OPINIÓN
Dinamizadores de la recuperación
Aunque la caída de la economía en 2020 fue mayor a la contracción del 5% en 1999, la cartera total de créditos del sistema financiero, antes que reducirse, aumentó un 4,8% anual hasta fines de septiembre .
Existe una diferencia notoria entre la crisis económica que vive actualmente el país a raíz de covid-19 y la fuerte recesión que atravesó hace 20 años que permite ser bastante más optimista hoy sobre las perspectivas de recuperación de lo que se podía ser en aquella época. El sistema financiero, elemento clave para la reactivación de las economías de empresas y hogares, goza hoy de mucha mejor salud y dinámica. Además, la pandemia ha acelerado su proceso de transformación tecnológica, lo cual está abriendo espacios para nuevos actores, nuevos y mejores servicios, mayor competencia y una profundización del acceso a nuevas capas de la población y el empresariado.
En la crisis de fin del siglo pasado, el sistema financiero colombiano estuvo al borde del colapso. La cartera morosa alcanzó el 14% de la cartera total, 24 entidades financieras fueron intervenidas y la disponibilidad de crédito a empresas y hogares se derrumbó. De representar cerca del 36% del PIB en 1997, el valor total de los préstamos del sistema en relación con el tamaño de la economía cayó por 6 años consecutivos hasta ser solo algo más del 18% del PIB en 2003. Este desapalancamiento contribuyó a que volver al ingreso real por habitante de 1997 tardara casi 8 años.
Aunque la caída de la economía en 2020—que se estima en torno al 7%— fue mayor a la contracción del 5% en 1999, la cartera total de créditos del sistema financiero, antes que reducirse, aumentó un 4,8% anual hasta fines de septiembre (conservando un índice de cartera morosa inferior al 5%). Esta expansión de la cartera es superior, en términos reales, a las de iguales períodos de años “normales” como 2016 y 2018. Con ella, el valor total de la cartera del sistema financiero habrá cerrado 2020 en torno al 47% del PIB. La buena irrigación de recursos de crédito a la economía contribuyó a que la caída de la actividad no fuera aún mayor y a acelerar la reactivación.
Otro aspecto destacable es que la confianza de los depositantes en el sistema se mantuvo incólume. De hecho, por el mayor ahorro de algunos hogares y empresas que aplazaron consumos e inversión, las captaciones de las entidades financieras aumentaron un 13,5% anual a septiembre, la mayor cifra en muchos años. El que Colombia cuente con un sistema financiero bien capitalizado y con amplia disponibilidad de recursos es una de las principales razones por la cuales el Banco Mundial estima que nuestra economía crecerá un 4,9% en 2021 y un 4,3% en 2022. En esta oportunidad, retornar al ingreso real por habitante de 2019 tardará 3 años.
Tendencias
La mayor razón para el optimismo, sin embargo, es la aceleración en la oferta y adopción de soluciones financieras digitales ocasionada por la pandemia. La billetera digital de Movii, empresa fundada por el caleño Hernando Rubio, alcanzó el millón de usuarios en septiembre pasado. Nubank, banco digital fundado por el antioqueño David Vélez con 30 millones de clientes en Brasil y México, ya recibió 200.000 solicitudes para su tarjeta de crédito en Colombia y está en proceso de obtener licencia para operar como banco en el país.
Estas y otras empresas “fintech” han impulsado a la banca tradicional a apostarle a nuevos canales de bajo costo y nuevos segmentos. Tras el lanzamiento de Nequi, el banco digital de Bancolombia en 2016, y la conformación de la alianza RappiPay Davivienda en 2019, el grupo Gilinksi abrió el banco digital Lulo Bank el año pasado. La competencia y la innovación digital en el negocio financiero redundarán en grandes beneficios para los usuarios de crédito actuales y potenciales y dinamizarán la recuperación.