OPINIÓN
Fin de año de conexión familiar y descanso digital
En este 2021, a pesar de haber tenido algunos eventos presenciales y mixtos como trabajo, clases, actividades y otros encuentros, la virtualidad y el mundo digital tuvieron un gran protagonismo.
Podría pasar que estemos junto a nuestras familias, bajo el mismo techo, pero a kilómetros de distancia por estar dedicados a las redes sociales. Es cierto que las redes nos acercan a quienes están lejos, pero también pueden distanciarnos de quienes tenemos cerca, haciendo que estar conectados con tantas personas al mismo tiempo sea, irónicamente, sinónimo de soledad. Ahora, mirar a los ojos cuando se está conversando con alguien y no estar revisando la pantalla del celular pasó de ser una cortesía a un privilegio, y las llamadas de voz y las visitas fueron reemplazadas por un seco y distante mensaje de texto por WhatsApp.
Por eso, para aprovechar esta oportunidad que nos da la vida después del desafío de covid-19, aunque parezca utópico en el siglo XXI, quiero invitarlos a realizar una desconexión digital parcial y a que logremos una conexión presencial total con nuestros familiares. ¿Pero es posible abandonar por unos días el celular y el uso de las redes sociales, para encontrarnos con nosotros mismos y nuestras familias? O, por el contrario, ¿la dependencia a las redes nos lleva precisamente a estar más activos digitalmente? ¿Es posible aceptar una invitación a comer en familia o con amigos sin ver el teléfono cada cinco minutos para revisar el WhatsApp y contestar inmediatamente? ¿Podemos despegarnos unas horas del celular, sin que nos genere ansiedad por lo que pueda estar pasando en las redes?
A pesar de no tener una respuesta concreta a estas preguntas, son sentimientos generalizados por quienes vivimos en este mundo interconectado y, sobre todo, luego de unos años en los que la virtualidad ha tomado mayor fuerza. Por eso, este fin de 2021 e inicio de 2022, sin saber a ciencia cierta lo que nos espera en este nuevo año, creo que más allá de estar preocupados por las redes sociales, sería bueno darle mayor importancia a reconocer a nuestras familias, quienes, sin duda, han participado generosamente desde siempre en la construcción de nuestros proyectos de vida.
No estoy en contra de las redes sociales y mucho menos de las ventajas del uso y la apropiación de la tecnología, pero no puede pasar que en esta temporada de reflexión terminemos con una fatiga digital adicional. Por eso, este es simplemente un llamado a vivir una “experiencia de la magia de la Navidad”, de pasar tiempo en familia y disfrutar de nuestros seres queridos con un poco de “silencio digital”, que, en medio de tanta virtualidad, se vuelve necesario. Los invito a asumir el reto de escribir una carta de su puño y letra para algún ser querido, demostrándole su cariño y admiración.
Tendencias
Esta es una oportunidad para que podamos aprender el significado y los frutos de la “desconexión digital parcial” y de compartir con nuestras familias los beneficios del diálogo presencial, ahora que estamos regresando progresivamente después de experiencias de confinamiento debido a la pandemia. El desafío no es tecnológico sino pedagógico, por eso los invito a hacer uso de la tecnología de una forma más saludable, aprender a convivir con ella y a aprovechar sus beneficios, sin que nos consuma nuestro tiempo en familia.
Les deseo una Feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de nuevas experiencias, reflexión y aprendizajes.
*Rector de la Universidad del Rosario.