que la Opep (Organización de Países Exportadores de Petróleo) pronostica que la demanda de petróleo subirá de 103 millones de barriles en 2024 a 113 millones de barriles en 2030 y a 123 millones en 2050. La Opep se basa en que no se pronostica una caída en el crecimiento de la población y en el crecimiento económico en el mundo. Además, la Opep señala que los centros de datos y la inteligencia artificial seguirán consumiendo cada vez más energía eléctrica.
En Colombia, hace tres años un candidato presidencial prometió en su programa de gobierno llevarnos hacia una sociedad movida por el sol, el viento y el agua: “Haremos que Colombia transite de una matriz energética primaria, predominantemente fósil, dependiente económicamente del carbón y del petróleo, hacia una diversificada, basada en nuestras potencialidades de energías renovables, las cuales son las mejores fuentes energéticas para enfrentar el cambio climático y fortalecer las capacidades del país para la economía productiva. Nuestro Gobierno sentará las bases de esta transición mediante un desescalamiento gradual del modelo extractivista y garantizando la confiabilidad y estabilidad del sistema energético, las fuentes de empleo y los recursos económicos provenientes del sector”. Esa promesa resultó ser un cuento chino.