OPINIÓN
Respeto por el patrimonio cultural
Nación es una comunidad de personas que tienen afinidades entre sí, como –por ejemplo– raza, idioma, religión, cultura, forma de vida, costumbres, conciencia social y otras características, entre las cuales se encuentran algunas identidades como son los monumentos. ¿Quién no identifica a París por la torre Eiffel, quién no distingue a Washington cuando ve la Casa Blanca o quién no reconoce a Cartagena por la torre del Reloj? Pues lo mismo ocurre con Bogotá, frente a uno de sus distintivos más preciados: el Monumento a los Héroes, identidad de nuestra ciudad.
No es una sorpresa lo que se está haciendo en la capital de la República por parte de la alcaldesa Claudia López, al derribar uno de los símbolos que rinden honor y son muestra de agradecimiento hacia los soldados que nos dieron la libertad; sin lugar a dudas, esto forma parte de la estrategia indirecta de la izquierda para quitar de la mente de los colombianos esos cordones umbilicales que orgullosos nos unen a lo que representan los héroes de la patria, es la forma de tratar de borrar y rechazar el concepto de autoridad que emana de la fuerza pública y quitar del camino la institución que ha impedido a los delincuentes de diferente pelambre tomarse el poder en nuestro país.
Todos los actos vandálicos que se han llevado a cabo contra nuestros monumentos, contra nuestra historia, contra nuestra identidad, son el reflejo de una estrategia perfectamente orquestada para borrar el pasado y reescribir la historia de Colombia al amaño de la pluma populista de nuevas ideologías. No es gratuito que se haya derribado la estatua de Sebastián de Belalcázar en Popayán y en Cali, o las estatuas arrasadas en Neiva, Manizales y Pasto[1] o la de Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá, durante las manifestaciones del paro fraguado contra el gobierno del presidente Duque por un grupo de personas al margen de la ley, que se hacen llamar los promotores del paro.
Tampoco es una coincidencia que hayan escogido el Monumento a los Héroes para concentrar manifestantes, para que desde allí causaran pánico y destrucción en la ciudad, pero que también aprovecharon para profanar y vandalizar ese símbolo nacional. Pero, ¿qué hizo la ilustre alcaldesa frente a estos actos delictivos y a los innumerables desmanes de estas personas? Posiblemente no se acordó que sobre sus hombros reposa la responsabilidad del orden público en su municipio.
Muy importante que esta alcaldesa haya pedido al fiscal general y a la procuradora general la priorización a las investigaciones por posibles responsabilidades de miembros de nuestra Policía Nacional, en las muertes de ciudadanos durante el paro, pero creo que se le ha olvidado pedir lo mismo para la judicialización de los delincuentes que destrozaron la propiedad pública y la privada durante estos actos vandálicos, así como también se le ha olvidado pedir que haya justicia frente a los delincuentes que intentaron asesinar a los miembros de la Policía con las bombas molotov, o cuando quemaron las instalaciones de los CAI con los policías dentro de estas.
Tendencias
Llama la atención que, para la destrucción del Monumento a los Héroes, haya logrado la alcaldesa una pronta autorización del Ministerio de Cultura, porque la Dirección de Patrimonio y Memoria de este ente no se ha distinguido por su agilidad, oportunidad y sapiencia en emitir conceptos. Si no, que pregunten por la respuesta para modernizar el Centro Internacional Tequendama, que lleva varios años esperando respuesta positiva, lo cual generaría miles de empleos para los colombianos.
Los monumentos se preservan, no se destruyen; el tratar de acabar con estos símbolos, alcaldesa, el derribar los monumentos que reflejan nuestra historia y representan el valor y sacrificio de los soldados y policías de Colombia, no va a cambiar la admiración de los ciudadanos por su fuerza pública, no va a lograr debilitar la mente de los ciudadanos para hacerlos presa fácil de la nueva ideología que pretenden implantar los dirigentes de la izquierda. Por favor, no acabe con nuestra historia. Respetemos nuestro patrimonio cultural.