OPINIÓN
Región Metropolitana: Un desafío que apenas comienza
La expedición del acto legislativo da luz verde a la figura para ser implementada en nuestro territorio, sin embargo, a pesar de su importancia, es tan solo el primer paso. Eso es lo más emocionante. Todo está por hacer y, por ende, las posibilidades son infinitas.
El 6 agosto Bogotá cumplió años. Sucedió en medio de una crisis mundial. Nos encontró aislados, resistiendo y con la incertidumbre de un futuro aún nebuloso. A pesar de ello, tuvimos tiempo de celebrar. No solo alzamos vítores porque la ciudad sigue en pie, porque sigue viva creciendo y acogiendo a todo el que llega a sus puertas, también festejamos un logro que es señal de renovación y progreso: la conformación de la Región Metropolitana Bogotá Cundinamarca.
La noticia, que hoy es más real que nunca, se concretó hace un par de meses en el Congreso luego de un largo camino que tuvo buen final gracias al trabajo de muchas personas, entre legisladores, técnicos, académicos y miembros de la sociedad civil donde se destacó la labor de Juanita Goebertus y su equipo, quienes contribuyeron a impulsar y materializar una iniciativa que muchas veces naufragó en el pasado.
La expedición del acto legislativo da luz verde a la figura para ser implementada en nuestro territorio, sin embargo, a pesar de su importancia, es tan solo el primer paso. Eso es lo más emocionante. Todo está por hacer y, por ende, las posibilidades son infinitas. Desde ahora, tenemos el reto de, entre todos, construir una ley orgánica que determine de qué forma y bajo qué condiciones la Región Metropolitana va a empezar a existir.
Teniendo en cuenta esto, y que a partir del diálogo nacen grandes ideas, desde la Secretaría del Hábitat, organizamos un foro virtual al que nombramos, Ventajas y Desafíos de la Región Metropolitana Bogotá Cundinamarca. Asistieron varios expertos quienes opinaron sobre la trascendencia que tiene esta figura, no solo desde lo administrativo, sino también desde lo económico y social.
Ciertamente tuvimos aportes valiosos. Recordamos la importancia de formular proyectos acordes a los planes de desarrollo y a las necesidades de cada municipio. Fuimos advertidos sobre mantener a raya intereses de privados. Concordamos en pensar y entender la región desde la sabana, como un gran tejido donde convergen muchos actores y donde la ciudadanía tiene un papel prevalente con su participación directa. Los invitados estuvieron sincronizados con la idea de construir una nueva región de manera responsable, eficiente y con responsabilidad.
Se trataron muchos otros temas, todos relevantes: el deber que tenemos de trabajar en equipo desde el sector público; no perder de vista la gobernanza en esta nueva etapa; unirnos en torno al acuerdo y la negociación; delimitar la forma de administrar; el manejo equilibrado de las finanzas; el respeto por las competencias; tener presente la estructura ecológica, propender una movilidad sostenible y alinearnos con los objetivos mundiales de desarrollo, fueron las principales líneas de exposición.
Y es que, este tema, que para algunos tal vez suene un tanto lejano, es una de las apuestas más grandes que tendremos como capital, como región, y sin exagerar, me atrevo a decir, también como país. Hay que recordar que en la zona central se produce el 35 por ciento del PIB nacional. Si hacemos la tarea de observar distintos referentes encontraremos cómo en otros lugares del mundo han entendido que la metrópolis optimiza y mejora sus índices de desarrollo en tanto la ciudad más grande se conecta con los municipios aledaños.
Guadalajara, en México, se erige como ejemplo en el continente. Gracias a una reforma constitucional y a una gestión acertada, el área metropolitana destina un presupuesto común que se regula y administra entre los municipios miembros con el propósito de articular políticas de avance en infraestructura, mejoramiento de prestación de servicios públicos y manejo de residuos, entre otros asuntos.
Casos similares se ven en países como Barcelona. Ahí, el área metropolitana surgida en 2010 distribuye conjuntamente el presupuesto para el desarrollo parejo de la zona. Por otro lado, en Brasil, con la ya conocida Empresa Paulista de Planeamiento Metropolitano (EMPLASA), que data de los años 70, se sube la apuesta al coordinar a nivel macro varias áreas de este tipo con el fin de facilitar la administración, la planeación y ejecución de proyectos.
Ciertamente, debido al crecimiento demográfico, y a la expansión de las grandes ciudades, se hace necesario evolucionar desde la óptica de políticas públicas y organización urbanística. El área metropolitana es importante más allá de un tema de números y reorganización de los entes territoriales; articularnos como región también nos hace fuertes, nos une como individuos frente a los retos que están por venir. Nos permite, de una vez por todas, cambiar ideas fijas, como la que nos convenció de que el progreso solo se logra desde la soledad de la gran capital.
Pronto empezará un nuevo diálogo abierto que reunirá a los habitantes de las localidades de Bogotá y de los municipios de Cundinamarca. Ahí, juntos, aportaremos para convertir este logro en una realidad palpable. Todavía nos esperan tiempos de reflexión y aprendizaje sobre este tema, pero llegarán cargados de optimismo, el único sentimiento que debe prevalecer a la hora de construir un futuro donde los que nos sucederán, las futuras generaciones, puedan encontrar días prósperos y felices.