![Diana Saray Giraldo Columna Semana](https://www.semana.com/resizer/v2/JZ64PWTMWFDIVKI5GUSKGXWRSU.jpg?auth=a57b44f9a6c66717d7fd2d64c2009891df8a5010ecbc718f3d0df60ff6094eae&smart=true&quality=75&width=480)
Opinión
¿Cuál voluntad de paz?
La paz total no ha sido más que un distractor de las verdaderas intenciones de los grupos armados, lo cual ha sido fortalecerse y convertirse en los amos y señores de las regiones.
Al caer la noche del miércoles, mientras las delegaciones del Gobierno y las disidencias de la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano cerraban el tercer ciclo de diálogos de paz, miembros del CTI de la Fiscalía irrumpieron en el Hotel Courtyard Marriott en Bogotá, donde se adelantaba la reunión, y capturaron a Geovany Andrés Rojas, alias Araña. Rojas es uno de los voceros de esta disidencia, que surgió de la decisión de los Comandos de la Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico de separarse de la Segunda Marquetalia de alias Iván Márquez y avanzar en unas conversaciones en el marco de la paz total.
Sin importar la reunión que se llevaba a cabo, el CTI detuvo y esposó a Rojas, lo que generó la indignación del comisionado de paz, Otty Patiño, que repetía una y otra vez que tal acción no podía llevarse a cabo, porque Araña tenía las órdenes de captura en su contra suspendidas, al ser miembro de una mesa de negociación con el Gobierno. El vocero de las disidencias fue capturado y llevado al búnker de la Fiscalía.
Al día siguiente, la Fiscalía emitió un comunicado en el que afirmó que Geovany Andrés Rojas fue capturado por tener vigente una circular roja de Interpol y que la suspensión de órdenes de captura en el marco de las negociaciones de paz no cobija a quienes tienen requerimientos con fines de extradición.
Esta decisión de la Fiscalía desató la furia del comisionado de paz: “No puede ser que la justicia opere de esa manera y que intempestivamente… al final de un ciclo bastante promisorio, irrumpa de esa manera y de un manotazo, de un golpe de mano, trata de acabar con ese proceso”, dijo Patiño a Noticias Caracol.
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No parecía importarle al comisionado las razones por las cuales una corte de Estados Unidos requería a Araña. Geovany Andrés Rojas tiene circular roja de Interpol porque se le acusa de cargos graves, de envío de cocaína a Estados Unidos, por lo que es requerido por una Corte del Distrito Sur de California.
Según la corte estadounidense, alias Araña, en su condición de cabecilla de los Comandos de la Frontera, estaría involucrado en el posible envío reciente de cocaína a los Estados Unidos. Es decir, que mientras estuvo sentando en la mesa de negociación, este vocero habría seguido adelante con sus operaciones de narcotráfico.
Sin importar los señalamientos, el comisionado Patiño afirmó que la justicia no puede actuar de esa manera, independientemente de que alias Araña siga exportando o participe en exportaciones de cocaína. “Llega una circular roja repentinamente y la presentan como la justificación para golpear lo que se está haciendo allí. Se termina un ciclo, hay unos resultados bastante promisorios en los cuales está participando el señor Andrés Rojas y desde luego eso golpea profundamente la mesa”, dijo el comisionado.
Ahora el Gobierno colombiano tiene un par de días para entregarle al Gobierno de Donald Trump a este vocero de la mesa con esta disidencia.
Lo que pasó con alias Araña deja sobre la mesa cuáles son los límites de estas mesas de diálogo y cuál el verdadero compromiso de los grupos armados que están sentados en ellas, en el marco de la paz total.
De acuerdo con informes de la Defensoría del Pueblo, el inicio de las conversaciones de paz generó que en algunos sectores del país aumenten los integrantes de las disidencias de las Farc, la Segunda Marquetalia y el ELN. Lo mismo ocurre con el Clan del Golfo.
Esta paz total ha sido aprovechada por miembros de los grupos armados ilegales para extender su poderío y dominio territorial, avanzar en el reclutamiento de menores y crecer en prácticas criminales como la extorsión y el narcotráfico. Pero no parece haber ningún interés real en la paz.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas, la producción de cocaína en Colombia se disparó 53 por ciento en 2023 hasta alcanzar las 2.600 toneladas, un récord histórico. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito registró también la cifra más alta de cultivos de hoja de coca, con 253.000 hectáreas en 2023, un 10 por ciento más que en 2022. Las cifras más altas registradas por la ONU desde que empezó a monitorear el problema en 2001.
Lo que han hecho estos grupos mientras juegan a sentarse en una mesa de diálogos es crecer territorialmente, y para ello se alimentan del narcotráfico.
Prueba de esto es lo que ocurre en el Catatumbo, donde la guerra entre las disidencias del frente 33 de las Farc y el ELN han dejado un número extraoficial de más de 100 muertos, miles de desplazados y un territorio preso de los combates entre los dos grupos ilegales. La razón: el dominio de los corredores del narcotráfico en la región.
Pareciera que el Gobierno pecara de ingenuo al insistir en que ver a un grupo sentando en una mesa es suficiente para creer en su voluntad de paz. El Gobierno, en su afán de lograr la paz, no ha logrado verificar el abandono de las prácticas ilegales de estos grupos, que se sienten a sus anchas aparentando querer la paz.
Es ingenuo creer que en casos como el de las disidencias del frente 33 y el ELN abandonaron en algún momento sus negocios de narcotráfico. Solo han aprovechado el tiempo que les dieron los diálogos para ganar territorios y someter a la población al miedo y la barbarie. Todo por mantener el dominio del rentable negocio de la droga y la ilegalidad.
La paz total no ha sido más que un distractor de las verdaderas intenciones de los grupos armados, lo cual ha sido fortalecerse y convertirse en los amos y señores de las regiones.