Opinión
Racatacapum, racatacapum, racatacapum pum pum pum pum
¡Cuántas generaciones hemos disfrutado de esta creación de Piero desde hace más de 40 años! Nos invita a pensar como niños, con inocencia y curiosidad sobre nuestra realidad.
En medio de la tormenta económica, social y política con vientos huracanados de violencia que azotan nuestro país, una inmersión en la Sinfonía inconclusa en la mar puede brindarnos mensajes de esperanza y resiliencia para evitar el naufragio.
Como sociedad, aún nos cuesta trabajo respetar la diversidad, las perspectivas y las opiniones de los demás. El maestro Piero nos muestra en su obra una valiosa lección acerca del trabajo en equipo: delfines, un tortugo, un pulpito, un chueco lenguado, un tiburón y muchos más trabajan juntos, a pesar de sus diferencias, con un propósito claro como es el ensayo de la sinfonía.
“Un gran viento huracanado barre con toda la orquesta (…) Fue la gran ballena sorda que acabó con la función”. El repentino viento que amenaza con destruir la orquesta es causado por una gran ballena que, sin alguna mala intención, provoca el caos como resultado de su sordera. Qué difícil nos resulta escuchar al otro y reconocerlo como una persona con dimensiones culturales, físicas y espirituales que son sin duda muy diferentes. A pesar de la dificultad, una vez termina el paso de la ballena sorda, los miembros continuaron con la función sin recurrir a ningún tipo de discurso o acto violento. Por el contrario, lo hicieron con la satisfacción de retornar a su encuentro y al diálogo alrededor de la música.
La emoción predominante en esta obra de Piero Antonio Franco De Benedictis es sin duda la alegría de todos los miembros comprometidos en el ensayo. No deja de sorprender esta característica cuando Piero sufría la persecución de la dictadura argentina debido a sus denuncias políticas y sociales como cantautor, que lo llevaron precisamente a incursionar en la música para niños con lecciones pedagógicas para todos los adultos.
El “director pejerrey, anteojitos de carey” asume la responsabilidad de liderar la orquesta potenciando el talento de cada uno de los músicos. En un escenario complejo, la entrega total al manejo de la batuta a favor del bien común es el único camino. La confianza en el director es fundamental aun cuando sus movimientos sean imperceptibles e incomprendidos por el auditorio.
¡Cuántas generaciones hemos disfrutado de esta creación de Piero desde hace más de 40 años! Nos invita a pensar como niños, con inocencia y curiosidad sobre nuestra realidad, pasando del rencor al recuerdo sin sentir angustia por todas las cicatrices de violencia que dejaron su marca en nuestra mejor sinfonía: Colombia.