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Opinión

Es mejor la reforma laboral que la consulta popular

En Colombia, después de muchos años, tendremos una nueva legislación laboral que recoge los anhelos de muchas luchas sindicales.

Angelino Garzón
19 de junio de 2025

El Senado de la República, por mayoría de votos, aprobó el día 17 de junio del presente año el texto de la reforma laboral y negó, por segunda ocasión, la iniciativa del presidente Petro y de su Consejo de Gobierno de convocar a una consulta popular sobre el contenido que debería contemplar en Colombia una nueva Reforma Laboral y algunos temas en materia de salud.

Paralelo a esto, el señor registrador del Estado Civil, manifestó públicamente que la Registraduría Nacional, organismo estatal que tiene la facultad legal de organizar las elecciones en Colombia, “ha considerado prudente conocer previamente los conceptos de las altas cortes judiciales” sobre el decreto presidencial de convocar, unilateralmente, a una consulta popular en Colombia para el próximo 7 de agosto, mucho más cuando dicha iniciativa constitucional fue negada en dos ocasiones por mayoría de votos en la plenaria del Senado de la República.

“Como no por mucho correr se llega más temprano”, tal como dice el adagio popular, y gobernar es el arte de tener los pies sobre la tierra, con todo respeto, tal como ya lo había manifestado, considero que el presidente Petro se equivocó políticamente al priorizar su iniciativa de la consulta popular, la cual es un hecho remoto al proceso real de aprobación de la reforma laboral y a cuyo contenido democrático contribuyó positivamente el proyecto de reforma laboral que el propio gobierno nacional presentó a inicios del presente año a estudio del Congreso de la República.

Como “errar es de humanos y corregir es de sabios”, considero que el paso más sensato que debe dar, públicamente, el presidente Petro es retirar su decreto extraordinario de consulta popular y poner en práctica las recomendaciones que surgieron de la reunión promovida por la Iglesia católica colombiana el pasado lunes 16 de junio, en relación con la urgencia que tenemos hoy en el país de desarmar la palabra y de contribuir desde el Estado, los medios de comunicación y los diversos sectores políticos, sociales, gremiales y étnicos a un clima favorable a la despolarización, reconciliación, diálogo entre diferentes, no violencia y convivencia pacífica.

Como estoy seguro que el positivo texto que se aprobó en el Senado de la República será una buena base democrática para la conciliación final con el texto aprobado por la Cámara de Representantes, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que en Colombia, después de muchos años, tendremos una nueva legislación laboral que recoge los anhelos de muchas luchas sindicales que se desarrollaron en el pasado, como también los mandatos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Además, amplía considerablemente derechos de los trabajadores, de paso, contribuye a estimular en el futuro un camino favorable para el diálogo y la concertación entre empresarios, trabajadores y gobierno para la promulgación de un Estatuto del Trabajo tal como lo mandata la Constitución Nacional.

Promulgado el texto definitivo de la reforma laboral, en la que, desafortunadamente, no se hace ninguna excepción para más de 5.400.000 micro y pequeñas empresas, considero —tal como lo ha manifestado el señor Ministro de Trabajo de Colombia— que el paso siguiente debe ser un esfuerzo concertado entre el Gobierno nacional y el Congreso de la República a fin de aprobar un estatuto especial que proteja y estimule el funcionamiento de la micro y pequeña empresa, y que incluya a esos pequeños emprendedores, entre los que hay millones de mujeres que, estoicamente, están dedicadas a sacarlas adelante.

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