Daniel Niño Columna Semana

Opinión

¿Una exuberancia artificial?

Lo que ha ocurrido en estos tres años en los mercados financieros es de otro mundo.

Daniel Niño Tarazona
11 de octubre de 2025

Esta semana, el índice de la bolsa americana, compuesto principalmente por empresas tecnológicas –Nasdaq–, superó los 23.000 puntos por primera vez en su historia. Como contexto, este nivel es casi el doble del que tenía el índice por estas fechas en 2020.

Aunque no en la misma magnitud ni velocidad de apreciación, el índice industrial estadunidense Dow Jones también llegó la semana pasada a niveles de récord histórico. En la misma fecha, el índice de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos, el Standard and Poors 500, hizo lo mismo.

La probabilidad de que por tercer año consecutivo las bolsas de Estados Unidos superen las predicciones de todas las firmas de inversión en Wall Street es alta. En lo que va del año, se ha registrado un nuevo máximo histórico en 32 ocasiones.

Esta realidad contrasta con 2022, cuando las acciones habían tenido su peor año desde la crisis financiera global de 2008 y el mercado de renta fija o de bonos tenía su peor registro histórico en más de 100 años. Para entonces, la cantidad de inversionistas que estaban de acuerdo con que Estados Unidos estaba en recesión o en que 2023 caería en recesión superaba más del 80 por ciento.

Lo que ha ocurrido en estos tres años en los mercados financieros es de otro mundo.

Se ha gestado en medio de un mundo amenazado por una espiral inflacionaria, un aumento significativo de las tasas de interés, la posibilidad de un escalamiento bélico con la invasión a Ucrania, una política monetaria restrictiva y aun con tres de las cuatro quiebras más grandes de bancos en la historia de Estados Unidos. Aunado a nuevos focos de alertas como el brutal ataque terrorista a Israel y su respuesta con la destrucción de Gaza o la reducción en la calificación de la deuda de los Estados Unidos por la velocidad con que crecen los niveles de endeudamiento con el significativo mayor monto para el pago de intereses.

El extraordinario desempeño de las bolsas es aún más sorprendente este año, por lo disruptivo y difícil que ha sido el inicio en el segundo mandato de Trump. Su política arancelaria y la amenaza de una guerra comercial con casi todos los países, su política de cero inmigración junto a los conatos de escalamiento bélico en el Oriente Medio.

Al mismo tiempo, hay una creciente crispación interna con presiones y amenazas a una parte de la prensa, con interés de cambiar la cabeza de la Reserva Federal, con choques con algunos jueces o cortes federales, dada su pugnacidad con varios gobernadores y alcaldes de la oposición a su Gobierno. Crispación que ha llegado hasta la materialización de varios hechos de desgarradora violencia política.

Entonces, ¿qué explica la euforia en las bolsas estadounidenses?

Varios reportes señalan una fuerte y creciente inversión de ciudadanos del común, que, contrario a los inversionistas institucionales, manejan montos individuales pequeños. Hace tres años esos inversionistas pequeños marcaban su nivel de negativismo más alto, lo que coincidía con las encuestas de confianza del consumidor más bajas de la posguerra mundial.

¿Qué les cambió el sentimiento?

Hay fuertes indicios de que en 2023 empezó la exuberancia por la inteligencia artificial (IA).

En ese año se reportó que mientras a Uber o a Spotify les tomó entre 55 y 70 meses llegar a 100 millones de usuarios mensuales, a ChatGPT le tomó dos meses.

En 2023, la empresa de semiconductores para las tecnologías de la información Nvidia (que ofrece, entre otros, plataformas de computación acelerada para centros de datos, soluciones y software de inteligencia artificial, redes o plataformas autónomas) reportó ingresos y una utilidad que crecían al 200 por ciento y al 1.258 por ciento, respectivamente, con márgenes operacionales superiores al 50 por ciento. Las acciones de la empresa terminaron valorizándose ese año un 239 por ciento, siendo su valor de mercado superior a 1,2 trillones de dólares. La empresa ingresó al selecto grupo de las siete magníficas, cuyo peso conjunto en los índices de acciones mundiales ya era mayor que el peso de las acciones de Francia, Reino Unido, China y Japón combinadas.

Hoy en día, la empresa ha multiplicado por cuatro su valor, llegando a casi 4,6 trillones de dólares. Con ese valor, la empresa solo sería superada por el tamaño económico de China y de Estados Unidos, siendo similar al de Alemania.

La exuberancia se ha manifestado en muchas e impactantes formas. Por ejemplo, en el valor de OpenAI. Una organización sin ánimo de lucro con interés de crear sistemas autónomos que desempeñen mejor que los seres humanos tareas de trabajo de muy alto valor agregado. Para abril de 2023 se estimaba que su valor económico era de 28.000 millones de dólares. Dos años y medio después, se calcula que ese valor económico es casi 17 veces mayor.

Es la exuberancia de la IA la que entonces permite entender que mientras en la última década las ventas de las 500 empresas estadounidenses más grandes han aumentado 79 por ciento y las utilidades son 156 por ciento más altas, esas 500 empresas en su conjunto valen un 250 por ciento más que hace diez años.

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