Ximena Duque, presidenta ejecutiva de Fedesoft (Federación Colombiana de Software y TI).

Opinión

Necesitamos una ley construida con visión de país, no con afán

El debate apenas comienza. Colombia tiene la posibilidad de regular la inteligencia artificial con visión y de ser líder del modelo en la región.

Ximena Duque Alzate
27 de junio de 2025

En medio del acelerado avance de la inteligencia artificial (IA) en el mundo, Colombia tiene la oportunidad histórica de liderar en América Latina un modelo de regulación que combine innovación, ética y competitividad. Pero, para lograrlo, no podemos permitirnos legislar con premura. Necesitamos una ley construida con visión de país, no con afán.

La reciente radicación —y posterior archivo por falta de discusión— del proyecto de ley 442 de 2025, que pretendía regular el desarrollo ético y sostenible de la inteligencia artificial en Colombia, vuelve a abrir una conversación urgente para el país.

Como gremio que representa al sector del software y las tecnologías de la información, desde Fedesoft hemos reiterado nuestro compromiso con una legislación moderna, coherente y habilitante. Una que no solo proteja, sino que promueva activamente, el desarrollo de esta tecnología clave para el futuro económico y social del país.

Una regulación eficaz debe partir de un sustento técnico sólido, que permita entender con claridad el estado actual del ecosistema de IA en Colombia. Es urgente desarrollar un diagnóstico real, con cifras, brechas y capacidades, así como una evaluación de impacto regulatorio que ayude a calibrar las decisiones legislativas. Regular sin este insumo es como construir sin planos.

Más allá de prevenir riesgos, necesitamos una ley que adopte un enfoque habilitador para la innovación. La inteligencia artificial puede ser motor de rendimiento en todos los sectores productivos del país, pero solo si logramos crear un entorno regulatorio que ofrezca seguridad jurídica a quienes la desarrollan y adoptan. Universidades, centros de investigación, startups y empresas de base tecnológica no deben ver en la ley una barrera, sino un marco de fomento. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de desincentivar la inversión y limitar nuestra capacidad de competir globalmente.

Por otro lado, el país ya cuenta con políticas valiosas como el Conpes 3975 de 2020, que pueden servir como base para articular esfuerzos. Alinear la nueva legislación con políticas públicas existentes en transformación digital, educación, innovación y competitividad no solo evitaría duplicidades, también consolidaría una visión coherente de desarrollo.

Sabemos también que la protección frente a los riesgos reales es esencial. Todo proyecto que regule IA debe contener lineamientos claros en materia de seguridad, privacidad y uso responsable de los datos. En un mundo donde muchos modelos de inteligencia artificial se alojan en la nube o dependen de proveedores externos, garantizar la transparencia algorítmica y la soberanía de los datos se vuelve imprescindible para generar confianza en la ciudadanía y en las empresas.

Finalmente, es clave articular las diferentes iniciativas legislativas que hoy cursan en el Congreso. La IA no puede ser regulada en fragmentos. Requiere una mirada integral, transversal, con propósito. Solo así evitaremos contradicciones normativas que frenen el desarrollo y generen incertidumbre para los actores del ecosistema.

Desde Fedesoft hemos propuesto la creación de una mesa técnica multisectorial, en la cual participen el Gobierno, el sector privado, la academia, expertos en inteligencia artificial y la sociedad civil. Un espacio técnico, serio y participativo que le permita al país construir una regulación alineada con sus desafíos y oportunidades reales en que la industria local pueda ser protagonista.

El debate no ha terminado. De hecho, apenas comienza. Y Colombia tiene en sus manos la posibilidad de regular la inteligencia artificial con visión, propósito y sentido de futuro.

No se trata solo de legislar. Se trata de construir el marco que definirá cómo queremos crecer, innovar y protegernos como sociedad en la era digital.