Alejandra Carvajal Reyes Columna Semana

OPINIÓN

El poder del rumor

La tergiversación de la verdad es uno de los principales métodos de buena parte de los miembros del gobierno del cambio.

Alejandra Carvajal
27 de mayo de 2025

Ayer, quizás la noticia internacional que más se destacó en los principales periódicos, revistas y tabloides del mundo entero, fue el manotazo de la primera dama de Francia a su esposo, el presidente Emmanuel Macron.

Fue la noticia más leída y comentada en casi todos los medios. Eso, a pesar de tener varias realmente importantes, como lo fue el ataque de Rusia a Ucrania, uno de los más feroces desde que empezó la guerra, los aranceles de Estados Unidos a la Unión Europea o el atropellamiento masivo de un grupo de hinchas del Liverpool en esa ciudad británica.

Con relación al incidente, el presidente francés ha señalado que “hay un vídeo” en el que se le ve “bromeando” con su mujer. Asimismo, ha manifestado que “de alguna manera, eso se convierte en una especie de catástrofe ‘geoplanetaria’, con gente incluso inventando teorías para explicarlo“; ”Todos deben calmarse y, sobre todo, prestar atención al contenido de la noticia“.

Más allá de sí el presidente Macron y su esposa estaban de pelea o jugando, quizás lo que realmente importa de este episodio es la capacidad de centrarnos en asuntos sin importancia y como la realidad puede distorsionarse hasta convertirse en una mentira.

En Colombia, por ejemplo, nos centramos en ocasiones en asuntos sin relevancia, convirtiéndolos en el gran acontecimiento del día. Quizás para la mayoría de colombianos tenga más recordación el que el presidente de la República se haya paseado con una nueva pareja de la mano en Panamá, que la multiplicidad de veces que ha insultado a las cortes, o que muy seguramente el Gobierno haya roto la regla fiscal, entre otros asuntos.

En nuestro país, el Gobierno, de manera frecuente, calculada y pensada, convierte mentiras en verdades. Crea rumores, como que los empresarios no quieren pagar un salario digno a los trabajadores, cuando realmente varios miembros del Pacto Histórico son los que no lo hacen.

El señor David Racero es un claro ejemplo de ello, pues luego de los audios y chats de WhatsApp publicados en varios medios de comunicación, quedó establecido que no solamente tiene al Sena como uno de sus fortines políticos, sino que pagaba mal a sus trabajadores. Algo similar sucede con Laura Sarabia, o con Clara López, quien calificó a una niñera —en este caso la de Sarabia—, de manera despectiva, como a una sirvienta.

Al gobierno del cambio le quedó grande hablarle con la verdad a la gente. Utiliza el rumor como una de sus principales armas. La consulta popular es uno de los más grandes engaños. Lo último que le interesa a este Gobierno es el bienestar de los trabajadores colombianos, o el que tengamos acceso a un sistema de salud digno.

Lo que realmente apasiona al progresismo es el tener continuidad en el poder, para así realizar un cambio en el modelo social, político y económico del país, que solo nos conducirá a la miseria, desplazamiento y hambre de un pueblo tan pujante como el nuestro.

Por cuenta de este tipo de iniciativas, nuestra República está en peligro. No más rumores, no más mentiras, no a la consulta popular.

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