
Opinión
No podemos ser tontos útiles
Los colombianos, y en especial la oposición, no podemos convertirnos en piezas de una estrategia gubernamental que, a través de una consulta popular, busca recuperar lo que no ha logrado en casi tres años de gobierno.
Parece que el presidente de la República, Gustavo Petro, y su gobierno creen que la mayoría de los colombianos somos ingenuos. Y esto tiene una razón clara: para el actual gobierno, la división de poderes solo parece válida cuando las decisiones y actuaciones se alinean con su pensamiento ideológico y político.
Un ejemplo reciente lo demuestra. Hace unas semanas, la plenaria de la Cámara de Representantes aprobó la ponencia de la reforma a la salud. En su estilo habitual de comunicación, el presidente Petro celebró la decisión diciendo: “Agradezco el esfuerzo de la Cámara por aprobar la reforma a la salud y la laboral. La Cámara de Representantes ha cumplido con aprobar las grandes reformas que garantizan la universalidad de los derechos fundamentales en Colombia. El inicio del Estado social de derecho.”
Pese a ello, cuando ocurrió lo contrario —como en la Comisión Séptima del Senado, donde ocho senadores rechazaron la reforma laboral—, su reacción fue completamente distinta. En esa ocasión, Petro advirtió: “Si la Comisión Séptima hunde las reformas que necesitan los trabajadores y el pueblo de Colombia, habrá una ruptura entre el Congreso y el Gobierno”.
Estas declaraciones contradictorias dejan en evidencia que el presidente no respeta la independencia de los poderes, sino que las decisiones solo son legítimas si le favorecen.
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Además, busca aprovechar cada revés político para mantenerse en campaña permanente. Ahora pretende usar la figura de la consulta popular, con preguntas dirigidas y manipuladas, para movilizar a los 11 millones de colombianos que votaron por él. En cada intervención insiste en que representa a la mayoría del país, pero la realidad es otra.
Las elecciones regionales de octubre de 2023 fueron una prueba contundente de que ya no cuenta con ese respaldo. Los resultados dejaron claro que la oposición es ahora mayoría y que los colombianos expresaron su inconformidad con el gobierno. En otras palabras, esas elecciones fueron una verdadera consulta popular contra Petro y su administración.
No podemos ser tontos útiles de una estrategia que solo busca perpetuar una narrativa falsa. Colombia merece respeto por sus instituciones y por la voluntad real de su gente.
Esta es la razón fundamental por la que el presidente busca, a través de una consulta popular, argumentar que el Congreso está en contra de la supuesta mayoría que él cree tener. No obstante, más que intentar hacer realidad unas reformas sociales que hoy no cuentan con respaldo legislativo ni ciudadano, su verdadera estrategia es electoral, con miras a las elecciones de 2026.
El gobierno ha percibido que la oposición —tanto los partidos de centro, centroderecha y derecha, como la mayoría de los colombianos sin afiliación política— está claramente en contra de su gestión. Ante esta realidad, como un buen jugador de póker, el presidente busca jugar su última carta: una estrategia populista que le permita reavivar su liderazgo y recuperar la popularidad que ha perdido.
Aun así, este intento desesperado conlleva un gran riesgo. Si la consulta popular arroja un resultado negativo, no solo confirmará el descontento social, sino que debilitará aún más su ya deteriorado liderazgo y su baja credibilidad, generando consecuencias irreversibles para su gobierno.
Si toda la oposición se une, como es previsible, y logra que el resultado de la consulta sea favorable para sus intereses, esto representará una gran oportunidad para debilitar el discurso del presidente. El supuesto respaldo popular que él dice tener quedaría en entredicho, lo que generaría una pérdida de confianza en su liderazgo y en sus aliados. Esto, a su vez, podría traducirse en una crisis de legitimidad que dificultaría aún más su capacidad de gobernar en lo que resta de su mandato.
Asimismo, una oposición fortalecida podría convertir este proceso en un trampolín político, no solo para frenar la consulta en el Senado, donde Petro y sus aliados intentarán imponerla, sino también para consolidarse de cara a las elecciones presidenciales y legislativas de 2026. De lograrse una derrota contundente contra el populismo y la politiquería, se enviaría un mensaje claro de rechazo a la estrategia de perpetuación política del actual gobierno.
Por ello, los colombianos que nos oponemos a esta administración debemos asumir el papel de veedores, exigiendo que los escasos recursos del presupuesto nacional no sean utilizados en una consulta diseñada para favorecer políticamente al presidente. En cambio, esos fondos deben destinarse a resolver los grandes problemas que enfrenta el país, problemas que, hasta ahora, han sido relegados por un gobierno más preocupado por su supervivencia política que por el bienestar de los ciudadanos.
Por todo lo anterior, los colombianos, y en especial la oposición, no podemos convertirnos en piezas de una estrategia gubernamental que, a través de una consulta popular, busca recuperar lo que no ha logrado en casi tres años de gobierno.
Actualmente, la oposición está dividida, en parte porque los partidos políticos aún no han encontrado la manera de unirse y presentar un candidato único que enfrente al aspirante del oficialismo en las próximas elecciones presidenciales. Sin embargo, lo que el presidente Petro no previó es que, con esta consulta, nos está brindando una oportunidad inmejorable para unirnos y demostrar que somos más los colombianos que rechazamos no solo sus políticas, sino también su forma de gobernar.
Esta consulta, en la percepción de la mayoría, se reducirá a una sola pregunta: ¿respalda usted al gobierno de Gustavo Petro, sí o no? Y estoy seguro de que la gran mayoría de los colombianos responderá con un rotundo “no”.
Ese resultado marcará el primer paso hacia una verdadera unión de la oposición y será el inicio de una derrota histórica para el actual gobierno. Más aún, abrirá el camino para fortalecer nuestra democracia y trabajar juntos en la recuperación del país.