
Opinión
Perdido en París
Sería interesante que el equipo que estuvo involucrado en esa otra pérdida de Gustavo Petro contara detalles de lo ocurrido.
Lo grave de lo afirmado por el excanciller Álvaro Leyva sobre el presidente no solamente es que se asegure que Gustavo Petro es un adicto, sino que la prensa deliberadamente lo haya querido ignorar. Me explico.
El último fin de semana de junio de 2023, los directores de noticias de los principales medios del país tuvimos que enfrentar un problema logístico debido a un cambio de itinerario de último minuto del presidente durante un viaje a Francia. Nuestros enviados especiales se habían quedado sin hotel ni viáticos, ya que les acababan de informar que el viaje del jefe de Estado se había extendido debido a un problema con su transporte.
La noticia me la dio Esperanza Rico, jefa del Sistema Informativo de RCN Radio, quien diligentemente estaba coordinando con la gerencia de la cadena cómo hacerle llegar dinero y reservar hospedaje para Sebastián Casas, nuestro corresponsal designado. Inicialmente, Sebastián nos dijo que la demora sería por un día, pero que luego se resolvería. Estábamos preocupados por él, ya que se había quedado sin maleta, pues Casa Militar tenía sus pertenencias, como parte del protocolo tradicional que se realiza con las comitivas del mandatario en el día de su traslado. Sin embargo, pensamos que era un problema normal, que, aunque incómodo, Sebastián –joven y dedicado– iba a poder sortear en una ciudad tan bella como París.
Al día siguiente, Sebastián nos comunicó que la visita se iba a alargar una noche más, porque, sin muchos más detalles, les habían informado que el presidente se reuniría con los representantes de la empresa Dassault, una de las candidatas a vendernos aviones de combate. Por lo tanto, Esperanza y su equipo tuvieron que trabajar nuevamente en la logística.
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Lo sucedido me generó muchas sospechas. Llamé a Sebastián y le pregunté por lo ocurrido; luego me comuniqué con otros periodistas que estuvieron en el viaje y que finalmente pudieron llegar a Colombia el lunes en la madrugada, y no el viernes, como estaba previsto inicialmente.
Ya en Bogotá entrevisté a Sebastián al aire en La FM y nos hizo el relato de lo sucedido. Establecimos entonces que la tal reunión con Dassault no ocurrió. Fuentes de Palacio aseguraron, en su momento, que fue el propio presidente quien, en aras del equilibrio, desmontó el encuentro. Pero otras fuentes nos dijeron que tal reunión nunca existió y que la versión fue una simple excusa por no salir a tiempo de París. Todo esto lo revelé en esta columna el fin de semana siguiente a lo sucedido.
En medio de la confusión, relatamos que los periodistas en el lugar fueron entendiendo que el inexplicable retraso se debía a una desaparición del presidente, y que el equipo de prensa del jefe de Estado evadía dar detalles y se enteraba casi al mismo tiempo que la prensa sobre lo que estaba sucediendo.
Una colega, que estuvo en el lugar y me pidió que no la identificara por miedo a represalias –no necesariamente de su medio, sino por temor a que Palacio no la dejara volver a viajar con el presidente–, me dijo que cuando pidió un baño en una de las residencias de la representación diplomática, escuchó a miembros de Casa Militar decir: “Se nos volvió a perder el presidente”.
Los mismos reporteros con los que hablé directamente me contaron otro episodio. Cuando el equipo de prensa que acompañaba al mandatario esperaba a las afueras de la embajada en París y, mientras pasaban las horas, nada se conocía sobre el paradero del mandatario –sin maletas, hotel, plata ni ropa–, pasó frente a ellos la ministra Susana Muhamad y les dijo: “Parecen venecos”. Unos se sintieron agredidos y otros lo dejaron pasar, pero ahora, al escuchar la versión del excanciller, están muy molestos.
Finalmente, el vuelo a Bogotá salió el domingo. Los reporteros no vieron al presidente en el avión ni hubo aclaraciones adicionales.
En su momento, uno de los reporteros me dijo: “Más allá de la rabia que sentí al ver cómo se querían burlar de nuestra capacidad como periodistas para discernir sobre lo que estaba pasando, y de la rabia que sentí al ver cómo algunos compañeros, ingenuamente, preguntaban detalles de la supuesta reunión, fue muy interesante, pero a la vez preocupante, ver a todo un equipo de Gobierno buscando una argucia que les permitiera emitir un decreto y así justificar, ante la mesa directiva del Congreso, el no regreso del presidente al país en las fechas previstas”.
Este incidente recuerda otro que en su momento pasó desapercibido, en Polonia, en 2016, también con Gustavo Petro. El ahora mandatario se “perdió” y puso a todo el equipo del Gobierno Santos –encabezado en los temas internacionales por María Ángela Holguín– a buscarlo por dos días. Al final, después de haberse prendido todas las alarmas, en el marco de una cumbre ambiental, apareció sin mucha explicación.
Salvo algunas excepciones, ninguno de los dos episodios fue contado en extensión por los medios de comunicación, a pesar de tener periodistas asignados a esos viajes. Es como si existiera una mezcla de autocensura individual para no perder privilegios en las comisiones internacionales o una decisión editorial de no meterse en ese tipo de eventos del jefe de Estado. Tras su entrevista en La FM, a Sebastián no lo dejaron volver a montarse en un viaje con el mandatario. Hoy ya no trabaja para RCN.
Sería interesante que el equipo que estuvo involucrado en esa otra pérdida de Gustavo Petro contara detalles de lo ocurrido. Entre tanto, todos estamos pendientes de lo que tiene que decir Álvaro Leyva con la segunda carta sobre lo ocurrido en París, que ya nos anunció, o que los otros periodistas que estuvieron con el presidente contaran lo que vieron y vivieron.