
Opinión
Ministro Florián, usted no representa la lucha de las mujeres
Ministro Juan Carlos Florián, usted no me representa como mujer. Ni usted ni su ministerio de la Igualdad, que solo ha servido para crecer en burocracia y pagar favores políticos.
Toda una tormenta generó el ministro de la Igualdad, Juan Carlos Florián, cuando quiso justificar que su nombramiento no violaba la ley de paridad de género, por cuanto él no se identificaba como hombre, sino como una persona de “género fluido”, es decir, alguien que a veces se identifica como hombre, otras como mujer y otras como ninguno.
A pesar de sus argumentos, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenó la suspensión provisional de este nombramiento. Peroel Gobierno, acostumbrado ya a hacer malabares para justificar lo injustificable, simplemente hizo que Florián renunciara, para nombrar a Gloria Patricia Perdomo como ministra de las Tecnologías y las Comunicaciones, y así cumplir con la cuota de género. Luego, sin sonrojo, volvió a nombrar a Juan Carlos Florián como ministro de la Igualdad. No existe en la historia reciente del país una creación institucional tan polémica como el Ministerio de la Igualdad.
En un momento de crisis fiscal, este Gobierno optó por crear esta cartera, bajo el argumento de que se necesitaba esta entidad para luchar por la igualdad de las poblaciones históricamente excluidas: las mujeres, las negritudes, los jóvenes y los indígenas. Hoy, dos años y medio después, este ministerio se ha convertido en el símbolo de la inoperancia, el gasto desbordado, pero sobre todo de la burla de las luchas de las mujeres.
Primero fue Francia Márquez, que como vicepresidenta y mujer afro fue la llamada a poner en funcionamiento este ministerio. Pero más allá de crear cargos y hacer foros, nada pasó. Luego vino Carlos Rosero, que pasó sin pena ni gloria, y luego Juan Carlos Florián, que lo único por lo que ha puesto a este ministerio en el foco de la opinión pública es por este show mediático de su identidad de género.
Haber visto a Juan Carlos Florián defender su supuesta identidad fluida de género, para acomodarse a codazos en la cuota destinada a las mujeres del gabinete, fue una ofensa y una burla a la lucha que por décadas hemos dado las mujeres para ocupar un lugar en igualdad en los cargos de poder.
La ley de paridad de género, posterior a la ley de cuotas (que exigía el 30 por ciento de participación femenina en el poder público), exige ahora que un 50 por ciento de la representación de los cargos de poder y toma de decisiones del Gobierno esté en manos de mujeres. Y la razón de ser de estas normas es que históricamente las mujeres han estado relegadas de la vida política y de los altos cargos.
En Colombia, la participación de mujeres en juntas directivas, por ejemplo, es de solo el 25,3 por ciento. Para 2019, solo el 7 por ciento de los gerentes de las compañías eran mujeres. Y si hablamos de ingreso, en promedio los hombres ganan 7 por ciento más que las mujeres, por citar solo algunos datos.
Por eso, a través de esta ley de paridad se ha querido corregir en el sector público esta desigualdad imperante. Son décadas en las que proyectos como la iniciativa público-privada de paridad de género, de la cual formaron parte el BID, Invest, el Ministerio del Trabajo y el Foro Económico Mundial, han impulsado grandes luchas para crear conciencia de la necesidad de iniciativas de paridad de género, para romper la desigualdad histórica.
Entonces el presidente de la República decide nombrar en este ministerio, encargado de cerrar esas brechas de género, a un hombre cuyo único mérito es hacer gala de su vida sexual diversa, que insiste en que es “una marica” y que fue actor de películas porno gay. Pero, además, este hombre reclama para sí el lugar que les corresponde a todas estas mujeres que han luchado, se han formado y han trabajado por décadas por esta igualdad.
Pero no solo eso. Además, este ministro (o ministra, o ministre) decidió nombrar como viceministra de las mujeres a Charlotte Schneider Callejas, una mujer trans, cubana nacionalizada colombiana, con una gran trayectoria en el activismo por los derechos LGBTI. De entrada, dejo claro que la discusión aquí no es si una mujer trans debe ser reconocida o no como mujer. El punto acá es que las mujeres trans son una minoría de mujeres. El país está lleno de activistas, agremiaciones, oenegés y redes de apoyo conformadas por mujeres líderes que han luchado sin descanso por el respeto a los derechos de las mujeres. ¿No merecía una de ellas asumir este liderazgo?
Para completar el panorama, el presidente Petro no solo defiende a ultranza estos nombramientos, sino que afirma en un consejo de ministros: “Una mujer libre hace lo que se le dé la gana con su clítoris y con su cerebro. Si sabe acompasarlo, será una gran mujer”.
Todo está mal en este Ministerio de la Igualdad. Ni su ministro nos representa ni su viceministra de mujeres representa la lucha de las mujeres por la igualdad. Estos nombramientos no son más que una muestra de esa constante de llevar la contraria que le encanta al presidente para generar escándalo, porque nunca supo que había terminado la campaña hace tres años y que hace rato es hora de ponerse a gobernar.
Ministro Juan Carlos Florián, usted no me representa como mujer. Ni usted ni su ministerio de la Igualdad, que solo ha servido para crecer en burocracia y pagar favores políticos.
Porque este no es el ministerio de la Igualdad, sino el ministerio del derroche, la mediocridad y la ineficiencia