Opinión
Coalición Maduropetrista
Esa alianza traerá serias consecuencias para ambos países, con gobiernos fuertemente cuestionados a nivel mundial por sus actuaciones corruptas.
Tras lo ocurrido en Venezuela durante las elecciones, el gobierno del candidato a la reelección, Nicolás Maduro, de manera delincuencial se apropió de las elecciones en el país hermano. Con un plan evidentemente burdo, se robó las elecciones afectando al 70 % de los venezolanos que eligieron a Edmundo González como presidente.
A pesar de las numerosas artimañas de Maduro para obligar a los ciudadanos a votar por lo que creían sería un candidato débil que permitiría su fácil reelección, eliminaron la posibilidad de que María Corina Machado fuera su contrincante. Sin embargo, ella y sus asesores, en una estrategia sorprendente, recurrieron a un hombre íntegro y diplomático, completamente opuesto a lo que representaban el chavismo y Maduro, lo que hizo que este último creyera de manera ignorante que lo derrotarían fácilmente.
Pero ocurrió lo contrario, y los venezolanos habilitados para votar, a pesar de que el gobierno impidió que la diáspora venezolana votara, lograron expresar su verdadera elección. Con el manejo del CNE de Venezuela, estaba establecido que, independientemente del resultado, se declararía ganador a Maduro. Sin embargo, la burda estrategia de engañar al pueblo venezolano se hizo evidente la noche del 28 de julio, cuando se anunció la reelección de Maduro. La táctica fue tan obvia que incluso sus principales aliados dudaron de la legitimidad del proceso y pocos lo respaldaron públicamente.
Tal fue la desconfianza que el presidente de Colombia, conocido por su adicción a las redes sociales, se contuvo durante tres días antes de expresar su incoherente postura sobre el fraude electoral en el país hermano. Esto demostró el miedo y la dependencia que tiene del chavismo y, especialmente, de Maduro, Diosdado y el general Padrino.
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Es crucial analizar las consecuencias políticas de este fraude, especialmente para Colombia y el Pacto Histórico liderado por Gustavo Petro. Sus alianzas con organizaciones guerrilleras en ambos países, fundamentales para su estrategia de paz total, podrían verse afectadas. Con lo ocurrido en Venezuela, el plan de establecer una coalición Maduro-Petrista, que buscaba gobernar ambos países en las próximas décadas, está en riesgo de fracasar. Curiosamente, el porcentaje de votos fraudulentamente asignado a Maduro es similar al índice de desaprobación de Petro en las encuestas de Colombia, aunque con una diferencia significativa: el desgaste de una dictadura de 25 años frente a los apenas dos años de gobierno de Petro.
Pero lo que no ha calculado el presidente de los colombianos, Gustavo Petro, es que con el sofisma de distracción de invitar a un diálogo entre las partes en Venezuela, como lo indican los comunicados de su gobierno y avalados por los gobiernos de Brasil y México, propone llegar a un acuerdo que beneficie al pueblo de Venezuela y que, como resultado, permita encontrar una salida (que Maduro siga gobernando). No, presidente Petro, eso debió haberlo propuesto antes de las elecciones, para que se habilitara a todos los candidatos, incluida María Corina, y se permitiera que todos los ciudadanos venezolanos alrededor del mundo pudieran votar y escoger a su gobernante.
Es conocido que su único interés era que su socio y aliado continuara gobernando como presidente del país hermano, para afianzar su alianza Maduropetrista. Por eso, nunca propuso ningún diálogo y, por el contrario, guardó silencio apoyando las decisiones su aliado y dictador, Nicolás Maduro. Con esa invitación al diálogo, lo único que usted y sus aliados están buscando es ganar tiempo para que su socio siga ilegítimamente siendo el dictador que ostente el poder en Venezuela.
Esa alianza Maduropetrista traerá serias consecuencias para ambos países, con gobiernos fuertemente cuestionados a nivel mundial por sus actuaciones corruptas. En Colombia, el gobierno está en manos de una dirigencia totalmente corrupta, aliada con organizaciones guerrilleras que hoy controlan los territorios por orden presidencial. Las fuerzas militares mantienen una actividad pasiva, camufladas en una supuesta negociación de paz total, todo para servir los intereses de los líderes de ambos países.
Los colombianos, conociendo las consecuencias que hoy vive Venezuela, no podemos ser conejillos de indias en un experimento que busca favorecer las ambiciones políticas de Petro y sus aliados. Este experimento podría impedir elecciones en 2026 o establecer un sistema corrupto similar al que sufren nuestros hermanos venezolanos, donde, a pesar de una derrota mayoritaria, el gobierno utiliza la fuerza para robarse las elecciones y continuar gobernando ilegítimamente.
Es crucial que reaccionemos, como lo han propuesto muchos, uniéndonos como lo hizo Venezuela. En la ‘Plataforma por Colombia’, debemos escoger de forma democrática un candidato único, como ya lo hizo la oposición en el país hermano, logrando derrotar una tiranía de 25 años bajo el liderazgo de una patriota como María Corina Machado.
Lo que no deja lugar a dudas es que ambos países y sus gobiernos han perdido completamente la legitimidad con lo ocurrido en la última semana. La mayoría de sus ciudadanos tienen la percepción y las pruebas, con sobradas razones, de que son gobiernos corruptos cuyo fin principal es establecer regímenes dictatoriales disfrazados de democracia. La oposición debe tener claro esto para rechazar cualquier propuesta o política que provenga de estos gobiernos, ya que siempre serán consideradas ilegítimas y sin ninguna confiabilidad, producto de sus burdas e ilegítimas actuaciones electorales basadas en hechos de corrupción.
Esto ha traído como consecuencia el crecimiento y la unidad de la oposición en ambos países. Trabajando unidos, podremos poner fin definitivamente a lo que la izquierda de Latinoamérica tenía como prioridad bajo el acuerdo del Foro de São Paulo. Es crucial mantener la unidad de los venezolanos bajo el liderazgo de González y María Corina, y en Colombia, la unidad de toda la oposición para recuperar la gobernabilidad en 2026 y derrotar a la alianza Maduropetrista y sus conocidos aliados guerrilleros y delincuentes.
¡Viva Colombia! ¡Viva Venezuela!