Opinión
Petro en campaña
El jefe de Estado se ha decantado por la efectividad de sus alfiles y no por la lealtad ideológica que tienen aquellos que lo acompañan desde hace tiempo.
El presidente Gustavo Petro ya está en campaña y ha puesto toda la carne en el asador cuando faltan 21 largos meses para que termine su periodo. Lo hace recargado, aprendido y con los mismos protagonistas. Cinco razones. Me explico.
La llegada de Armando Benedetti a Palacio, más allá de las novelas que hay a su alrededor, significa el arribo de uno de los operativos políticos más efectivos en la historia reciente del país. Así como Benedetti no puede negar sus adicciones y problemas personales, tampoco se pueden ocultar sus habilidades, buenas y malas, para lograr sus objetivos. Si no hubiera sido por él, difícilmente el mandatario hubiera podido sumar el respaldo suficiente en la costa, que era crucial para ganar las elecciones.
Ha trascendido que, ante el reclamo al mandatario de varios miembros del Gobierno que tienen ideología de izquierda, sobre el nombramiento del exembajador ante la FAO, el presidente respondió, palabras más, palabras menos: “Si ustedes pudieran hacer lo que hace Armando, no lo tendría aquí, pero como no es así, entonces tranquilos”. El mensaje velado del jefe de Estado a los pasajeramente sublevados fue: él sabe ganar elecciones y pasar proyectos de ley; ustedes no, así que pueden irse y continuar haciendo cualquier cosa que estén haciendo.
La segunda razón es Juan Fernando Cristo. El exministro entró con la cabeza agachada, midiendo cada uno de sus pasos, pero en las últimas semanas su protagonismo y empoderamiento son evidentes. Cristo fue fundamental en organizar el redil de congresistas que votaron por la elección del magistrado Polo a la Corte Constitucional, traicionando las alianzas y amistades que los legisladores tenían entre ellos para rechazar su postulación. Como resultado de su victoria, ahora los honorables senadores se miran con extrema desconfianza, ya que al supuestamente aceptar las prebendas de Cristo se ignoraron lealtades.
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La tercera razón, mucho más sutil, es el aterrizaje de Roy Barreras. El embajador de Colombia ante el Reino Unido llegó al país para terminar de apuntalar a Polo en la Corte y observar más de cerca el determinante trabajo del Legislativo la próxima semana. Sin embargo, estuvo de malas, porque su aparición estuvo acompañada del retiro de la libertad de entrada de nuestros nacionales al país de su designación. Roy pasa más acá que allá.
La cuarta razón es la confirmación de Laura Sarabia. La mujer más importante de la administración Petro tiene un historial de lealtad con el presidente desde la campaña. Desde entonces, ha sido su sombra, confidente y cuidadora más leal y firme. El presidente, ahora que construye la continuación de su mandato, prefirió enfrentarse a las fuerzas internas de Palacio y su entorno más cercano, para volver a jugarse con la directora del Dapre. Equipo que gana no se cambia.
Y la quinta razón es el “doble o nada” con su estrategia de comunicación multimedia. La semana pasada, el Gobierno ordenó que todas sus oficinas y dependencias asignen un tercio de su presupuesto de publicidad a medios alternativos no tradicionales. Esto, en claro español, no es un respaldo a las pequeñas emisoras, canales o radios regionales; es, en realidad, dinero para sus muy efectivas bodegas y estrategias digitales. Gustavo Bolívar ya nos contó cómo emplea influenciadores y el universo de internet para desprestigiar y atacar periodistas, medios y contradictores. Eso, sumado a la agresiva actividad propagandística de RTVC, significa un “doble o nada” en la estrategia comunicacional de una administración que le apuesta a correr la línea ética para obtener resultados.
En conclusión, Gustavo Petro ya está en campaña y lo hace flanqueado por sus operadores políticos más destacados. El jefe de Estado se ha decantado por la efectividad de sus alfiles y no por la lealtad ideológica que tienen aquellos que lo acompañan desde hace tiempo. El presidente apuesta a que el fin justifica los medios y el trío santista Benedetti, Barreras y Cristo se completa ahora con la doctora Sarabia, dueña de las llaves del poder. Cómo será de estratégico Gustavo Petro que desde hace rato había elegido a Vicky Dávila como su rival política a vencer. Miren sus trinos hace meses. Está difícil la cosa.