
Opinión
“Decir una mentira requiere un mayor esfuerzo que decir una verdad”
Esto es exactamente lo que le sucede a testigos que desfilaron dentro del juicio del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Existe una gran variedad de procedimientos de análisis de los testimonios que se reciben en un proceso judicial, en su mayoría, justificados por los planteamientos de varios psicólogos que se han dedicado a estudiar el comportamiento de los testigos y, principalmente, por la hipótesis del alemán Udo Undeutsch, la cual establece que “un testimonio basado en una experiencia real difiere en cuanto a su calidad y contenido de un testimonio basado en un acontecimiento imaginado.”
Este prefacio puedo explicarlo más claramente a partir de dos dichos populares que dicen: “Es tan mentiroso que cuando dice una verdad se pone colorado” y “cae más rápido un mentiroso que un cojo”.
Esto es exactamente lo que le sucede a testigos que desfilaron dentro del juicio del expresidente Álvaro Uribe Vélez como Juan Guillermo Monsalve y Carlos Enrique Vélez, alias Víctor, este último, a quien según los alegatos de la defensa, “en los últimos diez años ha cambiado drásticamente su versión sobre los hechos de investigación” y quien “reconoció en pleno juicio que había faltado a la verdad en varios apartes del proceso penal.”
En un ensayo de Santiago Amaya-Nassar, de la Universidad Católica de Colombia titulado “Técnicas de Análisis de Credibilidad del Testimonio en Adultos”, se refiere a algunas conclusiones de los planteamientos de estos psicólogos, entre ellas, que “decir una mentira requiere crear una historia nueva, ensayarla, plantearla y organizar todos los movimientos y estados corporales que acompañan la mentira”.
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Cuando se observó el testimonio de Monsalve, se evidenció claramente el estado de nerviosismo, ansiedad, angustia, lo que denotaba inconsistencia en sus decires, buscando apoyo hasta en la guardia con miradas sin enfoque, sin embargo, solo contaba con el apoyo de su personalidad cínica que lo ha llevado a sostener una mentira que se convirtió en el juicio más importante de la historia de los últimos años en Colombia, en detrimento de una persona que le ha puesto la cara al proceso, a la justicia y al país.
En su contenido, ¿qué podría decir Monsalve sobre una supuesta orden que le dio el expresidente Uribe a Cadena para sobornar testigos? 1) si jamás estuvo presente en conversaciones entre ellos; 2) si, como lo afirmó en juicio, nunca conoció directamente al expresidente más allá de haberlo visto en medios de comunicación; 3) si, lo que pudo haber constatado frente al abogado Cadena, es que este le ofreció un recurso extraordinario de revisión y le hizo algún otro ofrecimiento, por su cuenta y riesgo, situación de la cual el expresidente no puede ser responsable bajo ningún punto de vista.
Mucho menos pudieron ofrecer certeza de “soborno a testigos” los otros deponentes que, más que acogerse como testigos de referencia, es decir, de oídas, son “testigos de los testigos de los testigos”, algo así como que A oyó decir de B algo que le contó C sobre lo que hizo D.
Por último, jugará un papel importante la valoración de las pruebas técnicas de las interceptaciones ilegales al expresidente Uribe y la manipulación del reloj grabadora de Monsalve; la violación del principio de congruencia porque se le acusó un delito no imputado; y la inexistencia de un hecho sustentado por la Fiscalía (febrero de 2018) y desvirtuado por la defensa que si acaso ocurrió, no fue en febrero, sino en mayo y que, además, fue lícito porque el expresidente Uribe jamás le dio una orden a Cadena de sobornar a testigos.
Ahora bien, al caerse el soborno a testigos con estos elementos tratados, se derrumba, en efecto dominó, el soborno en actuación penal y el fraude procesal.
Me resta decirle a la justicia, no a la jueza. “Justicia, de usted depende el futuro de Colombia, porque, a su vez, de usted depende la libertad y la dignidad del más valiente compatriota, del que lo ha dado todo por nuestra patria, del que le dijo a usted la verdad en muchas sesiones del juicio, del que le puso la cara. En sus manos, oh sublime justicia, esperamos todos que se falle en derecho.”