JUAN MANUEL CHARRY

OPINIÓN

Singapur

Se empeñó en mejorar la calidad de la mano de obra y en construir las instalaciones de una ciudad de primera clase, medioambientalmente sostenible, con estricta disciplina ciudadana.

Juan Manuel Charry Urueña
24 de julio de 2025

De las personalidades que describe Henry Kissinger en su última obra Liderazgo (2022), en mi opinión la más llamativa y retadora es la de Lee Kuan Yew, artífice de Singapur, a continuación, algunas de las cosas que dice el libro que contrasto con nuestras condiciones.

En agosto de 1965, se hizo cargo de un país que nunca había existido. Tuvo que establecer una concepción clara de la nueva nación, a partir de un futuro dinámico, con una sociedad compuesta por grupos étnicos diversos (chinos, malayos e indios) y transformar una ciudad pobre en una economía del primer mundo. A pesar de que Arnold Toynbee predijera que la ciudad estado era muy pequeña para ser viable.

El territorio era de 580 km², algo más de la extensión de la zona urbana de Bogotá, de 478 Km². Tenía una población de 1,9 millones de habitantes, mientras que Bogotá está alrededor de los ocho millones. Ambos en la zona ecuatorial.

Lee concebía el Estado no como una organización para la sobrevivencia, sino el florecimiento y desarrollo de una sociedad gracias a su excelencia, donde la mediocridad y la corrupción no tenían cabida ni aceptación, se trataba simplemente de liberar las capacidades latentes en esta. Singapur logró ser reconocida por su extraordinario rendimiento colectivo. Bajo un desapasionado examen de la realidad geopolítica de la región.

Se estableció el Estado del bienestar, se construyeron en tres años más viviendas que las que habían construido los británicos en los 32 años anteriores. La corrupción se reprimió en forma rápida. El gasto en educación se multiplicó por casi 17 veces y la población escolar aumentó el 50 %. Se hizo énfasis en mejorar la calidad y estilo de vida. La esperanza de vida es de 85,2 años, superior a la de muchos países avanzados. El ingreso per cápita para el 2024 es de USD 88.447, por encima de Estados Unidos y más de 12 veces superior al de Colombia, USD 6.873.

La receta fue un sentimiento de pertenencia común y un destino compartido. Se desarrolló una identidad nacional cohesionada, a partir de una política de educación bilingüe que ofrecía inglés y el reconocimiento constitucional de cuatro lenguas oficiales. Se escogió la economía de mercado por observar mayores tasas de crecimiento y se incorporaron las mujeres a la fuerza laboral por razones prácticas. Se incentivó la economía de servicios y la adopción de nuevas tecnologías.

Singapur se empeñó en mejorar la calidad de la mano de obra y en construir las instalaciones de una ciudad de primera clase, medioambientalmente sostenible, con estricta disciplina ciudadana. La estrategia funcionó, no sin errores. En 1973, Singapur se había convertido en el tercer centro de refinación de petróleo del mundo.

Casos como este muestran la posibilidad de éxito de un conglomerado diverso, sin lengua común, con limitaciones de territorio, dificultades de abastecimiento, bajo un liderazgo claro y determinado, con comprensión geopolítica y persistencia; puede surgir vertiginosamente con educación, disciplina, cohesión y propósito de futuro compartido.

En contraste, nuestro país tiene una extensión superior a 1,1 millones de km², más de 51 millones de habitantes, una historia y lengua común, dos océanos, diferentes pisos climáticos, amplia diversidad en fauna y flora, riquezas naturales; sin embargo, los 200 años de vida republicana han estado plagados de guerras civiles, corrupción y alzamientos armados, sin lograr la cohesión social ni establecer propósitos de futuro común.

¿Si Singapur lo logró, por qué no podremos nosotros?

Cita de la semana: “Una de las cualidades esenciales de un estadista es la habilidad de no dejarse llevar por las tendencias del momento.” Henry Kissinger, Liderazgo (2022).