
Opinión
Paro nacional inducido
Ojalá los políticos superen los egos y las ambiciones para defender la democracia, el progreso y el futuro del país.
Es una realidad que el paro nacional, impulsado desde la misma cabeza del gobierno, fracasó; querían arrodillar a los colombianos bloqueando las vías, impidiendo el acceso al trabajo, a los colegios, a los hospitales, a las fábricas, a los almacenes, pero no lo lograron, pues los ciudadanos se han dado cuenta del engaño al que los han sometido durante los últimos años y sienten con tristeza como se deteriora cada día la calidad de vida.
Personajes oscuros de la izquierda como el presidente de la CUT confesaron públicamente que uno de sus objetivos era el de bloquear TransMilenio en la capital, lo cual —seguramente— fue planeado para que sucediera de la misma forma en otras de las grandes capitales, posiblemente acompañado de los desmanes en cabeza de encapuchados, quienes por fortuna fueron rechazados por ciudadanos heroicos que los enfrentaron con valentía.
Se reportaron destrozos y vandalismo en el transporte público, así como las autoridades detectaron la instrumentalización de menores de edad para adelantar actos de terrorismo, pero en general la situación en el país —se puede considerar— fue de relativa calma durante este ‘paro nacional inducido’, pues estuvo muy lejos de ser espontáneo; sin embargo, es de prever que habrá retaliaciones contra la sociedad debido a estos fracasos, los que muestran la decadencia de un sistema político menguado.
La ausencia de comunidades indígenas en la Plaza de Bolívar para apoyar las propuestas del gobierno fue notoria, lo cual indica que solo cuando estas son ‘contratadas’ para desplazarlas a la capital es cuando se ve personas concentradas para participar en ‘el comité de aplausos y genuflexiones’. Llama igualmente la atención que muchos sindicatos afectos al gobierno brillaron por su ausencia, total o parcial, ante este llamado deliberado e irreflexivo al paro de actividades que afecta a todo el país.
Se escucha que el paro estaba orientado a producir temor entre los parlamentarios por la no aprobación de la consulta popular, así como se menciona que en el fondo de esta se buscaba la reelección del actual gobernante, pues parece que estos 34 meses de desgobierno no han sido suficientes para acabar con el país, su economía, su industria, con la fuerza pública y con la seguridad, mientras que se ha favorecido a quienes delinquen; ¡qué tristeza!
Cuando el país estaba atento al desenlace del ‘paro inducido’, el gobierno y sus adeptos aprovecharon, al mejor estilo comunista, para colocar una cadena al cuello de los colombianos con tres temas particulares como son: la minirreforma tributaria que se produce con el Decreto 572 del 28 de mayo de 2025, en el que se modifica la retención en la fuente, afectando una vez más el bolsillo de los trabajadores.
De otra parte, se tiene que el gobierno decidió acabar con la propiedad privada, como lo exige la doctrina comunista, pues la Superintendencia de Notariado y Registro emitió lineamientos sobre la compra privilegiada que tendrá la Agencia Nacional de Tierras cuando se busque la venta de predios rurales en determinadas zonas de Colombia; esto significa que quienes deseen vender un terreno, primero se lo deben ofrecer al Gobierno.
Y para mayores males, el crimen de lesa humanidad que comete la Asociación Distrital de Educadores, uno de los sindicatos de Fecode, al buscar el adoctrinamiento ideológico de los niños, estudiantes de primaria y bachillerato, al entregarles cartillas en respaldo de la consulta popular impulsada por el gobierno; este crimen no puede quedar sin el castigo de las autoridades. Los niños y los jóvenes tienen que quedar por fuera de la guerra que ha planteado la izquierda contra las instituciones del país.
Mientras el país miraba el paro como instrumento del ‘sofisma de distracción’, el gobierno y sus incondicionales hicieron fiesta y posiblemente adelantaron su retaliación. ¿Todavía hay alguna duda sobre la estrategia que tiene la izquierda para permanecer en el poder?
Ahora comienza oficialmente la campaña para la Presidencia en 2026; quien salga elegido tendrá que ponerse muy bien los pantalones para enfrentar los desastres de la nefasta experiencia vivida con un gobierno comunista. Ojalá los políticos superen los egos y las ambiciones y se unan en favor de la democracia, el progreso y el futuro del país.