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Opinión

USA, a pagar los costos

Señores pasajeros del vuelo Colombia 22-26, por favor ajusten sus cinturones de seguridad, pues entramos en zona de turbulencia y nuestro piloto no está en las mejores condiciones.

Francisco Santos
5 de julio de 2025

Cuando hay ineptos o corruptos en un gobierno, y además un jefe adicto con veleidades de mesías, es de esperarse que las cosas no salgan bien. Lo que acaba de pasar con Estados Unidos se había demorado en suceder por varias razones, la más importante, que el anterior gobierno norteamericano, el de Joe Biden, se hizo el de la vista gorda con el aumento brutal del narcotráfico en Colombia. Es más, Biden fue tan cómplice con esta equivocada decisión, que frenó la medición de hectáreas de coca para no tener esa pelea que, obviamente veía venir.

En su primer viaje a Estados Unidos, a la Asamblea de Naciones Unidas, Petro llegó dos horas tarde a una cena organizada por el presidente Biden, y ya sabemos por qué aunque dijeron que había sido el ‘tráfico’. Sin embargo, en su primera visita a Washington mostró para dónde iba esta relación cuando fue grosero con los miembros de la Cámara de Representantes encargados de aprobar la ayuda a Colombia. Les dijo, palabras más palabras menos, “no me interesa y no quiero la ayuda de Estados Unidos”. El presidente del país que había recibido cerca de 10.000 millones de ayuda, ponía fin al Plan Colombia con un portazo desagradecido, sin diplomacia alguna. El gobierno de Biden, con ese desastre de consejero de seguridad nacional para América Latina, Juan González, no dijo ni hizo nada.

Ahora viene esta crisis que es apenas el principio de algo peor, pero como bien lo dice en su comunicado el Departamento de Estado, deja las puertas abiertas para una mejora de las relaciones cuando se dé un gobierno distinto. Lo matiza de manera clara al decir que “a pesar de las diferencias políticas con el Gobierno actual, Colombia sigue siendo un socio estratégico esencial”. Blanco es gallina lo pone y frito se come. Le pasan la cuenta de cobro a Petro de sus burradas en política exterior, comenzando con los aviones que traían migrantes y ahora incluyendo su inverosímil acusación contra el secretario de Estado de estar promoviendo un golpe de Estado contra su gobierno. Como si Marco Rubio no tuviera nada más importante que hacer.

Este año que queda de gobierno va a ser muy difícil. Lo primero va a ser el tema de la certificación, que sin duda no se va a dar. Y no va a ser condicionada, pues lo cierto es que en estos tres años de gobierno, el narcotráfico ha tenido manos libres para crecer en cultivos, en producción y en exportación de coca. Los datos son muy claros, aunque no hay que dejar de lado que el gran responsable de esta crisis en materia de drogas fue el expresidente Juan Manuel Santos, quien dejó que las hectáreas de coca crecieran de 40.000 a 200.000 entre 2013 y 2018. Esa es la verdadera herencia de su gobierno.

En 2022, cuando comenzó el gobierno de Petro, Colombia tenía 200.000 hectáreas de coca; el gobierno de Iván Duque no logró reducirlas, hay que ser sinceros, y se producían y exportaban 1.700 toneladas de coca. Tres años después, 2025, las hectáreas de coca están entre 270.000 y 300.000, y la producción está entre 2.600 y 3.000 toneladas de coca producidas y exportadas. El poder de las organizaciones criminales en Colombia, de los carteles de la coca, incluyendo el ELN y las Farc (no son disidencias, dejemos de engañarnos), ha crecido y su control territorial se ha ampliado. Esto, sin duda también es una herencia del gobierno de Santos, que, ante una supuesta paz, que no la vemos por ningún lado, desmontó la lucha contra el narcotráfico y debilitó las Fuerzas Militares y de Policía. Nuevamente, el siguiente gobierno no hizo lo propio y, obviamente, Petro terminó la tarea de Santos de debilitar todo el aparato de seguridad, lo que facilitó el crecimiento de la criminalidad organizada.

¿Qué viene? Lo de las visas es lo de menos y seguramente hay más de un petrista temblando. Lo de la descertificación puede venir con varias sanciones, en especial aranceles a los productos de exportación. Es muy importante desde ya trabajar con el Gobierno de Estados Unidos y con los congresistas, y no me refiero a los miembros del Gobierno que no tienen la menor influencia, para hacerles entender que hacerle daño al aparato productivo solo beneficia el discurso radical de Petro que necesita ese tipo de enfrentamiento para rescatar en algo su popularidad que va en picada.

Claro, el tema de visas y de seguimiento a recursos de los miembros más relevantes del Gobierno, y sus socios, que roban y siguen robando al por mayor, debe ser parte fundamental de las sanciones por cuenta del descalabro en la política antidrogas de este Gobierno. El pago de justos por pecadores solo les sirve a Petro, a los criminales y a los enemigos regionales y extrarregionales, de Estados Unidos. El secretario de Estado, Marco Rubio, como lo dejó ver en la declaración de esta semana, la tiene clara.

De todas maneras, hay que alistarse para lo peor. Un presidente que se cree gallito fino, que cuando se desaparece, como en Manta, que da para otra columna, pues hay muchos interrogantes y mucha información por revelar, hace toda clase de locuras y que solo piensa en él, es la fórmula perfecta para el desastre.

Señores pasajeros del vuelo Colombia 22-26, por favor ajusten sus cinturones de seguridad, pues entramos en zona de turbulencia y nuestro piloto no está en las mejores condiciones. Hasta el 7 de agosto de 2026.

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