Opinión
RicoMcPetro
Primero, vale la pena entender el marco histórico en que se enmarca el presupuesto actual.
Una amplia discusión se ha dado sobre el manejo fiscal del actual gobierno, sus asignaciones presupuestales y sus supuestos faltantes de plata, sin que haya emergido de ellas un claro panorama de la realidad de las finanzas públicas del país.
Primero, vale la pena entender el marco histórico en que se enmarca el presupuesto actual. El presupuesto de 2019, de antes de la pandemia, fue de $ 258.9 billones, de los cuales $ 157 billones se dedicaron a funcionamiento. El presupuesto total del 2025, decretado por el gobierno, crece a un total de $ 511 billones y el de funcionamiento a $ 327 billones, es decir, un 97 % y un 108 % más que el del 2019, respectivamente. Durante el mismo período de 2019 a 2025, el incremento de los precios fue de 39.5 % y el del salario mínimo, que se ha incrementado por encima de la productividad, fue de 74 %. Sin duda, el presidente goza con los recursos más amplios que haya tenido presidente alguno en la historia de Colombia a nivel de presupuesto, tanto en términos reales como nominales.
Sin embargo, el análisis del presupuesto puede llevar a conclusiones equivocadas. Con el fin de poder asignar el presupuesto a sus ascuas y sin el control del Congreso, el Gobierno Petro sobreestimó descaradamente el recaudo fiscal de la Nación. En la medida que no recoge tanto dinero y que el Congreso, en un acto de responsabilidad loable, le ha negado reformas tributarias adicionales que ahogarían la economía del país. El primer mandatario ha tenido que contener los gastos para respetar la regla fiscal, después de demorarse eternidades.
No es sorpresa que el recaudo tributario de la Dian en 2024, que debía ser de $ 257,6 billones, estuviera $ 40 billones por debajo, como tampoco lo es que el comité de regla fiscal declare que el gobierno incumplió la misma en $ 21 billones en ese año. Paralelamente, la ejecución del presupuesto estuvo alrededor del 83.1 %, lo cual implica una subejecución de $ 83 billones, un indicador mentiroso dado que el gasto de funcionamiento se incrementó alrededor de 23 % en el 2023 y el 2024.
Lo más leído
Cuentas de servilleta bajo esa tesis indican que si se recaudaron $ 40 billones menos y se gastaron $ 84 billones menos, deberían sobrar $ 44 billones en las arcas del gobierno, sin embargo, estas están prácticamente vacías y con faltantes. Esto se debe a las reservas presupuestales del 2023 que el gobierno utilizó para gastar más en el 2024, que hacen que incumpla compromisos en, prácticamente, todos los sectores. Adicionalmente, el desfase en la caja del gobierno se debe a los excesos de anticipos de impuesto de renta decretados por el mismo Gobierno Petro desde 2023, caja que la administración pública se comió anticipadamente a velocidades descomunales.
Por esta razón, en el campo de la salud, el Estado le debe a las EPS alrededor de $ 3 billones, canceló los subsidios de vivienda de interés social del programa de ‘Mi Casa Ya’ para el 2025, que sumaban $ 9.7 billones en el 2024, no ha desembolsado más de $ 400.000 millones al Icetex y no ha pagado la deuda de subsidios de energía eléctrica de $ 2,5 billones y de gas natural de $ 840.000 millones. Esto sin contar con los $ 2,7 billones que se comprometieron a pagar de la opción tarifaria, para un total de $ 6 billones.
Adicionalmente, en lo que representa una venganza partidista que golpea a las ciudades principales, anunció que iba a incumplir sus compromisos de inversión, supuestamente en firme, de los aportes de la Nación al metro de Bogotá, la ampliación de la calle 13, el metro de la 80 en Medellín y la carretera Mulaló Loboguerrero por más de $ 3.5 billones.
Sorprende además que, con la situación de orden público que estamos viviendo, con un incremento de la presencia de grupos al margen de la ley de más del 70 %, el gobierno haya recortado los gastos del Ministerio de Defensa en $ 700.000 millones en el presupuesto 2025 para después, en su decreto de conmoción interior, incrementarlos en un estimado COP 400.000 millones.
Con todo este contexto, la pregunta que se impone es: ¿por qué hay un faltante de dinero tan pronunciado en las arcas del Estado? La respuesta es sencilla, por el exceso de gasto de funcionamiento del Estado del 21 % anual decidido por el Gobierno Petro, que ha aumentado de manera irresponsable los gastos de nómina, los gastos de personal en la modalidad por contrato y el giro de recursos por medio de subsidios que le representarán votos en el 2026.
En conclusión, el Gobierno Petro tuvo a su disposición los recursos de Rico McPato, pero los despilfarró como el pato Donald (no Trump) en favores a su base de seguidores y personas ideológicamente cercanas; llevando a Colombia, que siempre ha sido juiciosa en el pago de sus obligaciones, a incumplirlas. Petro está haciendo justo lo que combatió Milei en la Argentina, crecer el Estado y transformarlo en un ogro derrochón e ineficaz que sacrifica el bienestar económico futuro de los colombianos. Quien suba a la presidencia en el 2026 deberá tener como principal objetivo desmontar este esperpento que llevará al país a una pobreza similar a la de Cuba, Nicaragua o Venezuela.