
Opinión
Con gasolina árabe, Petro riega las cenizas de Ecopetrol
Flórez autorizó la operación pasando por encima de algunos requisitos legales que se deberían cumplir.
Petro decidió destruir a Ecopetrol, pero nadie imaginó que lo iba a hacer entregándoles porciones del mercado nacional de gasolina en condiciones ventajosas –tal como lo ha anunciado con el de gas– a importaciones de compañías árabes. Extraña lógica “verde” por la que los “combustibles fósiles” contaminantes son los nuestros y no los de los extranjeros.
Distintos medios, portales y hasta periodistas anunciaron hace dos semanas que Julián Flórez Quiroga, director de Hidrocarburos del Ministerio de Energía, autorizó a la compañía distribuidora de gasolina y diésel al consumidor final, Primax, de propiedad de la empresa de petróleos de los reyes de Arabia Saudita, Aramco, la importación de embarques de 100.000 a 130.000 barriles durante dos años. A finales de 2024 se habían autorizado a Terpel viajes de 200.000 por tres meses con algunas decenas de miles de diésel.
Tres elementos son decisivos para que se pueda quebrar el monopolio estatal de Ecopetrol en las compras externas de gasolina. El primero fue la eliminación de los subsidios y la equiparación del precio interno con el internacional, una vieja exigencia fiscal del FMI que Petro obedeció. El segundo es que, al mantener en la fórmula del precio interno una remuneración al productor o al importador igual al costo de oportunidad de exportarlo, se volvió ahora en un rentable incentivo para internarlo. El tercero es que ni el Gobierno Petro, ni los anteriores, decidieron ampliar la refinería de Barrancabermeja para garantizar la autosuficiencia y, antes bien, la perjudica en alto grado.
No obstante, en el caso de Primax hay más ventajismos. Flórez autorizó la operación pasando por encima de algunos requisitos legales que se deberían cumplir. Uno de ellos es estar sujeta al visto bueno de los comités quincenales de abastecimiento, donde participa Ecopetrol, pese a haber sido advertido de la sobreoferta que había en Colombia, entre varias razones porque la demanda cae en seguidilla por la elevación del precio. Flórez no reparó en nada.
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¿Procedió Flórez a cuenta y riesgo? Todo indica que hay poderes superiores detrás que, como se verá, les brindan a los jeques ganancias escandalosas en este negociado. El 10 de febrero de 2025, hace tres meses, Petro, en su viaje a Dubái, en Emiratos Árabes Unidos (EAU), donde estuvo en el World Government Summit, firmó un acuerdo con Sabic, el fondo de inversión de Aramco, “para discutir proyectos específicos de interés” (https://www.valoraanalitik.com/petro-llego-a-emiratos-arabes-para-atraer-inversion/).
En una extraña coincidencia, Sabic, en sociedad con ExxonMobil, instaló en 2022 una fabricación a escala mundial, la Gulf Coast Growth Ventures-Energy, en el condado de San Patricio, Texas, para producir distintos derivados del petróleo y para la exportación de líquidos. ¿Adivinen qué? Esa empresa es la proveedora de Primax (https://www.gulfcoastenergy.com/).
¿Qué significa este negocio de yo con yo, entre compañías con vínculos corporativos y estrecha relación? Muy sencillo: es la conexión de una vendedora al por mayor con la minorista de su propiedad, lo cual, dada esa integración, optimiza las utilidades.
En este caso, crecen porque esa gasolina que, en el mercado minorista de Estados Unidos tendría un margen a lo sumo del 10 a 15 por ciento, al traerla, incluido el costo de transporte, para la venta en las 1.020 estaciones de Primax en Colombia, tendría un margen de al menos del 40 por ciento, si se asume el mismo de Ecopetrol. Lo triplica, típico negocio de árabe.
Y pueden ser más los márgenes, como el volumétrico, lo cual, en ese mercado, donde miles de estaciones de pequeños y medianos empresarios, que ya sufren la excesiva carga normativa, padecen la competencia destructiva de las integraciones verticales y aquí, nada más ni nada menos, que la de Aramco con una filial local y con ExxonMobil (https://corporate.exxonmobil.com/news/news-releases/2022).
Surgen entonces las preguntas de rigor cuando a mayo han entrado dos buques con al menos 60.000 barriles: ¿el ministro Palma, experto en este tema, al menos no amonestó a Julián Flórez, quien también trabajó en Ecopetrol por más de 20 años y conoce de sobra todos los mecanismos?
A propósito de Palma, quien reconoce las transacciones de importación, desde diciembre de 2024, ¿sabe bien que no es lo mismo tres meses y sin integración, como Terpel, que dos años entre matriz y filial como con Primax? Aquí no se da “la competencia entre agentes en igualdad de condiciones, incluyendo a la querida Ecopetrol” (X-12/5/25), y ¿en qué quedará el proyecto de línea base de calidad en Barranca?
La responsabilidad de Petro es la principal. Es un negocio más de los que cierra antes de irse, como el tren del Magdalena Medio, las pistas de El Dorado o la compra de aviones de guerra. A raspar la olla se dijo.