
Opinión
El uñero populista de la izquierda
Fajardo tiene una cualidad que me la relató un amigo antioqueño así: “A Fajardo le hicieron la prueba de covid y salió que no era positivo ni negativo”.
Quiero ser claro, esta frase la escuché de un amigo y me pareció no solo fantástica, sino tan descriptiva de lo que está pasando que le pedí el favor de poder usarla para una columna, cosa que me aceptó. El uñero populista de esa izquierda corrupta y siniestra tiene los siguientes componentes. La uña, que es Claudia López. El mugre, que, sin duda, es Gustavo Petro y compañía, Benedetti, Roy, Sarabia, etcétera… La cutícula, el exalcalde de Medellín Daniel Quintero. Y el vital manicurista, Juan Manuel Santos.
Sin embargo, hay un último elemento de este uñero, el más importante, ya que disfraza el verdadero talante del candidato, que es el esmalte, pues su objetivo es ganar, ganar y ganar a cualquier precio, algo que todos los anteriores han demostrado es una característica común en su carrera política. ¿Qué significa cada parte de este uñero, qué son y cómo operan? Veamos.
La uña, parte fundamental, pues tapa todo lo demás, se puede caer y, por lo tanto, cambiar. Se lima y se ve divina. Se corta y queda bien o se deja crecer y se vuelve amenazante. Ah, y además se rasca en cualquier parte del cuerpo, sea el propio o no. Claudia López es todo esto. Fue, yo creo que todavía lo es, petrista hasta la médula y hoy dice no serlo. Al contrario, con su discurso de “oposición y seriedad” trata de convencer a empresarios y al centro político de que ella es eso. No es sino ver sus posiciones en el Congreso durante décadas y los resultados en la alcaldía para darse cuenta de que esa uña tapa todo lo que hay debajo, incluyendo su propia historia.
El mugre comienza con Gustavo Petro, quien premia la corrupción con más mugre, pues lo nombra ministro del Interior o canciller. Ese mugre ensucia todo lo que toca y solo tiene un fin: ¡quedarse ahí! Que no lo saquen, que no lo limpien y que pueda seguir contaminando no solo la uña, sino la mano y, si puede, todo el cuerpo. Este sin duda es el Gobierno más corrupto de la historia, y con la llegada de Roy y de Benedetti, la corrupción que hemos visto hasta ahora se va a quedar en pañales. El robo a la salud, en el que son expertos, la compra de congresistas en lo que ya se descararon y la masiva compra de votos que viene son ese mugre exponencial con el que van a acabar la democracia.
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Daniel Quintero es esa cutícula que se corta y vuelve y sale, que solo es un estorbo que no sirve para nada. ¿Mejor definición? Imposible, pero también forma parte de ese mugre, pues lo que se robaron en su alcaldía apenas está empezando a ser público.
El experto manicurista, Juan Manuel Santos, arregló la uña de uribista para llegar al poder, luego la cortó y la botó a la basura para hacer crecer una uña propia que hoy nadie puede describir. Siempre está atento a ver cómo arregla esa uña u otra, cómo las pinta y las acomoda a los vientos políticos del momento. No olvidemos que Petro lo apoyó en su campaña en 2014, la uña ya no era uribista, y que en el Gobierno de Petro sus uñas bien ‘manicuradas’ han manejado una parte fundamental del poder con Murillo en la Cancillería y Velasco, Benedetti y Cristo en Interior, para solo mencionar a algunos.
Viene ahora, a meses de la elección de presidente de la república, el esmalte. La pregunta es: ¿quién va a ser? Empecemos con Sergio Fajardo, cercano a Santos y quien tuvo como candidato a la vicepresidencia en 2022 a uno de sus ministros, Luis Gilberto Murillo. Fajardo tiene una cualidad que me la relató un amigo antioqueño así: “A Fajardo le hicieron la prueba de covid y salió que no era positivo ni negativo”. ¿Podrá manejar así el desastre que deja Petro? Sin carácter, este país no sale adelante.
Murillo es otro de los esmaltes que se posicionó muy bien cuando aceptó la Cancillería, pero, la verdad, su paso por allí lo deja sin aire. Claro, el manicurista es experto en cambiar el esmalte, luego no podemos desecharlo. ¿Alejandro Gaviria? Fue uribista, fue santista y fue petrista, pues estuvo en los tres gobiernos. Casi que podría ayudar al manicurista, pues se disfraza de intelectual puro, pero su carrera política muestra lo contrario.
Hay otros dos que van a necesitar un esmalte muy bien elaborado, pues, la verdad, no dan la talla: María José Pizarro y Gustavo Bolívar. Muy cercanos al mugre, incluso uno de ellos lo ama, van a necesitar unas capas de pintura muy sofisticadas, pues ya nadie se cree el cuento del cambio. Claro que con la ayuda de Benedetti y la compra masiva de votos que se viene, hasta un esmalte transparente les puede servir. Algunos mencionan a Roy, principalmente él, pero lo que finalmente quiere es quedarse con el mugre para llenarse los bolsillos. Así ha jugado siempre y jugará con quien le facilite ensuciarse.
Y del otro lado. Ni dedo hay por ahora. Pero es para otra columna.