Nicolás López Martínez

Opinión

Lo que Claudia López no puede esconder

En política, a algunos les queda bien el apodo de camaleones; a Claudia López le queda excelente. No dudemos en desenmascarar a quien cínicamente busca camuflarse.

Nicolás López Martínez
9 de julio de 2025

No hay nada peor en política que la incoherencia. Claudia López lo sabe muy bien. No porque cuestione con determinación a quienes lo son, sino porque profesionalmente vive como una de ellos. Así se tenga que contradecir, Claudia no lo piensa dos veces a la hora de cambiar el discurso por sus intereses electorales. La desconfianza que ha generado ya le está pasando factura, aunque parece no entender lo caro que le puede salir la cuenta cuando le cobren electoralmente su incoherencia.

Bien se sabe que, para la campaña presidencial pasada, Claudia López terminó apoyando a Gustavo Petro por medio de su pareja, Angélica Lozano, ya que ella no podía por ser alcaldesa de Bogotá. Después del triunfo de Petro, Claudia dijo sentirse satisfecha con el “cambio” prometido. Incluso llegó a afirmar que sin duda volvería a votar por él. “Al fin ganamos”, afirmó en una entrevista. Por ende, no es coherente su enroque para las elecciones de 2026. ¿Qué pasó?

Utilizó al petrismo y a sus votantes para mantener una buena relación con el gobierno durante el resto de su periodo en la Alcaldía, pero hasta ahí; cuando vio su caída en picada, se alejó de ellos. Parece no recordar que para el lanzamiento de su candidatura a la Alcaldía de Bogotá estuvo acompañada de políticos como David Racero, a quien hoy ataca en redes sociales. María José Pizarro y Martha Peralta, fieles del Pacto Histórico, también la apoyaron. Pero como ya no es rentable su apoyo, niega todo tipo de vínculo con ellos.

Asimismo, cuando antes predicaba con entusiasmo sobre la “ola verde” del Partido Verde, ahora se esconde como quien dice no haber tenido nada ver. Claudia López renunció a su militancia justo cuando se empezaron a hacer públicos todos los casos de corrupción de personalidades como Iván Name, expresidente del Senado, y Sandra Ortiz, consejera presidencial para las regiones, quien, según la confesión de Sneyder Pinilla, dio instrucciones de entregar mil millones de pesos a Andrés Calle, expresidente de la Cámara de Representantes. Como el Verde empezó a oler picho, saltó del barco que se hundía sin dejar de tener influencias, pues su pareja sigue en la militancia.

Lo cierto es que Claudia López no tiene trinchera en la cual esconderse. Su incoherencia la delata muy fácilmente. Tanto desde el gobierno como desde la oposición, a Claudia le han echado en cara todas sus artimañas politiqueras. Sin embargo, la camaleónica parece empeñada en camuflarse en un nuevo disfraz para estas elecciones: la “antipetrista”.

Así ahora le dé por traicionar al petrismo y posar de independiente, treinta monedas de plata no le darán para ganar unas elecciones. Nada se puede esperar del oportunismo y la conveniencia. No hay mejor estrategia política que la transparencia. Esta blinda a cualquiera de ambigüedades en el discurso y genera un vínculo mucho más fuerte con los ciudadanos: uno real y no adornado por las circunstancias del momento.

Aquellos políticos camaleónicos como Claudia López son una pequeña parte del combo de politiqueros que cada cuatro años aparecen vendiéndose como la “varita mágica” que soluciona todos los problemas. Cuando ahora posan de ser opositores innatos, antes profetizaban sobre la tierra prometida del “cambio” y sobre el cumplimento de sus marmoleados mandamientos. No podemos tragar el cuento de su independencia.

Es preferible la conversación con alguien que piensa diferente, sea de cualquier color político, que con alguien que manipula su discurso y a la gente para quedar bien. ¿Dónde queda la credibilidad de alguien con tantas facetas? La amplia huella digital que nos brindan las redes y medios de comunicación permitirá un mayor control político a quienes quieran ocupar un cargo público. Tenemos que ser vigilantes y no dudar en desenmascararlos.

Los discursos repentinos de oposición no le recobrarán la confianza necesaria para ser alguien coherente. No podemos ser tolerantes con quienes mutan según la moda política; con quienes hacen del oportunismo su mayor estrategia electoral. Ojalá Claudia disimulara un poco, pero es que no tiene vergüenza. El descaro ha llegado a tanto nivel, que incluso ha posado de ser hincha tanto de Millonarios como de Santa Fe. Qué cinismo. No tiene credibilidad.

Al final, el camaleón podrá esconderse de todo, menos de su sombra. ¡Y vaya que es notoria la de Claudia López!

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