
Opinión
Se cayó la condena contra Palacino
Aquí impera una dictadura judicial. En el caso de Palacino, esa dictadura ha condenado con base en engaños y mentiras, y con base también en hechos inexistentes.
Hace dos años, el magistrado Mario Cortés Mahecha, del Tribunal Superior de Bogotá, afirmó en la sentencia condenatoria contra Carlos Palacino: “Para el Tribunal, lo ilustrado basta para concluir, sin asomo de duda, que Carlos Gustavo Palacino Antía se aprovechó de la figura societaria y, en su rol de administrador, manipuló los estados financieros con el propósito de implementar un plan de negocios claramente dirigido a apropiarse, a favor de la empresa, de los recursos de naturaleza pública, en perjuicio no solo del erario, sino de la salud de los millones de afiliados que llegó a tener Saludcoop, conducta que, ciertamente, se ajusta a la descripción típica del delito de peculado por apropiación”.
En la sentencia también indicó el magistrado: “La realidad encontrada años después por la Superintendencia, evidencia la Sala, fue producto de la notoria manipulación de los estados financieros”.
Mediante derecho de petición, solicité a la Superintendencia Nacional de Salud copia de las resoluciones u otros actos administrativos de la Supersalud en que conste que Palacino manipuló los estados financieros de Saludcoop. Me contestaron que no existe documentación al respecto: “Una vez revisado el inventario documental en estado natural correspondiente a las unidades de almacenamiento (cajas) del remanente del fondo documental del extinto Saludcoop promotora de salud OC, que se encuentra en custodia, se certifica que no se encontró información al respecto”. Firma la respuesta al derecho de petición presentado a Supersalud, Edwin Edgardo Riaño Rodríguez, apoderado general de asuntos judiciales y extrajudiciales.
Ya la sentencia era altamente sospechosa, pues mencionaba “la notoria manipulación” de los balances sin dar detalles, sin demostrar cuándo Palacino manipuló, cuántas veces manipuló, con quiénes manipuló, a lo largo de cuántos años manipuló. Ahora, con la respuesta expresa a un derecho de petición presentado ante la autoridad competente, la Supersalud, queda demostrado que nunca existió la supuesta manipulación. Las EPS presentan trimestralmente los balances a la superintendencia. Antes de la intervención de Saludcoop en 2011, nunca la superintendencia inició una actuación administrativa por sospecha de manipulación de estados financieros en Saludcoop. Tampoco es cierto, como se demuestra ahora, que esa manipulación se hubiera descubierto después, como falsamente lo afirmó en la sentencia el magistrado Mario Cortés Mahecha. En la misma mentira incurrieron los magistrados Javier Armando Fletscher Plazas y Juan Carlos Garrido Barrientos, que también firman la sentencia. Está ampliamente demostrado que estos magistrados incurrieron en una arbitrariedad judicial, pues condenaron sobre hechos no probados sino inventados.
¿Cómo puede suceder esto?, se preguntarán los ciudadanos que ingenuamente creen que los jueces y magistrados de Colombia condenan a penas privativas de la libertad únicamente con base en pruebas fehacientes y contundentes. Pero no es así. Aquí impera una dictadura judicial. En el caso de Palacino, esa dictadura ha condenado con base en engaños y mentiras, y con base también en hechos inexistentes. Pero la culpa no es solo de jueces y magistrados, sino también de toda la prensa, que lleva años registrando y amplificando esas sentencias que carecen de fundamento probatorio sin hacer nunca un análisis crítico de los fallos. No hay un solo medio de comunicación que se haya tomado el trabajo de examinar con independencia y escepticismo una sola de esas decisiones judiciales. Esta es una página negra de la prensa colombiana.
