Alejandra Carvajal Reyes Columna Semana

Opinión

Ojo con la crisis mundial de deuda

La guerra comercial es un catalizador de la crisis mundial de deuda que aún puede evitarse.

Alejandra Carvajal
4 de febrero de 2025

En un mundo interconectado, las tensiones comerciales han dejado de ser un simple conflicto entre naciones para convertirse en un fenómeno que amenaza la estabilidad económica global. La guerra comercial, especialmente entre Estados Unidos y China, ha desencadenado una serie de efectos colaterales que podrían agudizar la crisis mundial de deuda, que ya se encuentra en niveles alarmantes.

La deuda global ha alcanzado cifras astronómicas, superando los 250 billones de dólares, un 50 % más alta que en el momento de la crisis financiera de 2008. Este aumento desmedido se debe, en parte, a las políticas de estímulo fiscal y monetario implementadas por los países para contrarrestar los efectos de la pandemia y las tensiones comerciales. La incertidumbre generada por los aranceles y las represalias ha llevado a una disminución de la inversión, lo que a su vez ha incrementado la dependencia de los países de la deuda para financiar sus déficits.

Los datos son reveladores: De acuerdo con el más reciente informe de Moody’s, publicado el 25 de enero de 2025, el déficit comercial de Estados Unidos en 2023 con China alcanzó casi 300.000 millones de dólares; con México, 150.000 millones de dólares, y con Vietnam, 100.000 millones de dólares, por solo mencionar algunos. México es el país del que Estados Unidos recibe más productos, un 15,4 % del mercado; luego China, con un 13,9 % y, en tercer lugar, Canadá, con un 13,7 %.

Esta es una de las razones por las que se efectuó el aumento en los aranceles que, aunque buscan proteger la industria local, terminan por encarecer los productos y afectar a los consumidores. Este ciclo vicioso no solo afecta a las economías más grandes, sino que también repercute en países en desarrollo, como Colombia, que dependen de las exportaciones y de la inversión extranjera.

La guerra comercial no solo exacerba la crisis de deuda, sino que también crea un ambiente de inestabilidad que puede llevar a una recesión global. La UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Comercio y Desarrollo) ha señalado que las guerras comerciales son un síntoma de malestar económico, y si no se toman medidas, podríamos enfrentar una crisis de deuda sin precedentes.

Sin embargo, no todo está perdido. Existen soluciones que podrían mitigar este impacto. Es fundamental que los líderes mundiales busquen:

  • Diálogo y cooperación: fomentar un ambiente de negociación en lugar de confrontación. Los acuerdos multilaterales pueden ser una vía para reducir tensiones y establecer reglas claras para el comercio internacional. La conversación de ayer entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente Trump es prueba de ello.
  • Reformas estructurales: los países deben trabajar en la mejora de sus economías internas, diversificando sus fuentes de ingresos y reduciendo la dependencia de la deuda externa.
  • Inversión en innovación: fomentar la inversión en tecnología y sostenibilidad puede ayudar a crear empleos y aumentar la competitividad, reduciendo así la necesidad de endeudamiento. Este es un punto clave en el que Colombia está rezagada. El presupuesto asignado para ciencia y tecnología del Gobierno nacional, en 2024, fue el más bajo de todo el siglo.
  • Educación financiera: promover la educación financiera entre los ciudadanos para que comprendan mejor el impacto de la deuda y las decisiones económicas que afectan su vida diaria.

El camino hacia la estabilidad económica global es complejo, pero con voluntad política y un enfoque colaborativo, es posible evitar que la guerra comercial se convierta en el detonante de una crisis de deuda catastrófica, de la cual vengo advirtiendo desde esta tribuna desde hace años.

La historia nos ha enseñado que la cooperación y el diálogo son las claves para construir un futuro más próspero y sostenible. La humanidad debe apelar a ellos, muy especialmente en este momento tan convulso de su historia.

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