Almirante-David-René-Moreno-Moreno

Opinión

Gobierno incoherente

Los errores de los gobernantes siempre los pagan los gobernados.

David René Moreno Moreno
12 de febrero de 2025

Sin duda, el 4 de febrero pasará a la historia como la fecha en la que el gobierno progresista y sus aliados del ‘Pacto’ demostraron una vez más, no solo que no estaban preparados para ocupar los más altos cargos del poder ejecutivo, sino que no han sido capaces de gobernar el país, pero se debe reconocer que quienes montaron el ‘show’ lograron el más alto rating televisivo de la temporada, lo que permitió conocer de primera mano la pésima calidad de muchos de los personajes que acompañan al inquilino del Palacio de Nariño, quien mantiene la estrategia de victimizarse para tratar de ganar adhesión.

Después de valorar el deprimente espectáculo ofrecido durante cerca de 6 horas por el jefe de gobierno —quien ama divagar por el espacio sideral— y por sus inmediatos subordinados, es mucho más fácil comprender la magnitud del daño que han hecho al país y el que les falta por hacer en los meses que quedan de este período presidencial, requiriéndose muchos años para desagraviar a la sociedad que ha sido polarizada, así como para reparar la economía, la política, la industria, el campo y, sobre todo, para recuperar la seguridad y acabar con el karma del narcotráfico que se ha disparado por la posible tolerancia frente a los criminales.

Con cada escándalo que surge alrededor del gobierno son muchos los colombianos que recapacitan frente al error de haber votado a favor del famoso ‘Pacto’ que les prometió un cambio que nunca llegó, pero también permite que los indiferentes reflexionen sobre su responsabilidad con la familia y el país, así como sobre el valor de su voto que es imprescindible para darle un nuevo rumbo a Colombia, para sacarla del abismo al que la han conducido serviles esclavos del comunismo internacional. Con ‘los cueros al sol’ de los miembros del gabinete se reafirma que los han designado solamente por compartir la ideología zurda, no por sus cualidades personales, ni mucho menos por sus capacidades profesionales.

En la rendición de cuentas, el jefe de Gobierno recalca que se han incumplido 146 de 195 compromisos, lo cual refleja la incompetencia de sus inmediatos subordinados y muestra que se trata de un gobierno desarticulado, donde la responsabilidad no recae solamente en quienes han debido ejecutar las tareas; una posible solución es que, sin excepción, todos los que estuvieron presentes en esa reunión renuncien a sus cargos, porque no han cumplido la labor para la que fueron nombrados, no han logrado mejorar la calidad de vida de los colombianos y tampoco han conseguido refundar el país, objetivo de su equivocada ideología.

“(…) Y hoy me duele que en este gobierno que yo ayudé a elegir, y que le ayudé a hablar al país, como usted lo ha dicho, se presenten tantos actos de corrupción”, son las palabras de la vicepresidenta que, seguramente, pasarán a la historia y, probablemente, serán repetidas en muchos procesos legales, aquellos donde se denuncia la corrupción que corroe las bases de la ideología ‘progre’ que llegó al poder haciendo énfasis en combatir la corrupción de la cual parece que hoy son los campeones, pero el jefe de Gobierno ha defendido a capa y espada a sus alfiles, Benedetti y Sarabia, a quienes los miembros de gabinete rechazan por lo que representan.

“Gustavo Petro no es un hombre libre. Está secuestrado por Armando Benedetti, un delincuente confeso y principal cómplice del fraude que lo llevó a la Presidencia”, afirma F. Lloreda en una columna de opinión, concepto que se refuerza en el pensamiento de quienes presenciaron el espectáculo. Ciertamente, el drogadicto, el alcohólico o el delincuente tienen todo el derecho a recuperarse y tener nuevas oportunidades, pero no pueden ser las personas que sean colocadas como ejemplo de pulcritud y eficiencia a las cuales se les entrega como premio mayor los máximos poderes en la conducción de un estado; es vergonzoso y ni siquiera se sonrojan.

La dialéctica de la izquierda insiste en promover la inversión de los valores y los principios de la sociedad; buscan darle la vuelta a la historia para acomodarla según sus intereses, intentan por todos los medios hacer creer a los desprevenidos que los asesinatos, secuestros, torturas, violaciones cometidos por delincuentes de diferentes pelambres lo hacían cubiertos por el manto de la pureza buscando la igualdad y la justicia. La bandera del M-19, el sombrero de Pizarro y la sotana de Torres, orgullosamente mostrados a propios y extraños por el jefe de Gobierno, le hacen apología al delito; es una trampa del trasbordo ideológico del socialismo del Siglo XXI.

Hasta ahora, todo indica que ‘los progres’ y sus aliados quieren mantenerse en el poder, ya están colocando en las posiciones claves a los integrantes de la izquierda para que comiencen a actuar frente a las elecciones del 2026. Es posible que ahora Benedetti, quien manifiesta que consiguió 15.000 millones para la pasada campaña, estando empoderado legalmente, pretenda recoger más dinero para asegurar la continuidad del socialismo en el Palacio de Nariño.

Las dudas que flotan en el ambiente después del espectáculo televisivo son: ¿A qué se debe la extrema lealtad del jefe de gobierno con Benedetti y Sarabia? ¿Cuáles son los secretos que guardan estos dos personajes para que, a pesar de todo lo sucedido en su contra, tengan tanto poder en el presente gobierno? ¿A qué se debe el ‘amor’ declarado del bachiller Bolívar con el Presidente? ¿Habrá elecciones en el 2026?

Por favor, distinguidos precandidatos, únanse para que solo haya un representante de la verdadera democracia, a fin de que sea elegido en la primera vuelta, porque aquí no hay segunda oportunidad. No vayan a caer en la trampa de los egos y ambiciones, piensen en el futuro de Colombia.

Noticias Destacadas