Julio Londoño Paredes Columna Semana

Opinión

Guerra de mercaderes y mercenarios

Otras víctimas de la perenne guerra entre Rusia y Ucrania serán algunos países de África y América Latina.

Julio Londoño
15 de septiembre de 2023

La semana pasada, el Gobierno de Cuba informó que había abierto un proceso penal contra una red de tráfico de personas, por reclutar a ciudadanos cubanos, tanto procedentes de la isla como residentes en Rusia, para hacer parte de las fuerzas rusas que combaten contra Ucrania.

Se ha ofrecido a los cubanos contratos hasta por un año para incorporarse al ejército ruso y participar en la lucha. Con la situación de Cuba, seguramente han sobrado “voluntarios”. La cancillería cubana afirmó su “firme y clara posición histórica en contra del ‘mercenarismo’”.

Es lógico y debe tener mucho cuidado. Los cubanos tuvieron en 1961 la experiencia de la fallida invasión a Bahía Cochinos al sur de la isla, por un nutrido grupo de mercenarios financiados por la CIA para derrocar a Fidel Castro. Eso sin contar los preparativos abiertos que varias oportunidades han hecho mercenarios en La Florida para invadir a Cuba.

No hay noticias de que los rusos hayan incorporado igualmente a otros latinoamericanos a sus filas. Pero puede ser. Lo que sí se conoce es que no solo colombianos, sino también de muchas otras nacionalidades han tratado de incorporarse a las fuerzas ucranianas.

Es evidente que no se trata de posiciones ideológicas ni de principios, sino del simple afán de ingresos. Oficiales, suboficiales y soldados profesionales colombianos se han incorporado a las fuerzas militares de varios países árabes, donde son bien acogidos por su experiencia y entrenamiento.

Putin cada día enfrenta mayores problemas para suplir las bajas y los desertores de sus fuerzas armadas. Es por eso por lo que el famoso grupo de mercenarios Wagner ha tenido un papel tan importante en la guerra y en la presencia rusa en naciones africanas.

Además, con la enorme cantidad de armamento y equipo que se ha entregado por los países de la Otan a Ucrania, los mercaderes e intermediarios de todas las nacionalidades están amasando grandes fortunas. Por su parte, Rusia acude a Corea del Norte y con la guerra, muchos países están renovando su arsenal bélico. Sus sofisticadas existencias actuales se volverán chatarra y terminarán en África y América Latina.

Si en algunos países, para la compra de tres helicópteros a un país que no es fabricante, se interponen recomendaciones e influencias, que será para la compra de una escuadrilla de aviones F-16, tanques y cohetes de última generación.

En nuestro medio, los ricachones grupos armados que están en los cuatro puntos de nuestra geografía serán los principales clientes. No sería extraño que en algún tiempo cambien las pipetas de gas, por cohetes de alta precisión, helicópteros sofisticados y hasta de pronto, carros blindados.

Además, esos grupos son expertos también en “mercenarismo”, ya que reclutan a niños, ofreciéndoles que les darán a sus madres neveras, motos y hasta dinero mensual. Naturalmente que es lo que denominan “incorporación voluntaria”, que no es delito. El problema es que con frecuencia el ofrecimiento rápidamente se esfuma y cuando el interesado pretende escapar, lo fusilan.

Pero naturalmente eso no es un asesinato, sino la “ejecución de un traidor”, que tampoco está contemplado en el código penal.

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