Opinión
Esto apenas empieza
La relación de Estados Unidos con Petro no se va a recomponer. No hay la menor posibilidad de arreglarla y, cuando salgan las cifras de hectáreas de coca, esto va a ser aun peor.
La crisis que desató el presidente Gustavo Petro con Estados Unidos no ha terminado. Es más, apenas empieza. Claro, después del papayazo que Petro dio –y al que Estados Unidos respondió con algo que ya estaba listo y a la espera de que algún país hiciera lo que a Petro se le ocurrió a las tres de la mañana–, la reculada era necesaria.
Si bien no sabemos cómo se dio ese reversazo de Colombia, lo que sí es importante saber es que Petro, tal y como lo ha demostrado desde entonces, va a seguir en esa pelea, pues a él le sirve y, además, le llena el ego, que es lo único que le interesa. Por lo tanto, esperemos más estupideces –así hay que llamar lo que hace, pues no hay otro término– en este año y medio que le queda de gobierno y preparemos un plan de acción paralelo con el sector privado a la cabeza. Esto, además, no excluye que también se hagan otras acciones de tipo político, pues nuestro Gobierno ya es el trompo de poner en Washington. Pero sí es fundamental que entiendan que este es un Washington distinto, que opera distinto y donde los que antes operaban como peces en el agua, caso Juan Manuel Santos, hoy son absolutamente radioactivos.
Una parte de la acción política de los países que antes se daba era a través de los centros de pensamiento, como el Atlantic Council, CSIS o el Inter-American Dialogue. Hoy muchos de ellos restan más de lo que suman, en especial los que han estado muy ligados a los demócratas, como el primero antes mencionado. Claro, es una oportunidad para que se reinventen y abran sus espacios. Sin embargo, hoy solo dos tienen, y tendrán claramente, algo de influencia: el Heritage Foundation y el American Enterprise Institute.
El otro plan de acción de los países era el Congreso. Esa acción fue siempre muy bipartidista y, la verdad, aún se debe hacer. El Congreso tiene mucho poder y de ninguna manera se debe descartar el diálogo con los pocos congresistas y senadores demócratas a los que les importa América Latina y Colombia. Sin embargo, hay un nuevo escenario en el Congreso, donde los congresistas MAGA, en especial los de antes, son fundamentales. No se debe dejar de lado a los que acaban de ser elegidos, aunque, en términos de poder, en el interior de esa institución la antigüedad en el Congreso es muy importante. Hay que buscarlos, llegarles y tratar de generar una interacción que pueda servir en algún momento para equilibrar en algo las cargas que ya hay contra Colombia.
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Eso sí, hay un nuevo factor que antes era importante, pero ni cerca de como lo es hoy: la Florida. El eje del poder político se trasladó de D. C., desde donde aún opera, claro está, al Sunshine State o al Estado del Sol, en especial de West Palm Beach hacia Miami. Los tres cargos más importantes del Gobierno, el secretario de Estado, el chief of staff o jefe de Gabinete y el consejero de Seguridad Nacional, son de Florida. Y el fin de semana pasado, en su primera salida de Washington, hizo una gran reunión política y de gobierno precisamente en Miami.
Sin duda, el senador más importante para nuestra causa es Rick Scott. No solo fue gobernador de Florida, sino que es cercano a Trump, quien lo quería como jefe en el Senado, pero por antigüedad no lo logró. Scott es firme aliado en la causa de la libertad, como lo son los congresistas que también se van a necesitar: Carlos Jiménez, María Elvira Salazar y Mario Díaz-Balart. Es más, en esa causa hay una congresista demócrata, los otros son todos republicanos, que ayuda y es amiga de la causa: Debbie Wasserman Schultz. Hay otros como Dan Crenshaw, congresista republicano de Texas, quien vivió en Colombia, que se deben buscar en este proceso para minimizar el daño que de todas maneras va a causar Petro y su gigantesco ego.
El juego en Washington al que todos estaban acostumbrados hoy ya no es así. Como embajador me tocó parte de esta transformación, pues mi aliado en todas las cosas que necesité para Colombia no era el Departamento de Estado, sino el consejero de Seguridad Nacional para América Latina en la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone. Es más, a petición del Gobierno americano, y como aliado de Colombia, hicimos una muy fuerte campaña para su elección como director del BID.
Hoy el Departamento de Estado recupera su importancia con Marco Rubio, pero igualmente el enviado especial para la región, Claver-Carone, va a jugar un papel fundamental en la interacción con la Casa Blanca y su política hacia la región, como se vio en la crisis con Colombia. No olvidemos que toda la operación de arresto del mafioso Álex Saab, con interceptación aérea incluida, fue suya, lo que dice mucho de su manera de pensar y de operar, lo que genera ilusión entre los que queremos libertad en Venezuela.
La relación de Estados Unidos con Petro no se va a recomponer. No hay la menor posibilidad de arreglarla y, cuando salgan las cifras de hectáreas de coca, esto va a ser aun peor. Hay que prepararnos para los más graves escenarios, hay que diseñar estrategias rápidas y paralelas, y entender el nuevo Washington y el nuevo círculo de influencias en esta administración.
Petro es gallito fino con Donald Trump, pero arrodillado con Maduro. El costo va a ser brutal, y eso, con un presidente al que le importa poco el interés nacional, es una fórmula explosiva. Así estamos, y estaremos, los próximos 16 meses y hay que hacer hasta lo imposible para evitarlo.