
Opinión
Importancia de las alianzas público privadas
La clave para el éxito de ese tipo de alianzas radica en que debe apoyarse, desde el diseño de las obras a emprender, hasta el desarrollo integral de las mismas.
Las alianzas público privadas son un “gana gana”, donde se mantiene el carácter regulador del Estado sobre la economía nacional, la prestación de servicios públicos esenciales para la población y el mejoramiento de la infraestructura en materia vial. Están soportadas en Colombia en mandatos constitucionales que las permiten y en la Ley 1508 del 2012, que regula tal modalidad de trabajo conjunto entre el sector público y el sector privado.
La clave para el éxito de ese tipo de alianzas radica en que debe apoyarse —desde el diseño de las obras a emprender, hasta el desarrollo integral de las mismas— en definidos nortes éticos, como la cero tolerancia con la corrupción y con la irresponsabilidad administrativa. Quienes representan al Estado deben ser ejemplo de rectitud, honestidad y un comportamiento ético en la defensa de los recursos públicos y en garantizar la participación de la población urbana y rural en todo lo relacionado con la rendición de cuentas, lo mismo que en el control y seguimiento de todas las actividades que se emprendan bajo la modalidad de alianzas público privadas.
En esos propósitos democráticos, cuya base fundamental es que todos ganen, pero sobretodo la población —empezando por los niños—, es muy importante que los sectores privados también tengan una ética empresarial y, ante todo, una experiencia y un músculo financiero y técnico comprobado. Lo anterior a fin de evitar la llegada de empresas de papel, o lo más grave, que se constituyan jurídicamente a última hora para su participación en un contrato de obra civil o de servicios públicos, pero a sabiendas, de antemano, que su objetivo principal no es cumplir con el objeto del contrato, sino el de iniciar una onerosa demanda contra la entidad estatal contratante.
Es de anotar que ese tipo de comportamientos de algunos sectores privados en Colombia, desafortunadamente, ha contado con el beneplácito de algunos servidores públicos del orden nacional, departamental y municipal, incluyendo a los de algunos organismos judiciales y de control del Estado. El Estado colombiano y sus regiones tienen experiencias muy positivas como también otras negativas en ese clase de alianzas.
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A partir de mi experiencia nacional y regional en los asuntos de Estado, puedo afirmar que en esas alianzas de beneficio recíproco entre lo público y privado la base del éxito está en la confianza, en la sinceridad y transparencia en la actuación de cada una de las partes y, sobre todo, en el convencimiento del sector público de que sin la colaboración del sector privado, es muy difícil materializar la realización de importantes obras de infraestructura y de servicios públicos esenciales para la población; las cuales son fundamentales en el logro de un país mejor y donde primero sea la gente.
Como en Colombia, en materia de alianzas público privadas, afortunadamente, no empezamos de cero y a fin de evitar que hagan carrera tendencias políticas en favor de que lo único que sirve es lo público o solamente lo privado, sería importante que a nivel de las Cámaras de Comercio y de los medios de comunicación se promovieran espacios de diálogo sobre las diversas experiencias positivas y negativas que tenemos en Colombia, tanto a nivel nacional como regional, en materia de alianzas público privadas y los mecanismos para garantizar la conformación, funcionamiento y cumplimiento íntegro de las mismas.
Ese será en mi opinión, uno de los desafíos más importantes de todas aquellas personas que aspiran a ser elegidas como presidente de la República el 31 de mayo del 2026.