Opinión
La pruebita
La mayoría de las pruebitas terminan, como por arte de magia, siendo más sabrosas que el producto.
No hay nada más sabroso que pasar de puesto en puesto en un mercado local donde, amables, los comerciantes ofrecen a sus potenciales compradores pequeñas porciones de sus productos. La pruebita, veci, pruebe esta pitaya que está deliciosa; la pruebita, veci, deguste esta lechona calientica.
La mayoría de las pruebitas terminan, como por arte de magia, siendo más sabrosas que el producto. De pronto será por ser gratis o porque el comensal la recibe con mayor atención y expectativa. Sin embargo, por ser pruebitas, no necesariamente son buenas, hay unas pocas que ocasionalmente dejan el sabor nefasto y amargo de un devenir que carcome el alma, que acaba con el bienestar y cohonesta con la muerte.
Una de esas es la pruebita del sistema de salud de Petro, que hemos recibido con su intervención amañada de las Empresas Prestadoras de Salud (EPS), materializada a punto del incumplimiento del gobierno de sus obligaciones de pago.
Las EPS más grandes del país, a raíz de las acciones tomadas por la ministra Corcho y el ministro Jaramillo, siguiendo de cerca las instrucciones del presidente de la República, son hoy administradas por interventores nombrados y dirigidos por el gobierno. La EPS Colsanitas, Compensar Salud, EPS Sura y las demás que el gobierno forzó a entregar con el no pago que le corresponde legalmente, hoy pasan las duras y las maduras bajo el nuevo modelo de salud.
Primero, en detrimento de los colombianos, las atenciones del sistema han caído 30 % desde la intervención del gobierno, no porque los colombianos se enfermen menos, sino porque los enfermos ya no tienen acceso al sistema de salud, las citas se aplazan, no se programan, se cancelan, mientras los colombianos sufren y hasta se mueren.
El cáncer de la salud inoculado por el gobierno ya no solo afecta a las EPS, sino que ha hecho metástasis en las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) privadas, las clínicas, hospitales y puestos de salud a los que las EPS ya no les envían trabajo habiendo necesidades de parte de los afiliados. Por ejemplo, la Unidad de Trasplantes de la Clínica Marly funciona a menos del 50 % de capacidad, la clínica Shaio cerró su práctica de pediatría. “Las grandes inversiones sí creo que merecen una pausa, dada esa gran incertidumbre que todos tenemos en el sector”, dice Jorge Enrique Cavelier, gerente de la clínica.
En pediatría, desde el inicio del Gobierno Petro, se han clausurado 22 unidades especializadas, siendo Antioquia la más afectada, con nueve cierres en Medellín, un cierre en Bello, uno en Caldas y otro en Itagüí. En Bogotá se han dado dos cierres y en Cali, otros dos. Los inversionistas, antes tan interesados en el sector salud, han volado a otras latitudes.
Si el nuevo modelo de salud genera tantos inconvenientes, ¿por qué entonces el gobierno rectifica? La semana anterior aparecieron las llaves. El superintendente de Salud se volvió incómodo en la Casa de Nariño por las decisiones que estaba tomando y las investigaciones que adelantaba, entre ellas a Audifarma, así como a Mario Andrés Urán, un lobista cercano al Gobierno, al igual que por las intervenciones a Sanitas y Sura, en las que aparentemente enormes recursos estaban siendo desviados.
Esta, señores, es la pruebita del sistema de salud que propone Petro con su reforma. ¿Seremos tan brutos de comer de este plato pasado y desagradable, después de haberlo probado?